En este apartado se definirán los instrumentos de estudio del Conductismo, el organismo, el estímulo y la respuesta, a través de lo que Belanger y Rachlin exponen en sus libros.
El organismo hace referencia al sujeto, al individuo biológico. Belanger establece dos aspectos con respecto al individuo biológico. El primero de ellos hace referencia a la diferencia interindividual; es decir, las diferentes respuestas que distintos sujetos pueden demostrar ante un mismo estímulo, y a la organización intraindividual, o sea la jerarquía de conductas propias de un organismo. Sendas características van a depender del entorno natural, de la historia y de inherencia de cada individuo. El segundo aspecto del organismo es el carácter biológico que le rodea. El organismo es por definición algo intrínsecamente biológico y, por ello, su funcionamiento sólo se puede explicar desde la perspectiva biológica, y nunca psicológica.
El estímulo, atendiendo a palabras de Belanger, es una variable independiente definida por todo suceso físico manipulado por un experimentador y presentado a un sujeto. El estímulo puede dividirse en distintas categorías (externo o interno al organismo; individual o grupal; simultáneo o sucesivo; etc.) según la forma que tenga de presentarse ante el sujeto. También puede darse el caso de que el estímulo no haya sido manipulado o presentado por un experimentador; es decir, que sea un estímulo no determinado procedente del entorno del sujeto. En este caso, se hace más propio hablar del término “situación” para referirse a aquellos estímulos cuya naturaleza es difícil de identificar, y que por ello, hacen más complejo el análisis del estímulo. Skinner distingue diversas funciones de los estímulos.
La respuesta es la conducta que adopta el sujeto cuando se le presenta el oportuno estímulo. Es lo que un organismo hace cuando se relaciona con el mundo exterior. Se trata tanto de un fenómeno biológico, en el sentido del cambio en el estado del sujeto que se materializa de forma física y aparente (salivación, aumento del ritmo cardíaco, etc.); como un fenómeno psicológico, con respecto a la interacción entre este cambio de estado del sujeto y su entorno exterior. Tanto el fenómeno biológico y el psicológico son condiciones necesarias para el desarrollo de una determinada conducta; no obstante, si bien es verdad que muchos conductistas aceptan ambos fenómenos como necesarios, también insisten en que no son suficientes y proponen otras condiciones necesarias. En su libro, Belanger nos cuenta que los conductistas abarcan el estudio de la conducta desde dos perspectivas diferentes. Unos realizan estudios de la conducta a nivel molecular (que responde al fenómeno biológico de la conducta) y otros a nivel molar (que responde al fenómeno psicológico). La primera de ellas, la conducta molecular, se centra en el análisis de la conducta a partir de la naturaleza de los movimientos musculares del sujeto y la segunda de ellas, la conducta molar, basa sus estudios en la interacción estado-entorno. El nivel de molecularidad y de molaridad de una conducta no son incompatibles, al contrario, Belanger insiste en que existen distintos grados, y una conducta nunca podrá ser completamente molar ni completamente molecular.
Según cuenta Skinner en La conducta de los organismos, existe una correlación entre el estímulo y la respuesta. El primero no puede existir sin el segundo y viceversa, y establece el concepto de reflejo para definir esta relación. Tanto el estímulo como la respuesta varían en su intensidad y en su duración y, por esa razón, podemos hablar de propiedades cuantitativas del reflejo. Skinner nos expone una serie de leyes estáticas del reflejo; dado un estímulo sobre el que el experimentador tiene el control cuantitativo (en intensidad y duración) y una medida de la magnitud de una respuesta, se pueden formular las siguientes leyes:
- Ley del umbral: “la intensidad del estímulo debe alcanzar o exceder un cierto valor crítico (llamado umbral) para que pueda provocar una respuesta”.
- Ley de latencia: “Un intervalo de tiempo (llamado latencia) transcurre entre el inicio del estímulo y el inicio de la respuesta”.
- Ley de la magnitud de la respuesta: “La magnitud de la respuesta está en función de la intensidad del estímulo”.
- Ley de la postdescarga: La respuesta puede persistir durante algún tiempo después del cese del estímulo”.
- Ley de la sumación temporal: “La prolongación de un estímulo o la presentación repetitiva del mismo dentro de ciertas tasas limitadas tiene el mismo efecto que el incremento de su intensidad”.
