miércoles, 28 de febrero de 2018

"El relato cinematográfico" de Metz. Parte 3


El presentador

La narración fílmica supone la comunicación de informaciones entre dos instancias situadas cada una de ellas en un extremo de la cadena. El narratario de un relato (a quién va dirigido) está sometido a un proceso comunicacional con motivo del cual el narrador le transmite información sobre el universo diegético en el que evolucionan los distintos personajes del relato, las acciones que realizan, etc. Comparados con los de hoy en día, los relatos fílmicos anteriores eran de una gran simpleza. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que las cosas cambiaran.

La continuidad narrativa de la mostración en un solo plano se vio amenazada por la llegada de multiplicidad de planos. Cada cambio de plano amenazaba con romper el hilo del relato, con provocar una rasgadura en su tejido y, al hacerlo, conceder al espectador una participación demasiado grande en la interpretación: la incomprensión. Y es que cada articulación entre plano y plano subyace en cierto modo una consigna de lectura que el espectador debe conseguir descodificar. Este corte debe considerarse como una elipsis, un flashback, etc.

Por esta época también apareció el presentador de las películas. Era el explicador de las películas. Se encargaba de proporcionar  la información a los espectadores de unas mostraciones cada vez más complejas y que con tan sólo las imágenes no se explican totalmente. El presentador fue desapareciendo progresivamente, y los rótulos se fueron multiplicando poco a poco.

A efectos lingüísticos, la palabra aporta cierto número de informaciones que la imagen muda no puede vehicular:

A)     Guía del espectador entre los distintos significados posibles de una acción representada visualmente. En ello consiste su función de anclaje.

B)      Da un sentido ideológico, puede permitir un juicio sobre lo que la imagen no puede presentar de un modo asertivo, así pues, da consignas al espectador para que éste interprete lo que está viendo de una manera u otra.

C)      Nombra lo que la imagen no puede mostrar: los lugares, tiempo, personajes, etc.

D)     Añade a la narración la posibilidad de un discurso directo mediante la transmisión de las réplicas del personaje.

Efectos narrativos, la palabra ayuda a la construcción de la historia.

A)     Las informaciones verbales contribuyen  a construir el mundo diégetico: situando las imágenes que vemos en el tiempo y el espacio, construyendo los caracteres de los personajes, nombrándolos, nos ofrecen el cuadro de interpretación dentro del cual la historia que se desarrolla ante nuestros ojos se hace verosímil.

B)      Los carteles resumen las acciones que no vemos o, es más, presentan ciertos planos como resúmenes de una duración más larga. Permiten pues, acelerar la temporalidad representada por el relato visual.

C)      Modifican el orden temporal de la banda visual anticipándola sobre la continuidad del filme. Este fenómeno existía también en el plano secuencia, lo que tenía un inconveniente, el de matar el suspende al hacernos presentir la secuencia de acontecimientos que el espectador debería descubrir.

D)     Interrumpen la progresión del relato visual: es particularmente obvio cuando traducen las réplicas, dado que entonces el relato verbal no es sino el esclarecimiento de lo que el mudo no puede decirnos.



-          La palabra y la imagen

Conocemos voz in como a la que se pronuncia dentro del propio campo. Esta definición puede referirse al sonido que sale de unos labios que estamos viendo simultáneamente, así como la voz de un hombre en el cuerpo de una mujer (Soy el pequeño diablo, donde una mujer es poseída por el diablo). En este caso, para evitar la ambigüedad del término in, nos referiremos a la voz vinculada. La voz en off designará la voz del personaje fuera del encuadre que  se halla en el espacio contiguo.

Combinaciones de las voces:

-          Voz over del narrador y voz in de los distintos personajes.

Es  la solución más corriente cuando el narrador explícito o un subnarrador cuentan una historia. En el transaudiovisualización, cada personaje tiene su propia voz, su propio timbre. Las palabras se corresponden con la representación visual del personaje.

-          Narración en voz over y diálogo intercalados.

Esto significa pasarse del discurso indirecto al discurso directo. A la lectura en voz alta de una novela puedo darle mi tono y, al hacerlo, puedo intentar darle una identidad vocal distinta a cada personaje. Por el contrario, una lectura silenciosa  no impone este ejercicio. El filme hablado debe tener en cuenta esta transformación. En general, ello da lugar a un intercambio: la voz over se esfuma y deja espacio a la voz in de los personajes.

