Los conductistas actuales se preocupan más por enfocar su estudio sobre la conducta en el aspecto práctico que a unificar la teoría conductista. De este modo, los conductistas modernos utilizan los instrumentos y métodos que otros conductistas han establecido ya, y que resultan más o menos eficaces, sin molestarse en investigar por su propia cuenta nuevas técnicas. Las diversas técnicas que usan estos conductistas y que a continuación se explican son las que Rachlin expone en su libro. Son tres: condicionamiento clásico, condicionamiento operante y pseudocondicionamiento. Un apunte antes de explicarlos. Skinner, en su libro La conducta de los organismo, habla en otros términos: conducta respondiente (equivalente al condicionamiento clásico) y conducta operante (condicionamiento instrumental), pero se refiere en esencia a lo mismo. El primer tipo de conducta es la que está relacionada con estímulos provocadores específicos y la segunda es la que no se ciñe a esta relación. Belanger (tal como expone en su libro) considera de una falsedad empírica las distinciones de Skinner sobre este aspecto; y también las de Hamlyn, que distingue entre condicionamiento clásico (movimientos reflejos) y condicionamiento instrumental u operante (conducta).
Para explicar el condicionamiento clásico, Rachlin tiene en cuenta los experimentos de Pavlov sobre los reflejos de salivación en los perros. Las intenciones de Pavlov eran estudiar la fisiología de las secreciones de la boca y el estómago en el momento de darles comida a los perros. De todos los experimentos que realizó Pavlov, el que nos interesa para explicar el condicionamiento clásico es el siguiente: Pavlov aisló a un perro hambriento en una habitación y le colocó ciertos tubos en la boca para medir su salivación. El perro hambriento comenzaba a salivar en cuanto se le presentaba el alimento. Pavlov se planteó si esta salivación se producía por el mero hecho de presentarse la comida ante los ojos del perro o si otro estímulo podría provocar el mismo efecto. Así pues, aislando a otro perro hambriento de cualquier estímulo exterior, le daba de comer después de emitir un sonido con un diapasón. Repitiendo varias veces este proceso, Pavlov consiguió que el perro asociara el sonido del diapasón con el alimento. En esto es en lo que consiste, en base, el condicionamiento clásico, a partir de esto, Rachlin nos explica los elementos del condicionamiento clásico:
- El primer elemento necesario es un reflejo ya establecido. El reflejo se compone de un estímulo (el alimento) y una respuesta provocada por este estímulo (la salivación). Este estímulo se trata de un estímulo incondicionado, es decir, no va a estar determinado por un experimentador.
- El segundo elemento es un estímulo neutro, un estímulo que no provoque la respuesta antes de que comience el experimento. Éste será el estímulo condicionado, el estímulo que va a determinar la respuesta después del experimento (el sonido del diapasón).
Estos tres elementos y la forma en que se conexionan van a crear un reflejo condicionado, o sea, una respuesta provocada por un estímulo neutro que ha dejado de serlo para convertirse en un estímulo condicionado (la salivación del perro cuando oye el sonido del diapasón). Para que el estímulo neutro (sonido) se convierta en condicionado hace falta que el estímulo incondicionado (alimento) se presente poco después de haber presentado el estímulo neutro, para que así el organismo (perro) establezca esa asociación estímulo incondicionado-estímulo neutro. Según avanza el experimento, la respuesta del estímulo condicionado adquirirá tanta fuerza como la respuesta del estímulo incondicionado. No obstante, la respuesta del estímulo condicionado desaparece si se presenta un número suficiente de veces sin que le siga el estímulo incondicionado. Esto es lo que se llama extinción de la respuesta.
El experimento de Pavlov tenía una característica peculiar: la generalización del estímulo condicionado. Esta generalización implicaba que los perros ya no sólo salivaban cuando oían el sonido del diapasón, sino cuando oían cualquier sonido parecido. Se hace necesario, por tanto, un proceso de discriminación, es decir, reservar una determinada respuesta (la salivación) al estímulo condicionado pertinente (el sonido del diapasón y no de otro instrumento).
