Mostrando entradas con la etiqueta Bordwell. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bordwell. Mostrar todas las entradas

miércoles, 24 de enero de 2018

"La narración en el cine de ficción" de Bordwell. Parte 3


Teorías miméticas de la narración

La concepción de Aristóteles de la mímesis se aplica en primer lugar a la representación teatral. Las teorías miméticas toman como modelo el acto de la visión: un objeto de percepción se presenta al ojo del espectador. Este modelo subyace en los cambios de la práctica representativa introducidos por el teatro y la pintura griegos y, más tarde, por varias artes del renacimiento. La perspectiva en sus varios sentidos emerge, pues,  como el concepto principal para explicar la narración. Perspectiva significa “ver a través de”.


-          El observador invisible

Las películas narrativas representan los acontecimientos de la historia a través de la visión de un testigo invisible o imaginario.  En este aspecto tenemos que destacar el libro de Pudovkin titulado Film technique.  Según Pudovkin, la lente de la cámara representa los ojos de un observador implícito que ve la acción. Al encuadrar el plano de cierta manera, y al concentrarse en los detalles más significativos de la acción, el director fuerza al público a mirar como mira un observador atento. El cambio de plano corresponderá, por tanto, A la natural transferencia de atención de un observador imaginario. Según Pudovkin, acortando el tempo  del montaje puede reproducirse en el espectador la excitación creciente de un testigo invisible. En estudios posteriores amplió su teoría al sonido, ocupando el micrófono el lugar de los oídos del observador. El resultado de la teoría era que se nos mostraba un observador ideal móvil en tiempo y espacio. Además, el observador invisible (encarnado por la cámara) puede identificarse con el narrador. Pudovkin dijo también que la lente de la cámara era el ojo del director y que los cortes expresaban la actitud emocional del cineasta. Autores posteriores llegaron a ver a la cámara como la propia narradora de la historia de la película, el punto de vista del narrador en la acción.

Teorías diegéticas de la narración

-          La narración fílmica como metalenguaje

Colin MacCabe trata la narrativa dominante en el cine como significativamente análoga a la novela realista del siglo XIX.

El metalenguaje novelístico tiene tres atributos.

1)      Delimitar los lenguajes objeto, crea una jerarquía de discursos.

2)      El metalenguaje dice la verdad, verdad aquí concebida como una adecuación empírica a la realidad.

3)      El metalenguaje es transparente ya que parece venir de un hablante no identificado.

Según MacCabe, la misma jerarquía de discursos gobierna en la narración de las películas clásicas. El personaje habla, pero su discurso viene siempre estructurado por un equivalente del lenguaje novelístico: la cámara. La cámara siempre nos muestra lo que pasa, nos dice la verdad sobre la que podemos sopesar los discursos.

-          La narración fílmica como enunciación

Tenemos que distinguir entre el enunciado y la enunciación. El enunciado es una parte de un texto, una cadena de palabras, frases u oraciones unidas por principios de coherencia y percibidas como constituyendo un todo. La enunciación, por otra parte, es el proceso general que crea el enunciado. Según Benveniste, la enunciación consiste en el propio acto. Esto incluye al hablante, que hace funcionar el código lingüístico; al oyente, que es el compañero de dialogo y algunas referencias al mundo compartido. La enunciación incluye también la situación o contexto situacional del enunciado. Finalmente, en la enunciación encontramos formas lingüísticas específicas que Benveniste llama medios: son los pronombres, las interrogaciones, etc.

Según Beneviste, la forma que señala explícitamente la presencia del hablante es el discours o discurso (“Elisa, tráeme mis zapatos”); en cambio, la forma que omite marcas enunciativas fuertes sería la historia o histoire.

Otros teóricos literarios continuaron la discusión de todos estos conceptos aplicados a la narración, pero el problema se hizo más evidente en el cine. Algunas respuestas las proporciona Christian Metz, que considera que incluso el cine clásico (aparentemente “historia”) es en realidad discursivo, pues tiene marcas de enunciación aunque las oculte.

Utilizar la teoría de Benveniste en el estudio del cine presenta tres dificultades relacionadas enter sí: en primer lugar, los críticos no han aclarado hasta qué punto han refundido sus conceptos; en segundo lugar, no hay una justificación real para aplicar las teorías lingüísticas a los análisis narrativos en cine; por último, es complicado encontrar una referencia a la segunda persona en las películas (¿quién es “tú”?, ¿es el “lector implícito”, o quizá la “audiencia implícita”, el “espectador implícito”?

