lunes, 28 de marzo de 2016

"El relato cinematográfico" de André Gaudreault/ Francois Jost. Parte 1

-         ¿Qué es un relato?

1.1 Un relato tiene un inicio y un final

Todos los relatos están clausurados. El relato se opone al mundo real porque forma un todo (un todo, según Aristóteles, es aquello que tiene un principio, una mitad y un final), que coincide con el texto fílmico concebido como una unidad del discurso actualizada, efectiva. Aunque, Evidentemente, hay películas que sugieren prolongaciones. Un ejemplo de esto lo tenemos en  La guerra de las galaxias  que no responde todas las preguntas que se plantean al espectador para así poder dejar un final abierto con el que continuar haciendo películas. Otras películas, sin embargo, nos devuelven al punto de partida (como es el caso de Límmortelle) cuya última imagen es exactamente igual que la primera.

1.2 El relato es una secuencia doblemente temporal

Todo relato pone en juego dos temporalidades: por una parte, la de la cosa narrada, por otra parte, la que deriva del acto narrativo en sí. Según Metz, conviene pues, distinguir la sucesión más o menos cronológica de los acontecimientos y la secuencia de significantes que el usuario tarda cierto tiempo en recorrer: tiempo de lectura, para un relato literario; tiempo de visión, para un relato cinematográfico.
Dentro de esta perspectiva, en la que una de las funciones del relato consiste en transformar un tiempo en otro tiempo, el relato se distingue de la descripción (que transforma un espacio en un tiempo), así como de la imagen (que transforma un espacio en otro espacio). Metz recurre al relato cinematográfico para ilustrar estas tres posibilidades:

-         El plano aislado e inmóvil de una extensión desértica es una imagen
 (Significado-espacio-> significante-espacio).

-         Varios planos parciales y sucesivos de esta extensión desértica constituyen una descripción  (significado-espacio-> significante-tiempo).

-         Varios planos sucesivos de una caravana en movimiento  en una extensión desértica forman una narración (significado-tiempo-> significante-tiempo).

Estos ejemplos arrojan las siguientes conclusiones:
A)     El relato, en el sentido amplio, como texto, puede contener enclaves o descripciones que no son narraciones, puesto que no satisfacen el criterio de doble temporalidad. En el relato hay, pues, Narración y descripción.

B)     La temporalización del significante, que reúne narración y descripción  en una categoría común, las opone a la imagen, que es instantánea.

1.3 Diferencias entre la representación fílmica y la representación escénica

A)     El actor teatral realiza su prestación en simultaneidad fenomenológica con la actividad de recepción del espectador, es decir, ambos comparten el tiempo presente. Por el contrario, en una película se comunica una acción completamente concluida al espectador y le presenta ahora lo que sucedió antes.
B)      La cámara que filma la interpretación del actor cinematográfico puede, gracias a la posición que ocupa, o, aún más, por simples movimientos, intervenir y modificar la percepción que tiene el espectador de la prestación de los actores. Puede incluso forzar la mirada del espectador y dirigirla.
En las películas los actores no son los únicos que emiten señales. Estas otras señales que llegan a través de la cámara son emitidas por una instancia situada en alguna parte por encima de esas instancias de primer nivel que son los actores, por una instancia superior, que sería el equivalente cinematográfico del narrador literario. Laffay se refiere a él como “el gran imaginador”. Encontramos diversos nombres para referirnos a él según los autores. También se llama narrador invisible, enunciador. Narrador implícito o meganarrador. En teatro esta instancia estaría representada por todo lo que concierne a la puesta en escena y, por supuesto, a cada una de las representaciones de la obra.  El relato cinematográfico se opone al teatral por su intangibilidad, ya que este último hace cada vez un espectáculo distinto.

Aparte de estas dos características principales, hay otros elementos que los diferencian como son: la dimensión sonora y otros elementos narrativos de menor importancia.

Si cierto cine moderno  ha podido acentuar las huellas de la enunciación fílmica, el cine clásico se ha esforzado en borrarlas para destacar lo que les sucede a los personajes o lo que relatan narradores explícitos y actorializados. Del mismo modo, por norma general, los documentales están realizados de manera que  estemos más atentos a lo que dice un entrevistado que al modo en se le filma.
Sin embargo, en ambos casos, la presencia del gran imaginador puede ser más o menos sensible.

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