-          Narración en voz over y mutilación del diálogo.

La voz over puede sustituir completamente al diálogo sin que por ello deba desaparecer su representación visual.

-          Dos voces para un solo cuerpo.

Por ejemplo cuando una mujer está viva y tiene una voz y si aparece en forma de fantasma tiene una voz diferente.

-          Una voz para dos cuerpos. Cuando por ejemplo un mismo actor cuenta los acontecimientos del exterior de la diégesis y el que se encarna en la diégesis.

El espacio del relato cinematográfico

A)     La acción puede producirse en una oscuridad relativa y así privar al espectador momentáneamente de un buen número de coordenadas espaciales.

B)      La banda de la imagen, remplazada a veces por la pantalla en negro, también puede funcionar momentáneamente como “defección”.



Los puntos de vista

Para la mayoría de autores, sea cual fuese la terminología que empleen, las relaciones de conocimiento entre narrador y personaje se pueden resumir en este sistema de igualdades o desigualdades:

-          Narrador > personaje: donde narrador sabe más que el personaje, o más concretamente, dice más de lo        que sabe cualquiera de los personajes.

-          Narrador= personaje: donde el narrador no dice más de lo que sabe el personaje.

-          Narrador < personaje: donde el narrador dice menos de lo que sabe el personaje.

Para evitar lo que los términos de visión, de campo y de punto de vista tienen de demasiado visual, Genette propone el término focalización- Podemos distinguir:

-          Relato no focalizado o de focalización cero: cuando el narrador es omnisciente, es decir, dice más de lo que sabe cualquiera de los personajes.

-          Relato en focalización interna: fija, cuando el relato da a conocer los acontecimientos como si estuvieran filtrados por la conciencia de un solo personaje. Puede ser variable o múltiple.

· Variable: cuando el personaje focal cambia a lo largo de la novela.

· Múltiple: Cuando el mismo acontecimiento se evoca en distintas ocasiones según el punto de vista de distintos personajes. 

Relato en focalización externa: Cuando no se permite que el lector o espectador conozca los pensamientos o sentimientos del personaje.

La focalización se define en primera instancia como una relación entre el narrador y sus personajes.

-Saber y ver: focalización y ocularización

La ocularización caracteriza la relación entre lo que la cámara muestra y lo que el personaje supuestamente ve. Hay tres posturas posibles en relación a la imagen cinematográfica: o la consideramos como vista por unos ojos y la remitimos a un personaje, o bien la atraen hacía sí el estatuto o la posición de la cámara, y entonces la atribuimos a una instancia externa al mundo representado; o bien intentamos borrar la existencia misma de este eje: es la famosa ilusión de la transparencia.

Estas tres posturas se reducen a una sola alternativa: un plano, o bien está anclado en la mirada de una instancia interna a la diégesis y se produce entonces una ocularización interna, o bien no conlleva una tal mirada y es una ocularización cero.


La ocularización interna primaria

Conoce distintas configuraciones. Primer caso: cuando se señala en el significante la materialidad de un cuerpo, inmóvil o no, o la presencia de un ojo que permite (sin que sea necesario recurrir al contexto), identificar un personaje ausente en la imagen. Se trata entonces de sugerir la mirada sin la obligación de mostrarla. Para ello, se construye la imagen como un inicio, como una huella que permite que el espectador establezca un vínculo inmediato entre lo que ve y el instrumento de filmación que ha captado o reproducido lo real mediante la construcción de una analogía elaborada por su propia percepción. De hecho, este tipo de interferencia sólo funciona bien si la imagen está afectada por un coeficiente de deformación en relación a lo que las convenciones cinematográficas  consideran como la visión normal de una época determinada: desdoblamiento o flou  ostensible, que remiten a un personaje borracho, bizco o miope.

La mirada también puede construirse directamente mediante la interpretación de un cache que sugiera la presencia en perspectiva de un ojo: el agujero de una cerradura, unos prismáticos, un catalejo, etc. Es la historia por la cual, en la historia del cine, se han utilizado tales procedimientos mucho antes de lo que hoy llamamos como “raccord de mirada”.

La ocularización interna secundaria

Se define por el hecho de que la subjetividad de la imagen está construida por los raccords (como el plano contra plano), por una contextualización. Cualquier imagen que enlace con una mirada mostrada en pantalla quedará anclada a ella.