Puesto que los cimientos de una teoría lingüística de la representación cinematográfica no se han establecido con firmeza, los críticos se han deslizado hacia hábitos que recuerdan las tendencias de la tradición mimética.

Metz, por ejemplo, afirma que el montaje de cualquier tipo crea una intervención del sujeto filmante más deliberada que en una toma larga. Browne, por su parte, considera que un movimiento de cámara tiene una potente fuerza enunciativa. Sin embargo, existen grandes discrepancias al intentar decidir quién mira a través de la cámara: para Bellour es el enunciador o el sujeto que produce el discurso; para Nash, el autor, y para Ropars es el narrador o la voz.

En medio de la diversidad de opiniones, Stephen Heath realiza varias aportaciones interesantes, que se resumen en el concepto de “posición” utilizado en cuatro sentidos diferentes:

1.       El punto físico de observación implícito creado por una imagen en perspectiva lineal.

2.       Un sentido totalizado del espacio a través de varios imágnees (una especie de visión del “ojo mental”).

3.       Un punto de vista narrativo coherente.

4.       La posición del sujeto, que se refiere a la estabilidad y a la unidad de la construcción del yo.

Heath sostiene que “divididas en la narrativización, las películas están fuera d ela verdad con respecto a cualquier dirección: el sujeto se divide en los complejos de representación y sus contradictorias relaciones”.

La actividad del observador

Bordwell habla de “espectador” no como una persona concreta ni como un “lector ideal”, sino que se refiere a una entidad hipotética que realiza las operaciones relevantes para construir una historia partiendo de la representación del filme. Este espectador es real porque posee ciertas limitaciones psicológicas que los espectadores auténticos tienen.

-          La comprensión narrativa

Varios estudios sobre cómo afrontan los espectadores la comprensión narrativa han revelado que, en nuestra cultura, incluso los niños de cinco años reconocen ciertas actividades como características del hecho de contar historias. Además, las pautas para compender y recordar una historia son notablemente iguales para los grupos de todas las edades, y las personas realizan maniobras para moverse por una historia (por ejemplo, hacen predicciones si les falta algo de información).

El perceptor occidental contemporáneo espera, generalmente, un material de exposición al principio, luego la presentación de los asuntos alterados por una complicación, y algún personaje dispuesto a funcionar como protagonista orientado a un film. Además, este espectador realiza hipótesis de curiosidad, de suspense, etc., que le ayudan en el visionado de la película. En conclusión: en nuestra cultura, el perceptor de un film narrativo llega armado y activo a la tarea.

Principios de la narración

La historia incorpora la acción como una cadena cronológica causa-efecto de los acontecimientos que ocurren en una duración y espacio dados. Es, pues, una pauta que los perceptores de narraciones crean a través de asunciones e inferencias, el resultado de captar claves narrativas, aplicar esquemas y estructuras y comprobar hipótesis.

La puesta en escena de la acción es en sí misma un acto representaivo, por lo que la historia de la película no es el acontecimiento profílmico (no está nunca materialmente presente en la pantalla o en la banda sonora).

El argumento es la arquitectura de la presentación de la historia por parte del film. El estilo también constituye en susitema porque igualmente moviliza a los componentes según principios de organización; por ello, se relaciona directamente con el argumento.

Por otra parte, el argumento se relaciona con la historia a prtir de tres tipos de principios relacionales:

1. Lógica narrativa: al construir una historia, el perceptor define algunos fenómenos como acontecimientos mientras construye vínculos de causalidad entre ellos. El argumento puede facilitar este proceso alentando sistemáticamente para que hagamos inferencias causales lineales, o disponer los acontecimientos de tal forma que impidan o compliquen la construcción de relaciones causales.

2. Tiempo: el argumento puede darnos claves para construir los acontecimientos de la historia en cualquier secuencia (orden), sugerir los sucesos de la narración como si sucedieran virtualmente en cualquier espacio de tiempo (duración) y señalar acontecimientos de la historia como produciéndose cualquier número de veces (frecuencia).

3. Espacio: el argumento puede facilitar la construcción del espacio de la historia informando de los entornos relevantes y las posiciones y caminos asumidos por los agentes de la historia. Pero la película también puede impedir la comprensión suspendiendo, obstaculizando o disminuyendo la percepción del espacio.

Como conclusión se entiende que el argumento es el conjunto organizado de claves que nos disponen para inferir y ensmablar la información de la historia. Además, el estilo y la utilización de técnicas concretas para el mismo pueden tener diferentes efectos en la actividad cognitiva y perceptual del espectador.