Para explicar el condicionamiento instrumental, Rachlin hace mención de la “ley del efecto” que describió Thorndike en 1898. Una de las máximas de esta ley era que “una conducta que tiene éxito incrementa su probabilidad de volver a ocurrir en circunstancias similares”. Thorndike basó su teoría en experimentos que realizaba con gatos hambrientos encerrados en cajas-problema, de las que el animal tenía que escapar. Estas cajas-problema disponían de un mecanismo que, al ser accionado, abrían la puerta de la caja y permitían al gato escapar. El experimento era repetido varias veces. Thordike se dio cuenta de que, según se iba repitiendo, los gatos salían cada vez en menos tiempo (cuantos más ensayos realizados, menos tiempo tardaba el gato en escapar). Según Rachlin, los experimentos de Thorndike constan de los siguientes elementos:
- Un estímulo al organismo proporcionado por el experimentador.
- La conducta que resulta de ese estímulo. Si la conducta era la que el experimentador esperaba, se recompensaba al organismo. Esto incrementaba la probabilidad de que se repitiese esa conducta en un futuro. Esta recompensa es lo que se va a llamar refuerzo.
El experimento de Thorndike contribuyó a establecer las bases del condicionamiento instrumental. Una de las cosas que critica Rachlin (y que también se aplica al pensamiento de Skinner) es que el experimento de Thorndike es puramente artificial, al contrario que el propio Thorndike, que pensaba que sus experimentos no eran más que una simulación simplificada del entorno natural. La intención de Thorndike con estos experimentos era imitar el entorno natural de los organismos, de una forma más sencilla, para poder controlar mejor las variables; pero Rachlin insiste en que todos los experimentos son, por naturaleza, artificiales. Asimismo, Rachlin también nos explica que Thorndike observó una relación entre la adaptación individual y la adaptación de las especies. Esta relación se debe a los cambios que pueda haber en el entorno de un determinado organismo individual. Si ese organismo adapta su conducta (aprende, dicho de otra forma) a las nuevas situaciones del entorno, transmitirá esa conducta a sus sucesores y, por consiguiente, a toda su especie.
Rachlin desarrolla en su libro los cuatro principios básicos del condicionamiento instrumental, que están relacionados con la evolución de las conductas individuales:
- El principio de recompensa: es el refuerzo, una recompensa aumenta la probabilidad de que se repita una determinada conducta.
- El principio de castigo: es la antítesis del refuerzo, un estímulo nocivo que disminuye la probabilidad de que vuelva a ocurrir una conducta.
- El principio de reforzamiento negativo: es aquel en el que un estímulo nocivo aumenta la probabilidad de que se repita la conducta. Aparece en el condicionamiento de escape: un gato sería capaz de escapar de una caja-problema aunque no se le diera comida, sólo por el hecho de escapar de su cautiverio.
- El principio de castigo negativo: es la omisión de la recompensa, disminuyendo así la probabilidad de que la respuesta vuelva a suceder.
A continuación se establecerá una comparación entre ambos condicionamientos según perspectivas de Rachlin y Belanger. Según Rachlin, ambos condicionamientos son “fenómenos estrechamente relacionados, pero distinguibles”. Estas diferencias vienen determinadas por la influencia del organismo sobre el reforzamiento y la forma en que el experimentador clasifica la conducta. Con respecto al primer parámetro, tanto Rachlin como Belanger coinciden en que en el condicionamiento clásico, la conducta del animal sigue a un estímulo, primero neutro y luego condicionado (el sonido del diapasón); es decir, la conducta es consecuencia del estímulo manipulado por el experimentador. En el instrumental, ocurre al revés: es el estímulo el que sigue a la conducta, o sea, el estímulo se presenta ante el animal después de una determinada conducta. Tanto el elemento incondicionado (alimento) del condicionamiento clásico como la recompensa (alimento) del condicionamiento instrumental son refuerzos y ambos sirven para determinar el condicionamiento, y su ausencia, para la extinción. La diferencia radica en que en el condicionamiento clásico, el reforzamiento está siempre presente, ya que el estímulo incondicionado (el alimento) lo está; en el condicionamiento instrumental, el reforzamiento sólo se da cuando se ejecuta la conducta.
Con respecto al segundo parámetro, la forma en que el experimentador clasifica la conducta, se trata de un procedimiento que por propia inherencia apela a la opinión personal y la relación con respecto al organismo del experimentador. Lo que para un estudioso de la conducta puede resultar un factor importante, para otro puede ser un detalle banal y sin importancia. Incluso influye mucho desde qué materia se enfoque el estudio. En el condicionamiento clásico, las respuestas se agrupan en una determinada categoría según el estímulo que las provoca; y en el condicionamiento instrumental, la clasificación de las conductas depende de la recompensa y del castigo.