-          La ocularización cero

Cuando ninguna instancia intradiegética, ningún personaje, ve la imagen.  Se pueden distinguir varios casos:

· La cámara puede estar al margen de todos los personajes, en una posición no marcada y se trata de mostrar la escena intentando que se olvide el aparto de filmación : es el régimen más corriente en el ámbito comercial.

· La posición o el movimiento  de la cámara pueden subrayar la autonomía del narrador en relación a los personajes de su diegésis.

· La posición de la cámara también puede remitir a una elección estilística.

miércoles, 21 de febrero de 2018

"El relato cinematográfico" de Metz. Parte 2


Narración y mostración

Las diferencias fundamentales que podemos detectar entre mostración fílmica y mostración escénica nos proporcionan un elemento para responder a todas esas cuestiones:

A)     El actor teatral realiza su prestación en simultaneidad denomenológica con la actividad de recepción del espectador, es decir, ambos comparten el tiempo presente.

B)      La cámara que filma la interpretación del actor cinematográfico puede, gracias a la posición que ocupa, o, aún más, por simples movimientos, intervenir y modificar la percepción que tiene el espectador de la prestación de los actores. Puede incluso, forzar la mirada del espectador y dirigirla.

En el desarrollo de los acontecimientos que constituyen la trama del relato, los actores de cine, al contrario que los de teatro, no son los únicos en emitir señales. Estas otras señales,  que llegan a través de la cámara, son emitidas por una instancia situada en alguna parte por encima de esas instancias de primer nivel que son los actores, por una instancia superior que serían, pues, el equivalente cinematográfico del narrador literario.

Aparte de estos dos puntos comentados, existe además otro que las distingue, la dimensión sonora.

El relato sonoro: un relato doble

El cineasta y el montador deben realizar su elección de la música en función de la credibilidad sonora: de la misma manera que existían músicas de persecución, de amor, etc., en los albores del cine, existen ahora atmósferas sonoras para un despacho, una comisaría, etc. En este caso, el sonido participa en la construcción de un relato unitario, y ese doble relato del que hemos hablado puede quedar neutralizado.

Realidad afílmica y diégesis

La realidad afílmica, es decir, la realidad que existe en el mundo cotidiano, independientemente de toda relación con el arte de la filmación es mas o menos verificable (según los conocimientos espaciotemporales que el espectador posea del lugar en el que vive), mientras que el mundo de la ficción es un mundo parcialmente mental, que posee sus propias leyes. De esta manera, lo que sucede en tal o cual relato fílmico, y que nos parece verosímil, puede parecer absurdo en otro.

Diégesis-> Todo lo que pertenece, dentro de la inteligibilidad de la historia relatada, al mundo propuesto o supuesto por la ficción. En este contexto, daremos al término historia un sentido más restringido que anteriormente: la serie cronológica de los acontecimientos relatados, por oposición al relato, que es la manera de relatarlos.

2. Enunciación y narración.

Las películas son distintas de la novela en la medida que pueden mostrar las acciones sin decirlas.

Diferencia entre historia y enunciación:

Historia-> Los acontecimientos parecen contarse ellos mimos

Discurso-> Es un modo de enunciación que supone un locutor y un auditor.

Para estudiar la instancia narrativa en la novela, Gennete parte de estas diferencias y subraya su ambigüedad: lo que opone la historia al discurso, no es tanto una frontera absoluta cuanto el hecho de que se perciba, de manera variable,  el que habla en los enunciados que pronuncia. No hay historia  sin una parte del discurso. No obstante, podemos localizarlo como una especie de “quiste” porque la lengua posee marcas, indicadores que remiten de entrada al locutor, es decir, al que sostiene el discurso: estas marcas son los deícticos.

Un enunciado que sólo utiliza deícticos, únicamente nos permite descifrarlo en función del conocimiento que tenemos de la identidad del locutor. Por el contrario, un enunciado como “el 12 de abril de 1979, el cabo Wilson estaba solo en su refugio”, podemos entenderlo perfectamente sin saber quién lo pronuncia a diferencia de “ahora estoy solo aquí”.