En el cine de ficción, la narración es el proceso mediante el cual el argumento y el estilo del film interactúan en la acción de indicar y canalizar la construcción de la historia que hace el espectador. Por tanto, el film no solo narra cuando el argumento organiza la información de la historia, sino que la narración incluye también los procesos estilísticos.

-          Tácticas de construcción del argumento

1. La cantidad de información de la historia a la que tenemos acceso: hay argumentos escasos y argumentos sobrecargados, teniendo como punto de referencia que la cantidad correcta de información es aquella que permite la construcciónc oherente y constante de la historia.

2. El grado de pertinencia que podemos atriubuir a la información presentada.

3. La correspondencia formal enre la presentación del argumento y los datos de la historia.

Algunas tácticas para la disposición de la información incluyen recurrir a lagunas o vacíos, que pueden ser temprorales (pueden llenarse rápida o finalmente) o permanentes (no se llenan nunca). Además, el vacío puede ser relativamente difuso (da lugar a un trabajo inferencial más abierto) o enfocado (suele demandar hipótesis exclusivas y homogéneas), y el argumento puede realzar o suprimir lagunas en la historia.

También se pueden usar dilaciones, cuando el argumento pospone revelar ciertos items de la información de lah historia.

En cuanto a la repetición funcional y significativa de ciertos elementos (redundancia) se pueden señalar tres categorías, siguiendo la teoría de Suleiman:

-En la historia, cualquier suceso dado, personaje, cualidad, función, entorno o comentario de un personaje, puede ser redundante respecto a otro.

-En el argumento, la narración puede conseguir la redundancia por la reiteración de su relación con el receptor, repitiendo sus propios comentarios sobre un suceso o personaje o adhiriéndose a un punto de vista coherente.

-En las relaciones entre argumento e historia, la redundancia se puede conseguir representando un suceso más de una vez o haciendo que cualquier suceso de la historia, personaje, cualidad, función argumental, entorno o comentario de un personaje sea redundante respecto al comentario narrativo.





-          Narrador, autor

El autor implícito o gran imaginador es el “hablante” del film, el ser invisible que mueve las marionetas. No debe considerarse “hablante” visible, sino la figura artística omnipotente que hay tras la obra.

Las teorías de todos estos autores no son muy precisas, ya que no tiene sentido hablar de un autor implícito diferente para cada película: su construcción no añade nada a nuestro propio entendimiento de la narración, y no se le puede asignar ningún rasgo que no se pueda adscribirse de forma más simple a la propia narración.

Si bien Chatman y otros autores entienden la narración como un proceso emisor-receptor que requiere todas las figuras señaladas, Bordwell defiende que la narración se comprende mejor entendiéndola como la organización de un conjunto de indicaciones para la construcción de una historia. Por tanto, supone un perceptor, pero no un emisor: el proceso narrativo puede imitar a veces más o menos completamente la situación de la comunicación.

No tiene sentido hablar de comunicación como el proceso fundamental de la narración, solo para decir luego que muchas películas borran o encubren este proceso. Sería mejor, entonces, dar al proceso narrativo el poder de sugerir, en ciertas circunstancias, que el espectador pueda construir un narrador. Cuando esto ocurre, hay que recordar que este narrador es el rpoducto de principios organizativos específicos, de ciertos factores de la historia de la preparación mental del espectador.

miércoles, 17 de enero de 2018

"La narración en el cine de ficción" de Bordwell. Parte 2


Narración y espacio

-La construcción del espacio

El método que propone el autor es diferente  a las dos tendencias principales de la psicología de la representación visual.

A una de las dos tendencias se le ha denominado perspectivista. Su principal exponente James J. Gibson ha declarado que la comprensión de un perceptor del campo visual se determina de forma única por medio de leyes de la óptica geométrica.

La segunda corriente es la guestáltica.  En ella las operaciones mentales desarrollan un papel mayor, se asume que la mente estructura la visión a través de Gestalsen o lo que se denomina como conceptos visuales.

-La perspectiva y el espectador

1) Perspectiva lineal->  Es el tipo más famoso de perspectiva central o albertiana. En ella las líneas ortogonales  convergen en un punto  de fuga único central. Otros tipos de perspectiva lineal  incluyen la perspectiva angular u oblicua, que utiliza dos puntos de fuga compatibles y la perspectiva inclinada que crea tres puntos de fuga consecuentes y no construye los lados del objeto paralelo al plano de la pintura.

