viernes, 18 de marzo de 2016

"Cómo analizar un film" de Casetti/ Di Chio. Parte 5

 Regímenes y prácticas de la representación

Las películas presentan un universo propio al que hemos llamado un “mundo posible”. Sin embargo, este mundo posible no está exento de relaciones con el “mundo real”, no sólo porque a menudo se construye a través de fragmentos de la vida concreta, sino también porque puede continuar haciendo referencia a esa vida concreta, presentando su propio universo como más cercano o más lejano de la realidad.

En ese sentido hay tres grandes formas de representación en cine:

1)     En lo que se refiere a la analogía absoluta, se opera al abrigo de la realidad. Desde este punto de vista, la realidad no debe asumirse o presentarse a placer, sino que debe ser profundamente respetada, aunque se sujete a las exigencias organizativas de la representación.

2)     Por otro lado tenemos la analogía negada. Ésta opera desde una cierta distancia a la realidad, no sólo omitiendo, sino incluso evitando cualquier tipo de relación con ella.

3)                 Por último está la analogía construida. Está a medio camino entre las otras dos. Aquí, de hecho, si actúa con una cierta distancia respecto de la realidad es sólo para volver finalmente a ella. La falsificación de las apariencias puestas en escena, su composición creativa en el interior del cuadro, etc., son instrumentos utilizados para construir un sentido de la realidad y para dar lugar a otra realidad, menos prolija y visualmente más eficaz e interesante del mundo habitual.

En relación con las tres analogías podemos distinguir:

-          El montaje rey o montaje soberano. Está en sintonía con el régimen de analogía negada del que deriva. Rehúye desde el principio cualquier tipo de nexo con la realidad y la conexión fluida de los fragmentos, para convertir la ruptura de la homogeneidad y la constitución de una dimensión connotativa en sus propias finalidades primarias.

-          El découpage. Está relacionado con el régimen de analogía construida, aun siendo una práctica selectiva y manipuladora, está destinado a la construcción de un universo verosímil completamente funcional con respecto a la ficción, en el que la fluidez de los raccords reconstituye un espacio y un tiempo para organizar una nueva realidad, tan verosímil como la original, pero más fácil e interesante de narrar.

El análisis de la narración

-          Los componentes de la narración

La narración hace referencia en una palabra tanto a la historia como al relato.
La narración es, de hecho, una concatenación de situaciones, en la que tienen lugar acontecimientos y en la que operan personajes situados en ambientes específicos. Podemos distinguir tres elementos esenciales de la narración:

1)     Sucede algo: ocurren acontecimientos.

2)      Le sucede a alguien o alguien hace que suceda: los acontecimientos se refieren a personajes, los cuales se sitúan en un ambiente que los acompaña o de alguna manera los completa.

3)     El suceso cambia poco a poco la situación: En el sucederse de los acontecimientos y de las acciones se registra una transformación, la cual se manifiesta como serie de rupturas con respecto a un estado precedente, o bien como reintegración, siempre evolutiva, de un pasado renovado.

Estos tres ejes o factores estructurales identifican otras tantas categorías de fondo: los existentes, los acontecimientos y las transformaciones.

1)      Los existentes.

A)  Criterios de distinción entre personajes y ambientes.

La categoría de los existentes comprende todo aquello que se da y presenta en el interior de la historia: seres humanos, animales, etc. Se articula a su vez en dos subcategorías, la de los personajes y la de los ambientes. Puede parecer fácil distinguir estos dos ámbitos, pero a veces pueden aparecer dudas. Para diferenciarlos podemos utilizar varios criterios:

· El criterio anagráfico. Descubre la existencia de un nombre, de una identidad claramente definida. Esto, de hecho, es lo que distingue principalmente al personaje del ambiente que lo rodea. El protagonista tiene nombre propio, mientras que el ambiente que lo rodea es anónimo.

·El criterio de relevancia. Se refiere al peso que el elemento asume en la narración, vale decir que a la cantidad de historia que reposa sobre sus espaldas, cuanto mayor sea ese peso, tanto más actuará el existente como “personaje” antes que como “ambiente”.

·El criterio de la focalización. Finalmente, se refiere a la atención que se reserva a los distintos elementos del proceso narrativo. En este sentido, un personaje es tal porque a él se dedican espacios en primer plano, mucho más a menudo de cuanto se hace con los elementos del ambiente. Otro ejemplo es que los indios de La diligencia, aun siendo casi siempre anónimos pueden considerarse como “personaje” debido al gran peso que ejercen en la trama.

-          El ambiente

El ambiente se define mediante el conjunto de todos los elementos que pueblan la trama y que actúan como su trasfondo. En oras palabras, es lo que diseña y llena la escena, más allá de la presencia identificada y focalizada de los personajes.
El ambiente remite a dos cosas. Por un lado el entorno en el que actúan los personajes, al decorado en el que se mueven, etc., y por otro a la situación en la que operan, a las coordenadas espacio-temporales que caracterizan su presencia. De ahí las dos funciones del ambiente, por un lado “amueblan” la escena y por otro la “sitúan”.

A)     El personaje como persona

Las tramas narradas son siempre, en el fondo, “tramas de alguien”, acciones y acontecimientos relativos a quien, etc. Determinar en que consiste y qué es lo que en definitiva caracteriza a un “personaje”, más allá de sus puntos de fricción con el ambiente, resulta bastante difícil. Sin embargo, podemos recurrir a tres perspectivas posibles con los que afrontar el análisis de estos componentes narrativos. Consideramos al personaje ante todo, como persona, luego como rol y finalmente como actante.
Analizar al personaje en cuanto a persona, significa asumirlo como un individuo dotado de un perfil intelectual, emotivo y actitudinal, así como una gama propia de comportamientos, reacciones, gestos, etc. Lo que importa es convertir al personaje en algo tendencialmente real. Según esta óptica podemos diferenciar distinciones como éstas:

-          Personaje plano y personaje redondo. Simple y unidimensional el primero; complejo y variado el segundo.

-          Personaje lineal y personaje contrastado: uniforme y bien calibrado el primero; inestable y contradictorio el segundo.

-          Personaje estático y personaje dinámico: estable y constante el primero; en constante evolución el segundo.

B)    El personaje como rol

Es una manera de abordar al personaje centrándose en el tipo qua encarna.
Algunos de los grandes rasgos que pueden caracterizar estos roles son:

-          Personaje activo y personaje pasivo. El primero es un personaje que se sitúa como fuente directa de la acción, y que opera, por así decirlo, en primera persona. El segundo es un personaje objeto de las iniciativas de otros, y que se presenta más como terminal de la acción que como fuente.

-          Personaje influenciador y personaje autónomo. En el interior de los distintos personajes activos los hay que se dedican a provocar acciones sucesivas, y otros que operan directamente, sin causas y mediaciones. El primero es un personaje que “hace hacer” a los demás, y el segundo es un personaje que “hace” directamente.

-          Personaje modificador y personaje conservador. Los que operan activamente en la narración pueden actuar como motores o como punto de resistencia. En el primer caso tendremos un personaje que trabaja para cambiar las situaciones, en sentido positivo o negativo (según los casos). En el segundo caso tenemos un personaje cuya función será la conservación del equilibrio de las situaciones o la restauración del orden amenazado.

C)    El personaje como actante


Aquí, el personaje ya no se considera como una persona tendencialmente real, ni como un rol típico, sino como un actante, es decir, un elemento válido por el lugar que ocupa en la narración y la contribución que realiza para que éste avance. Un actante es por un lado una “posición” en el diseño global del producto, y por otro un “operador” que lleva a cabo ciertas dinámicas.

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