Los primeros teóricos de la enunciación cinematográfica se dedicaron a buscar en las películas señales tan detectables como las deícticas. De esta manera, hemos podido recoger en este ámbito seis casos en los que la subjetividad de la imagen es más que aparente:

A)     El subrayado del primer plano, que sugiere la proximidad de un objetivo, bien por una oposición a escala ( obtenida, quizá, mediante las focales cortas, por ejemplo, al final de Ciudadano Kane, en el momento en que Susan, sentada en el suelo, trata de acabar el puzle, su rostro está tan alto como el personaje Kane, que aparece en el fondo del decorado, en el marco de una puerta), bien sea una oposición entre el flou y la imagen nítida (como cuando vemos un paisaje a través de unas hierbas difuminadas).

B)      El descenso del punto de vista por debajo del nivel de los ojos: seguramente es el caso de numerosos contrapicados wellesianos.

C)      La representación de una parte del cuerpo en primer plano, que supone el anclaje de la cámara en una mirada: vista de un paisaje que desfila a través de un mechón de pelo, de la carretera que se desdobla bajo los efectos del alcohol o, generalizando más, todas esas imágenes que parecen estar afectadas por una cierta deformación en relación con lo que juzgamos una visión “normal”: desdoblamiento, exageración del flou, etc., que remiten a un personaje borracho o miope.

D)     La sombra del personaje

E)      La materialización en la imagen de un visor, de un cache en forma de cerradura o de cualquier objeto que remita a la mirada.

F)      El temblor, el movimiento entrecortado o mecánico que sugiere infaliblemente un aparato que filma. Habría que añadir a esta lista la mirada a cámara.

Los deícticos  construyen un observador-locutor en la lengua, es decir, tanto el que dirige el discurso como su posición en el espacio.  “Estoy solo aquí: a mi derecha se encuentra la cómoda, a mi izquierda la ventana”, remite no sólo a una situación del discurso, sino a una situación de discurso orientado. En cambio, gracias a la lectura de los criterios que acabamos de enumerar, vemos claramente que, en el caso del cine, las marcas de la subjetividad pueden a veces remitir a alguien que ve la escena, un personaje situado en la diégesis, mientras que, en otras ocasiones, trazan solapadamente la presencia de una instancia situada en el exterior de la diégesis, una instancia extradiegética.

A diferencia de los deícticos en la lengua, en el cine estas marcas pueden construir tanto una mirada interna a la diégesis, o sea, un personaje, como remitir “al que habla el cine”, situado por definición fuera del mundo diegético. En cierto modo, en el cine sólo hay un uso enunciativo de los signos y no mensajes enunciativos en sí.

-          El narrador explícito y el gran imaginador

Para comprender la historia de una película, el espectador debe suponer que el narrador asume la responsabilidad de este relato audiovisual que viene a recubrir las imágenes que nos muestran su acto narrativo.

Se pueden producir cortes narrativos  que vayan más allá de lo que las convenciones de una época dada permiten aceptar o borrar, divergencias que cavan un foso entre  el relato verbal y su transemiotización:

A)     Divergencias entre lo que se supone que ha visto el personaje y lo que vemos.

B)      Divergencias entre lo que relata el personaje y lo que vemos.

Estas divergencias las podemos hallar tanto en reportajes como en documentales. L a primera, entre lo que se supone que ve el entrevistado y lo que nosotros vemos cuando se nos enseña imágenes que él no evoca, ya sea con intención irónica o para juzgarlo. La segunda, que revela una disparidad de instancias enunciativas, cuando se produce un salto en la imagen, revelando la presencia de un corte en las palabras del entrevistado.

-          De la narración en subnarración

A la hora de hablar, los humanos suelen utilizar la función narrativa del lenguaje, relatar, relatarse. Ahora bien, en el cine, este fenómeno se acentúa además por el hecho de que utiliza esas cinco materias de la expresión que son las imágenes, los ruidos, las palabras, los textos escritos y la música y de que se trata de un doble relato.

En un primer nivel el cine relata siempre-ya, aunque solo sea mostrando ese narrador visualizado que relata.

El problema de la subnarración es totalmente distinto según lo enfoquemos a partir del relato escrito o fílmico. En el primer caso, el subrelato del segundo narrador suele estar relatado mediante el mismo vehículo semiótico que el que utiliza el primer narrador: el lenguaje verbal.