Tenemos también la sintética (propuesta por Leonardo da Vinci). Este sistema presenta límites paralelos a modo de curvas en el plano pictórico  para respetar la curvatura de la imagen ocular.

La perspectiva no es la única manera en que una pintura representa la profundidad. Hay muchos indicadores de profundidad como son superposiciones, tamaños familiares, etc.

Muchos teóricos sabían que la perspectiva lineal no escorzaba adecuadamente las dimensiones verticales y, los artistas, solían romper las reglas matemáticas para conseguir efectos específicos. En condiciones normales de visión, cuanto mayor sea la profundidad perspectiva de una pintura, menos probable será que nos engañe.

La perspectiva científica no crea ilusiones ópticas, pero sí presenta una visión ideal.

1)      Para el descubrimiento de la perspectiva científica existen tanto causas históricas, incluyendo el manido “humanismo renacentista” como prácticas concretas. cartografía, topografía, etc. Pero todo ello no invalida las pretensiones de la perspectiva científica respecto a una exactitud superior. El telescopio y el microscopio surgieron también por demandas sociales.

2)       En cuanto al aprendizaje de la perspectiva, hay, según Gombrich, un continuum entre las capacidades naturales y las adquiridas. Parece evidente que la capacidad de comprender las imágenes con perspectiva científica se adquiere mucho más fácilmente que, digamos, la capacidad de leer una lengua. Quizá las claves de la perspectiva se construyan sobre algunas capacidades naturales tales como la capacidad del organismo para detectar superficies y límites.

3)      Ningún sistema pictórico puede copiar completamente el espacio empírico. Una teoría constructivista destaca que cada sistema pictórico intenta realizar ciertas funciones.

La cámara de cine está pensada para producir una imagen por virtud de la proyección central de rayos luz. Muchos teóricos fílmicos han tomado esto como implicación de que la imagen fílmica está condenada a repetir el esquema espacial simple y, en consecuencia, la posicionalidad de la perspectiva lineal albertiana. Aunque esta conclusión es totalmente injustificada. Los cineastas transforman la luz que entra en la cámara. Una de las formas en que lo hacen e disponiendo los objetos que se van a filmar, proceso que puede contrarrestar el efecto de la perspectiva y aunque la cámara esté sometida a la proyección central de rayos luminoso, la composición de la escena puede tener dos o tres puntos de fuga. El cineasta puede ir más allá si la perspectiva lineal se define por medio de puntos de fuga y la recesión regular de planos.



-Posición ideal plano/contraplano

En muchas películas  aparecen un par de planos representando áreas del espacio complementario. El caso más claro sigue el siguiente modelo:

1)      Un personaje mira hacia el exterior de la pantalla

2)      Un segundo personaje mira hacia el exterior de la pantalla en dirección opuesta.

De este par de planos, el espectador, habitualmente, infiere que las dos áreas son más o menos contiguas y que los personajes se miran el uno al otro.

Plano/contraplano-> Muchos comentaristas han asumido que éste, necesariamente, representa un segmento de espacio y a  continuación otro segmento exactamente opuesto a él, una inversión de 180º o contraplano.

La sutura consiste en colocar la cámara en el lugar óptico del personaje. Según Oudart, la sutura no funciona cuando hay lo que él llama “mutua articulación de imágenes”: por ejemplo un corte analítico que amplía una parte de un plano general. Dice que en la figura plano/contraplano, el primer plano supone un espacio fuera de la pantalla, detrás de la cámara. El siguiente plano de la serie revela que algo ocupa ese espacio de fuera de la pantalla. El espectador anticipar y recordar: la primera imagen anuncia lo que podría reemplazarla, mientras que la segunda imagen tiene sentido solamente como respuesta a su predecesora. Hay dos requerimientos para el efecto de sutura.  Primero, los ángulos de la cámara deben ser oblicuos al material filmado (es decir, ni perpendiculares ni directos). Segundo, la misma porción de espacio debe representarse al menos dos veces, una en el campo visual y otra como presencia fuera de pantalla. En consecuencia, la sutura funciona creando huecos y llenándolos después, implicando un espacio imaginario inmediatamente mostrado por el siguiente plano.

Oudart quiere demostrar que este movimiento de retroceso y llenado ayuda a la narración a construir el espacio. El primer plano implica un área fuera de pantalla ocupada por una presencia que Oudart llama Ausente Uno. Obsérvese que el plano no sugiere un punto de visión perspectivístico, sólo un campo o zona fuera de la pantalla. El plano no es el registro de una mirada sino el signo de una ausencia.