Por otra parte, existe un tercer experimento que se considera el paradigma del condicionamiento clásico-instrumental; es decir, un instrumento en el que ambos condicionamientos se dan de forma simultánea. Este experimento, cuenta Rachlin, es el que realizaron Ellison y Konorski, que elaboraron el siguiente procedimiento: entrenaron a un perro para que apretara una palanca al mismo tiempo que una luz se mantenía encendida. El perro tenía que pulsar la palanca nueve veces para que la luz se apagara e hiciera sonar un zumbido (el estímulo neutro que se convierte en condicionado), y éste era seguido por comida. Se podían medir la cantidad de veces que el perro apretaba la palanca (condicionada instrumentalmente) y la cantidad de saliva (condicionada clásicamente) mientras que la luz permanecía encendida y mientras que sonaba el zumbador. En primer lugar, midieron la salivación en el momento en el que el perro presionaba la palanca antes de que llegara a completar las nueve veces. En esta situación (mientras la luz permanecía encendida), la respuesta instrumental (la presión de la palanca) era elevada y la salivación baja. En segundo lugar, midieron la salivación mientras el perro apretaba la palanca después de que se hubiese presionado nueve veces y después de haberse presentado el estímulo condicionado (el zumbador), pero antes de que apareciese el estímulo incondicionado (la comida). En esta situación (mientras sonaba el zumbador), la respuesta instrumental era baja y la salivación era elevada.
El pseudocondicionamiento es una especie de condicionamiento en la que no es necesaria una relación entre el estímulo incondicionado y el estímulo condicionado para que se produzca la respuesta. Rachlin distingue dos tipos de pseudocondicionamiento: el pseudocondicionamiento en los experimentos clásicos y en los experimentos instrumentales.
En los experimentos clásicos, Rachlin rememora el experimento de Pavlov para explicar la teoría. Según cuenta Rachlin, no podemos estar seguros de que se haya producido un condicionamiento entre un estímulo condicionado y un estímulo incondicionado, ya que, en algunos casos, la presentación del estímulo incondicionado puede cambiar el estado del organismo de tal forma que el estímulo condicionado produce la respuesta por sí mismo, sin necesidad de que exista una conexión con el estímulo incondicionado. Para explicar esto, Rachlin expone el siguiente experimento: tenemos una descarga eléctrica como estímulo incondicionado, un estímulo táctil vibratorio como estímulo condicionado y dos sujetos. Al primero se le aplican las vibraciones sobre la mano, sin que se produzca su retirada; después, las vibraciones se le emparejan con una descarga eléctrica, retirando el sujeto la mano. Al segundo sujeto se le aplica en la mano una descarga eléctrica (sin que vaya emparejada con las vibraciones), produciéndose la retirada de ésta, y luego se le aplican las vibraciones. Si el segundo sujeto retira la mano, significa que la descarga sólo sirve para hacer que la mano sea más sensible a las vibraciones y no porque exista verdadero condicionamiento.
En los experimentos instrumentales, cualquier respuesta que se produzca sin emparejamientos de la respuesta y el reforzamiento es una respuesta pseudocondicionada. Rachlin expone el siguiente experimento para explicarlo: tenemos una rata metida en una caja donde hay una palanca que al ser presionada vierte polvos picantes sobre la rata. En algún momento, la rata presionará esta palanca y caerán sobre ella los polvos picantes. Como consecuencia la rata comenzará a dar saltos y apretará la palanca en un tiempo menor que la primera vez. La rata vuelve a ser rociada con polvos picantes, provocando que dé más saltos y que presione de nuevo la palanca, en un tiempo también menor. Este proceso se repetirá hasta que la rata quede exhausta. Para demostrar que este experimento no se trata de un condicionamiento instrumental, Rachlin argumenta que los polvos picantes no condicionan instrumentalmente la acción de la rata de presionar la palanca, porque si pusiésemos a otra rata en una caja idéntica y la rociáramos con polvos picantes sin que ésta hubiese presionado previamente la palanca, la rata se hubiese comportado de la misma forma (dando saltos y presionando la palanca) y por tanto el emparejamiento entre las respuestas y el reforzamiento no existe.