Un ejemplo es Las mil y una noches el primer narrador cuenta la historia de un rey que para vengarse de las mujeres, se casa cada día con una y por las noches las mata. Hasta que un día, llega Sherezade. Ésta le empieza a contar cuentas y el rey no puede matarla porque siempre desea conocer más historias. Todas las historias son relatadas por la subnarradora (Sherezade), que en sí misma, forma parte del primer nivel de la diégesis relatada por el primer narrador (Es una narradora intradiegética, según la terminología de Gennete). Cuando Sherezade empiez a acontar las historias, el lector se olvida completamente de que lo que está leyendo es una historia contada por una narradora.

Un narrador verbal relata verbalmente lo que otro narrador verbal ha subrelatado verbalmente.

-          La palabra y la imagen

       Las primeras películas que se hicieron eran mudad. Sin embargo, esto no quiere decir que no tuvieran sonido en absoluto, ya que estás constaban de pequeños ruidos, música de acompañamiento, a veces se añadían comentarios dirigidos a la sala, etc. En esta época el poner subtítulos era bastante raro. En el segundo decenio del siglo (1900), la palabra escrita empezó a adquirir una función de primer orden y a aportar informaciones de naturaleza verbal al espectador sin necesidad de la voz. Más tarde, hacia 1928, la propia voz (narradores y personajes) consigue inscribirse de forma material en el filme en sí. El cine sonoro se convirtió en cine hablado.

miércoles, 14 de febrero de 2018

"El relato cinematográfico" de Metz. Parte 1


Según Metz, hay cinco criterios para reconocer un relato:

-          Un relato tiene inicio y final

Todo relato está clausurado.  Hay películas y series que en las primeras partes dejan  espacios sin contestar sobre los que apoyar las secuelas (Star Wars, George Lucas). Otras películas nos devuelven a su punto de partida como es por ejemplo L´inmmortelle (Alain Robbe-Grillet, 1963), cuya última imagen es una repetición de la primera.



-          El relato es una secuencia doblemente temporal

Todo relato pone en juego dos temporalidades: por una parte la de la cosa narrada; por otra parte, la que deriva del acto narrativo en sí. Según Metz conviene distinguir la sucesión más o menos cronológica de los acontecimientos y la secuencia de significantes que el usuario tarda cierto tiempo en recorrer: tiempo de lectura para un relato literario, tiempo de visión para un relato cinematográfico, etc.  Metz ha llegado a las siguientes conclusiones:

A)     El relato (en sentido amplio) puede contener enclaves, descripciones, que no son “narraciones”, puesto que no satisfacen el criterio de doble temporalidad.  En el relato hay pues, narración y descripción.

B)      Esta temporalización del significante, que reúne narración y descripción en una categoría común, las opone a la imagen, que es instantánea, un punctum temporis que ha sido inmovilizado.

C)       Toda narración es un discurso. Según Metz, la noción de discurso permite oponer el relato al mundo real. La narración es un discurso, es decir, una serie de enunciados que remite necesariamente a un sujeto de la enunciación. Lo cual no quiere decir que todo discurso narre: podemos hablar para argumentar, demostrar, enseñar, etc.



D)     La percepción del relato “irrealiza” la cosa narrada. Si nadie prefiere lo real, nadie prefiere nunca la historia. Es decir, a partir del momento en que trato con un relato sé que no es la realidad.  Evidentemente, existen películas o novelas basadas en historias reales, pero según Metz, no las confunde jamás con la realidad porque no están como ella, aquí y ahora.



E)      Un relato es un conjunto de acontecimientos. Una vez más, Metz considera el relato como un discurso cerrado en el que el acontecimiento es la unidad fundamental. Cuando tratamos de resumir una novela queda claro que, independientemente de cómo lo hagamos, las palabras no bastan. Hacen falta una serie de proposiciones que formen frases más o menos complejos. Partiendo de esto Metz se ve obligado a demostrar que la imagen cinematográfica corresponde más a un enunciado que a una palabra. La posibilidad de pensar cualquier relato en términos de enunciado define la narratividad como tal y legitima un análisis estructural. No obstante no hay que tomar el parecido entre un plano y el modelo lingüístico al pie de la letra. Metz no dice que un plano es un enunciado, como a veces se le hace afirmar, sino que se parece más a un enunciado que a una palabra.

Considerando los cinco criterios que acabamos de exponer, logramos, gracias a Metz, la siguiente definición: El relato es un discurso cerrado que viene a irrealizar una secuencia temporal de acontecimientos.