El ausente uno no es un personaje, es sólo una presencia fuera de pantalla construida por el observador. En el cine con sutura no es el personaje, sino el autor o el narrador quien ha de identificarse con el ausente uno. La sutura funciona cuando, en un plano/contraplano, la apariencia de una carencia percibida como un alguien (ausente uno) va seguida de su abolición por alguien (o algo) colocado dentro del mismo campo. Todo esto es necesario para mostrar que el campo del ausente uno contiene objetos o personajes. El montaje plano/contraplano minimiza la narración creando la sensación de que ningún espacio escenográfico ha sido ignorado.





-          Indicios, características y funciones

 Es posible considerar el espacio fílmico únicamente en sus aspectos gráficos. Podemos considerar el espacio como un asunto no representativo, analizándolo como diseño compositivo, y como forma y textura acústicas.

Espacio cinematográfico->  Es el espacio imaginario de la ficción, el mundo en que la narración sugieren que suceden los acontecimientos del argumento. Basándonos en indicios visuales y audibles actuamos para construir un espacio de figuras, campos y objetos.

El espacio escenográfico se construye a través de tres tipos de indicios: Espacio de los planos, espacio del montaje y espacio del sonido. Cada uno de estos grupos implica la representación del espacio en la pantalla o fuera de la pantalla.

1)      Espacio de plano



Cuando construimos los objetos y las relaciones espaciales representadas en un plano utilizamos varios indicios:



-          Contornos superpuestos->  (Enmascarado parcial). Cuando un contorno impide la visión de otro atribuimos el límite oclusivo a un objeto próximo (figura) y el otro a uno distante (otra figura o el suelo).

-          Diferencias de textura->  Cuanto más áspera o más densa es la textura de una superficie, más se aproxima había nosotros: Las superficies más suaves y menos densas suelen alejarse.

-          Perspectiva atmosférica-> Siendo todas las demás cosas iguales, cuanto más confusa sea la superficie, forma, color o masa de un objeto, más distante lo consideramos. La fotografía y el cine pueden manipular la apertura, la profundidad de campo y el foco de la lente, o interponer materiales translúcidos (gasa o humo) para crear efectos de perspectiva atmosférica.

-          Familiaridad de tamaño-> Solemos basar las hipótesis sobre objetos en lo que sabemos acerca de la clase de objetos presentados. Los esquemas prototipo del tamaño normal de personas, animales…nos ayuda a decidir qué es lo que está más cerca o más lejos.

-          Luces y sombras-> La iluminación puede sugerir planos, tal y cómo lo hace la clásica iluminación posterior, reforzando las diferencias entre figura y suelo. La iluminación puede, también, modelar la forma de un objeto., redondeando superficies para crear volúmenes. Los destellos suelen sugerir la textura de la superficie y la dirección de las fuentes de luz.



-          Color-> Sin tener en cuenta el objeto, los colores más cálidos, más claros y más intensos suelen aparecer más próximos que los colores oscuros. Fríos y menos saturados.



-          Perspectiva->  Todos los sistemas de perspectiva que se han tratado en el libro tratan la profundidad basándose en el comportamiento de líneas rectas. En la perspectiva lineal, las líneas ortogonales convergen en uno o más puntos de la fuga.



-          Movimiento de las figuras-> Una de las claves cinematográficas más importantes para identificar objetos y relaciones espaciales es el hecho de que las figuras se muevan en el encuadre. Esto crea un flujo continuo de contornos superpuestos que fortalece la hipótesis figura/terreno y, con frecuencia, genera transformaciones de iluminación (movimientos en la sombra o luz, destellos de la iluminación por una superficie móvil). El movimiento ayuda a concretar el espacio, reforzando las hipótesis referentes a los objetos y a la profundidad.



-          Movimiento monocular de paralaje-> Otro potente indicio espacial es la capacidad de la propia cámara para moverse. La panorámica horizontal y vertical modifica significativamente la composición percibida de las superficies y las distancias aparentes entre objetos. El traslado, mediante travelling o grúa de la cámara en cualquier dirección puede producir incluso más información respecto al campo (las tomas en zoom, que simplemente agrandan o disminuyen el campo, no proporcionan movimiento de paralaje).



 Por normal general, los espectadores construyen los movimientos monoculares de paralaje de forma ascendente.