El hecho de que Skinner se refiera a ellas como leyes estáticas tiene un porqué: la mayoría de estas leyes se detectan presentando un estímulo de varias intensidades a un organismo y observando el tiempo de ocurrencia, duración y magnitud de su respuesta, tres variables que Skinner define como propiedades estáticas del reflejo; es decir, son valores que permanecen constantes al principio del experimento. En el momento en que se dan cambios en el estado de estas propiedades estáticas, porque el experimento va avanzando y los valores estáticos dejan de serlo (los organismos responden de otra forma cuando se les presentan de nuevo los estímulos), se hace necesario explicar estos cambios a través de otro tipo de leyes, las leyes dinámicas del reflejo:
- Ley de la fase refractaria: “Inmediatamente después de la provocación, la fuerza de algunos reflejos tiene un valor muy bajo, cercano al cero. Vuelve a su estado anterior durante la inactividad subsiguiente.”
- Ley de la fatiga del reflejo: “La fuerza de un reflejo desciende durante la provocación repetida y vuelve a su valor anterior durante la inactividad subsiguiente.”
- Ley de facilitación: “La fuerza de un reflejo puede incrementarse mediante la presentación de un segundo estímulo que en sí no provoca la respuesta.”
- Ley de la inhibición: “La fuerza de un reflejo puede decrecer mediante la presentación de un segundo estímulo que no tiene ninguna otra relación con el efector en cuestión.”
- Ley de condicionamiento tipo S: “La presentación aproximadamente simultánea de dos estímulos, uno de los cuales (el estímulo “reforzante”) pertenece a un reflejo existente que en dicho momento posee cierta fuerza, puede producir un aumento en la fuerza de un tercer reflejo compuesto por la respuesta del reflejo reforzante y por el otro estímulo.”
- Ley de extinción tipo S: “Si el reflejo reforzado a través de un condicionamiento tipo S se provoca sin presentación del estímulo reforzante, su fuerza decrece.”
El término fuerza se mide según las variables estáticas del reflejo y es un error confundirla con la magnitud de la respuesta, ya que ésta depende de la magnitud del estímulo, totalmente independiente de la fuerza del reflejo. Existen otras dos leyes dinámicas, pero estas son sólo aplicables al condicionamiento clásico (o conducta respondiente):
- Ley del condicionamiento tipo R: “Si a la ocurrencia de una operante sigue la representación de un estímulo reforzante, la fuerza aumenta”.
- Ley de la extinción tipo R: “Si a la ocurrencia de una operante ya fortalecida por condicionamiento no sigue un estímulo reforzante, la fuerza decrece”.
Todas estas leyes, tanto las estáticas como las dinámicas, hacen referencia al reflejo y son aplicables al mismo, siempre y cuando lo entendamos como una unidad aislada. Pero tenemos que tener en cuenta también, de forma independiente al reflejo, las partes funcionales que conforman el propio reflejo y su interacción entre ellas. Esta interacción también cuenta con su propio sistema de leyes:
- Ley de la compatibilidad: “Dos o más respuestas que no se superponen topográficamente pueden ocurrir simultáneamente sin interferencia”.
- Ley de la prepotencia: “Cuando dos reflejos se superponen topográficamente y las respuestas son incompatibles, puede ocurrir una respuesta si existe exclusión de la otra”.
- Ley de la sumación algebraica: “La provocación simultánea de dos respuestas que utilicen los mismos efectores, pero en direcciones contrarias, produce una respuesta cuya magnitud es una resultante algebraica”.
- Ley de la mezcla: “Dos respuestas que presenten cierta superposición topográfica pueden provocarse conjuntamente pero en formas necesariamente modificadas”.
- Ley de la sumación espacial: “Cuando dos reflejos tienen la misma forma de respuesta, la respuesta a ambos estímulos combinados tiene una mayor magnitud y una latencia más corta”.
- Ley del estancamiento: “La respuesta de un reflejo puede constituir o producir un estímulo provocador o discriminativo de otro”.
- Ley de la inducción: “Un cambio dinámico en la fuerza de un reflejo puede ir acompañado por un cambio similar, pero no tan amplio en un reflejo relacionado con él, consistiendo esta relación en la posesión de propiedades comunes de estímulo o respuesta”.
Para entender alguna de las leyes que Skinner nos presenta, hace falta explicar el término de predicción topográfica de los estímulos y las respuestas. Este término se basa en que, habiéndose presentado un estímulo ante un organismo, se pueda predecir la inminente respuesta; o viceversa, que dada una determinada respuesta, se pueda predecir el estímulo causante.