A)     La cuestión  del fundamento epistemológico es lo que guía su problemática. En realidad, se trata de explicar dos intuiciones que no vuelven a ponerse en tela de juicio en su artículo de 1966:

– El relato existe, es reconocido como tal por su “consumidor”, suscita una impresión de narratividad.

– La película pertenece a la categoría de los relatos, aunque la imagen se pueda situar antes de esta “gran forma del imaginario humano”.

B)      Su definición está jerarquizada:

-          Lo que cuenta en primer lugar es su oposición a la realidad, cuya resultante es el estatuto, un tanto particular, de la imagen.

¿Qué es un relato cinematográfico?

Al principio, el argumento narrativo de las películas era muy sencillo. Hasta más o menos 1900, la mayor parte de las películas sólo duraban uno o dos minutos y, generalmente, no tenían más que un solo plano, una sola unidad espaciotemporal, eran unipuntuales. Los largometrajes de diez minutos eran la excepción.

En cierta medida, las películas producidas en esa época conservaban la famosa regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción), que anteriormente había conocido el teatro clásico.  De este modo, las diversas anécdotas filmadas presentaban una acción que no presuponía más que un solo cuadro locativo (es decir, un solo lugar) y un solo segmento temporal. En términos de producción cinematográfica, una situación narrativa tal se traducía en una simplicidad extrema, sobre todo cuando la comparamos con aquello que requiere la menos compleja de las películas comerciales de hoy en día.

El argumento narrativo de la película de los hermanos Lumiére. U joven pisa una manguera de la que se está sirviendo un jardinero. Éste, extrañado por el corte del suministro, examina la punta de la manguera. En ese momento el bribón quita su pie y el regador acaba regado. El jardinero reacciona e inicia la persecución del gracioso para darle unos azotes. Un solo plano y una triple unidad de lugar, tiempo y acción.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Esquema narrador-tiempo en cine y literatura



NARRADOR (Literatura)

MODO

DISTANCIA

Discurso narrativizado
Discurso traspuesto
Discurso restituido


PERSPECTIVA

Relato no focalizado (o focalización cero)
Relato con focalización interna
Relato con focalización externa
*Alteraciones: paralipsis, paralepsis




VOZ

TIEMPO de la narración

Narración ulterior
Narración anterior
Narración simultánea
Narración intercalada


NIVEL narrativo

Extradiegético
Diegético (o intradiegético)
Metadiegético
Otras metadiégesis
*Alteraciones: metalepsis
PERSONA

Heterodiegético
Homodiegético







                              








NARRADOR (Cine)

MODO

DISTANCIA

Discurso narrativizado
Discurso traspuesto
Discurso restituido


PERSPECTIVA

Ocularización:
- Interna (primaria, secundaria)
- Cero
Auricularización:
- Interna (primaria, secundaria)
- Cero
Focalización:
- Interna
- Externa
- Espectatorial




VOZ

TIEMPO de la narración

Narración ulterior
Narración anterior
Narración simultánea
Narración intercalada


NIVEL narrativo

Extradiegético
Diegético (o intradiegético)
Metadiegético
Otras metadiégesis
*Alteraciones: metalepsis
PERSONA

Heterodiegético
Homodiegético












TIEMPO (Literatura)

ORDEN

Relato de secuencia lineal
Relato de secuencia no lineal:
- Analepsis (interna, externa, mixta)
- Prolepsis (interna, externa, mixta)


DURACIÓN

Escena
Pausa
Sumario
Elipsis
FRECUENCIA

Relato singulativo
Relato repetitivo
Relato iterativo
























TIEMPO (Cine)

ORDEN

Acontecimientos simultáneos en la historia, simultáneos en el discurso
Acontecimientos sucesivos en la historia, simultáneos en el discurso
Acontecimientos simultáneos en la historia, sucesivos en el discurso
Acontecimientos sucesivos en la historia, sucesivos en el discurso

Recursos: flashback, flashforward (anacronías homodiegéticas, heterodiegéticas)

DURACIÓN

Igualdad
Expansión
Inserción
Dilación
Reducción
Elipsis
Compresión
FRECUENCIA

Acontecimiento relatado
(0, 1, 1+)
Acontecimiento representado
(0, 1, 1+)