Con respecto a una frase del artículo
de Sales Heredia: “¿Y hay algo más objetivo que una cámara fotográfica?”
podemos plantearnos si lo que dice es cierto. ¿De verdad podemos tener la
certeza de que una fotografía puede mostrarnos la objetividad? La fotografía
también es susceptible de manipulación, y no sólo me refiero a un retoque
fotográfico posterior, sino en el mismo momento en el que se toma la fotografía
ya hay una manipulación. El DRAE define objetivo
como “con independencia de la propia manera de pensar o de sentir;
desinteresado, desapasionado”. La cámara fotográfica sólo capta lo que nuestros
ojos ven, y nuestros ojos no son objetivos, porque somos animales que
manifiestan sus sentimientos y emociones. Por tanto, de entrada ya tenemos una
forma de manipular la fotografía: nosotros mismos a través de nuestros
sentimientos. No
vemos las cosas tal cual son, sino tal cual nos parece que son. La presencia del fotógrafo es lo que le añade
su valor sentimental a la fotografía.
Asimismo,
se puede manipular una imagen a través la puesta en escena: no se puede tener
la certeza de que la fotografía tomada haya sido preparada o fabricada, es
decir, que se haya falseado o que haya ocurrido de verdad, estando el fotógrafo
en el lugar idóneo y en el momento justo en el que ocurría un hecho relevante. El
ejemplo más evidente es la fotografía de Robert Capa Muerte de un miliciano, deliberadamente “coreografiada” y
teatralizada.
El plano también se puede usar como
una instrumento de manipulación: un ejemplo claro lo encontramos en las
películas franquistas de la posguerra, en las que a través del esquema
plano-contraplano, se muestra a la mujer relegada al hombre. En Sin novedad en el Alcázar de Augusto
Genina, podemos ver claramente que la figura del varón está más alta que la de
la mujer, es verdad que está justificado porque el hombre es más alto, pero
también es una forma sutil de manipulación. De la misma forma que los juegos de
perspectiva también nos pueden mentir. Ejemplo de ello son las fotografías de
los turistas sujetando la torre de Pisa. Si una imagen se puede trucar a través
de un juego de perspectiva, no está reflejando la auténtica realidad y por
tanto está mintiendo; no sólo la cámara deja de ser objetiva, sino que se convierte
en la antítesis de la objetividad.
El encuadre también puede manipular
la información contenida en una imagen. Una fotografía representa un fragmento
de la realidad, ofrece una fracción del espacio al estar limitado por el
encuadre. Esto obliga a seleccionar la información y desechar otra. De este
modo, puede surgir la ambigüedad, los equívocos y los múltiples significados.
Pese a contener cierta realidad objetiva, la mirada fotográfica es
desvirtuadora y fragmentaria. Toda fotografía es una invitación a la deducción,
la especulación y la fantasía. Por muy objetivo que sea el fotógrafo, siempre
escogerá el encuadre en función de sus sentimientos porque quiere persuadir al
público espectador.
Por otro lado, la fotografía reclama
una interpretación, y la mejor forma de interpretar es a través de la palabra.
La frase “una imagen vale más que mil palabras” no es del todo aceptable, es
cierto que la fotografía es poderosa en evidencia, pero débil en significado. En
resumen, podemos considerar el concepto de fotografía como algo puramente
objetivo, al tratarse de la forma que mejor representa y se acerca a la
realidad, pero deja de ser objetiva en el momento en el que el ser humano la
usa como medio de expresión.
Hola, ¿podrías decirme quién es Sales Heredia? ¿A qué se dedica?
ResponderEliminar¡Hola! Desgraciadamente, no sé o no me acuerdo de quién es. Sólo me acuerdo que leí un artículo sobre fotografía escrito por él en una revista, de la cual desconozco también el nombre. Lamento contestar tan tarde y con una respuesta tan insatisfactoria. Para cualquier otra duda, siempre que pueda contestarla, estoy por aquí. Un saludo.
Eliminar¿Qué es fotografía objetiva?
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