El organismo hace referencia al sujeto, al individuo biológico. Belanger establece dos aspectos con respecto al individuo biológico. El primero de ellos hace referencia a la diferencia interindividual; es decir, las diferentes respuestas que distintos sujetos pueden demostrar ante un mismo estímulo, y a la organización intraindividual, o sea la jerarquía de conductas propias de un organismo. Sendas características van a depender del entorno natural, de la historia y de inherencia de cada individuo. El segundo aspecto del organismo es el carácter biológico que le rodea. El organismo es por definición algo intrínsecamente biológico y, por ello, su funcionamiento sólo se puede explicar desde la perspectiva biológica, y nunca psicológica.
El estímulo, atendiendo a palabras de Belanger, es una variable independiente definida por todo suceso físico manipulado por un experimentador y presentado a un sujeto. El estímulo puede dividirse en distintas categorías (externo o interno al organismo; individual o grupal; simultáneo o sucesivo; etc.) según la forma que tenga de presentarse ante el sujeto. También puede darse el caso de que el estímulo no haya sido manipulado o presentado por un experimentador; es decir, que sea un estímulo no determinado procedente del entorno del sujeto. En este caso, se hace más propio hablar del término “situación” para referirse a aquellos estímulos cuya naturaleza es difícil de identificar, y que por ello, hacen más complejo el análisis del estímulo. Skinner distingue diversas funciones de los estímulos.
La respuesta es la conducta que adopta el sujeto cuando se le presenta el oportuno estímulo. Es lo que un organismo hace cuando se relaciona con el mundo exterior. Se trata tanto de un fenómeno biológico, en el sentido del cambio en el estado del sujeto que se materializa de forma física y aparente (salivación, aumento del ritmo cardíaco, etc.); como un fenómeno psicológico, con respecto a la interacción entre este cambio de estado del sujeto y su entorno exterior. Tanto el fenómeno biológico y el psicológico son condiciones necesarias para el desarrollo de una determinada conducta; no obstante, si bien es verdad que muchos conductistas aceptan ambos fenómenos como necesarios, también insisten en que no son suficientes y proponen otras condiciones necesarias. En su libro, Belanger nos cuenta que los conductistas abarcan el estudio de la conducta desde dos perspectivas diferentes. Unos realizan estudios de la conducta a nivel molecular (que responde al fenómeno biológico de la conducta) y otros a nivel molar (que responde al fenómeno psicológico). La primera de ellas, la conducta molecular, se centra en el análisis de la conducta a partir de la naturaleza de los movimientos musculares del sujeto y la segunda de ellas, la conducta molar, basa sus estudios en la interacción estado-entorno. El nivel de molecularidad y de molaridad de una conducta no son incompatibles, al contrario, Belanger insiste en que existen distintos grados, y una conducta nunca podrá ser completamente molar ni completamente molecular.
Según cuenta Skinner en La conducta de los organismos, existe una correlación entre el estímulo y la respuesta. El primero no puede existir sin el segundo y viceversa, y establece el concepto de reflejo para definir esta relación. Tanto el estímulo como la respuesta varían en su intensidad y en su duración y, por esa razón, podemos hablar de propiedades cuantitativas del reflejo. Skinner nos expone una serie de leyes estáticas del reflejo; dado un estímulo sobre el que el experimentador tiene el control cuantitativo (en intensidad y duración) y una medida de la magnitud de una respuesta, se pueden formular las siguientes leyes:
- Ley del umbral: “la intensidad del estímulo debe alcanzar o exceder un cierto valor crítico (llamado umbral) para que pueda provocar una respuesta”.
- Ley de latencia: “Un intervalo de tiempo (llamado latencia) transcurre entre el inicio del estímulo y el inicio de la respuesta”.
- Ley de la magnitud de la respuesta: “La magnitud de la respuesta está en función de la intensidad del estímulo”.
- Ley de la postdescarga: La respuesta puede persistir durante algún tiempo después del cese del estímulo”.
- Ley de la sumación temporal: “La prolongación de un estímulo o la presentación repetitiva del mismo dentro de ciertas tasas limitadas tiene el mismo efecto que el incremento de su intensidad”.
El hecho de que Skinner se refiera a ellas como leyes estáticas tiene un porqué: la mayoría de estas leyes se detectan presentando un estímulo de varias intensidades a un organismo y observando el tiempo de ocurrencia, duración y magnitud de su respuesta, tres variables que Skinner define como propiedades estáticas del reflejo; es decir, son valores que permanecen constantes al principio del experimento. En el momento en que se dan cambios en el estado de estas propiedades estáticas, porque el experimento va avanzando y los valores estáticos dejan de serlo (los organismos responden de otra forma cuando se les presentan de nuevo los estímulos), se hace necesario explicar estos cambios a través de otro tipo de leyes, las leyes dinámicas del reflejo:
- Ley de la fase refractaria: “Inmediatamente después de la provocación, la fuerza de algunos reflejos tiene un valor muy bajo, cercano al cero. Vuelve a su estado anterior durante la inactividad subsiguiente.”
- Ley de la fatiga del reflejo: “La fuerza de un reflejo desciende durante la provocación repetida y vuelve a su valor anterior durante la inactividad subsiguiente.”
- Ley de facilitación: “La fuerza de un reflejo puede incrementarse mediante la presentación de un segundo estímulo que en sí no provoca la respuesta.”
- Ley de la inhibición: “La fuerza de un reflejo puede decrecer mediante la presentación de un segundo estímulo que no tiene ninguna otra relación con el efector en cuestión.”
- Ley de condicionamiento tipo S: “La presentación aproximadamente simultánea de dos estímulos, uno de los cuales (el estímulo “reforzante”) pertenece a un reflejo existente que en dicho momento posee cierta fuerza, puede producir un aumento en la fuerza de un tercer reflejo compuesto por la respuesta del reflejo reforzante y por el otro estímulo.”
- Ley de extinción tipo S: “Si el reflejo reforzado a través de un condicionamiento tipo S se provoca sin presentación del estímulo reforzante, su fuerza decrece.”
El término fuerza se mide según las variables estáticas del reflejo y es un error confundirla con la magnitud de la respuesta, ya que ésta depende de la magnitud del estímulo, totalmente independiente de la fuerza del reflejo. Existen otras dos leyes dinámicas, pero estas son sólo aplicables al condicionamiento clásico (o conducta respondiente):
- Ley del condicionamiento tipo R: “Si a la ocurrencia de una operante sigue la representación de un estímulo reforzante, la fuerza aumenta”.
- Ley de la extinción tipo R: “Si a la ocurrencia de una operante ya fortalecida por condicionamiento no sigue un estímulo reforzante, la fuerza decrece”.
Todas estas leyes, tanto las estáticas como las dinámicas, hacen referencia al reflejo y son aplicables al mismo, siempre y cuando lo entendamos como una unidad aislada. Pero tenemos que tener en cuenta también, de forma independiente al reflejo, las partes funcionales que conforman el propio reflejo y su interacción entre ellas. Esta interacción también cuenta con su propio sistema de leyes:
- Ley de la compatibilidad: “Dos o más respuestas que no se superponen topográficamente pueden ocurrir simultáneamente sin interferencia”.
- Ley de la prepotencia: “Cuando dos reflejos se superponen topográficamente y las respuestas son incompatibles, puede ocurrir una respuesta si existe exclusión de la otra”.
- Ley de la sumación algebraica: “La provocación simultánea de dos respuestas que utilicen los mismos efectores, pero en direcciones contrarias, produce una respuesta cuya magnitud es una resultante algebraica”.
- Ley de la mezcla: “Dos respuestas que presenten cierta superposición topográfica pueden provocarse conjuntamente pero en formas necesariamente modificadas”.
- Ley de la sumación espacial: “Cuando dos reflejos tienen la misma forma de respuesta, la respuesta a ambos estímulos combinados tiene una mayor magnitud y una latencia más corta”.
- Ley del estancamiento: “La respuesta de un reflejo puede constituir o producir un estímulo provocador o discriminativo de otro”.
- Ley de la inducción: “Un cambio dinámico en la fuerza de un reflejo puede ir acompañado por un cambio similar, pero no tan amplio en un reflejo relacionado con él, consistiendo esta relación en la posesión de propiedades comunes de estímulo o respuesta”.
Para entender alguna de las leyes que Skinner nos presenta, hace falta explicar el término de predicción topográfica de los estímulos y las respuestas. Este término se basa en que, habiéndose presentado un estímulo ante un organismo, se pueda predecir la inminente respuesta; o viceversa, que dada una determinada respuesta, se pueda predecir el estímulo causante.
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