2)      Espacio del montaje



El perceptor construye el espacio entre planos basándose en la anticipación y la memoria, apoyándose en los esquemas causa-efecto y creando un mapa cognitivo del terreno pertinente.  Para cualquier serie de planos podemos preguntarnos siempre cuán completa y coherente es su composición espacial y hacia qué zonas suele inclinarse. Por ejemplo, en la mayoría de las escenas del cine hollywoodiense el montaje deja algunas escenas sin mostrar (las cuatro paredes de los interiores) y las hace irrelevantes para la construcción del argumento. El principio de filmar y cortar en 180º asegura que se privilegien los puntos de observación del mismo lado del eje de acción, y los indicadores espaciales suelen ser coherentes a través de los planos.



Es interesante, sin embargo, el hecho de que las características de la posición de las figuras varían notablemente, con frecuencia, de plano a  plano sin que el espectador lo observe. Con frecuencia, tales cortes tramposos influyen sólo en detalles periféricos que nunca reciben ningún tipo de atención focal.  



3)      Espacio sónico

Como los factores visuales, los auditivos pueden exigirnos la construcción del espacio. La figura y el terreno existen también en el sonido. En la mayoría de las películas el habla parece ocupar el primer plano, y el ruido, el fondo. El volumen y la textura acústica pueden crear lo que los ingenieros de las primeras películas denominaban perspectiva sónica.

Al principio se pensaba que para conseguir un máximo realismo el micrófono debía colocarse lo más cerca de la cámara que fuera posible, de tal manera que en un plano general se oyera un sonido distante. Sin embargo, pronto se dieron cuenta que era mucho mejor situar el micrófono cerca de los actores, incluso cuando se grababan planos generales. El resultado fue sólo un ligero cambio en la reverberación y el volumen al cortar de un plano general a una imagen más próxima, ciertamente, nada tan drástico como lo era el cambio de plano visualmente. Este truco tuvo éxito porque, para la información espacial, la vista era superior al oído en el sistema sensitivo humano.

4)      Espacio en off

 El espacio del plano, el espacio de montaje y el espacio sónico pueden engranar la formación de hipótesis espaciales del observador, guiando su construcción de las zonas exteriores a la pantalla. Estas zonas son de dos tipos: Diegéticas y no diegéticas.

El espacio en off no diegético es un espacio que no forma parte del mundo de la ficción. En la construcción de nuestro mundo argumental, la cámara no es una máquina física, sino un medio narrativo sustancial exterior a la pantalla que exhibe cierto material. Esta cámara es una construcción puramente mental, un esquema para explicar ciertas cualidades y transformaciones espaciales. Hay que recordar que la cámara no es el creador de las cualidades espaciales de la narración, sino el producto de ellas.

En la mayoría de las películas, el observador considera que, fuera del encuadre, los límites se extienden por más regiones del mundo ficticio. Estas regiones comprenden el espacio diegético en off.  Noel Bursch las ha detallado: El espacio más allá de los cuatro bordes de encuadre, la zona de detrás de la cámara y el espacio más allá del horizonte. Tanto el montaje como el sonido contribuyen a la construcción del espacio en off.

Desde el punto de vista psicológica, sería una tontería proyectar y recordar a cada momento todas las zonas del espacio en off. En consecuencia, el observador apuesta a que sólo unas  zonas se convertirán en narrativamente significativas. De esta manera, si un encuadre deja un espacio a la derecha es muy probable que un personaje establecido previamente como en off por la derecha entre en ese plano.

miércoles, 10 de enero de 2018

"La narración en el cine de ficción" de Bordwell. Parte 1


El tiempo

-Orden temporal

En la historia, los hechos suceden de forma simultánea ( el acontecimiento 1 sucede mientras está ocurriendo el acontecimiento 2), o sucesivamente ( el acontecimiento 2 sucede después del acontecimiento 1). Podemos distinguir cuatro posibilidades



HISTORIA                                                                                 ARGUMENTO

A)     Acontecimientos simultáneos                               Presentación simultánea

B)      Acontecimientos sucesivos                                    Presentación simultánea

C)      Acontecimientos simultáneos                               Presentación sucesiva

D)     Acontecimientos sucesivos                                    Presentación sucesiva



El tipo A se refiere cuando presumimos que acontecimientos simultáneos en el argumento se presentan de manera simultánea en la historia. El tipo A puede presentarse por división de pantalla, sonido en off u otros recursos estilísticos.

El tipo B presenta simultaneidad en el argumento, pero sucesión en la historia. Es poco frecuente, pero lo podemos encontrar en aquellos casos en que los personajes ven una película o un programa televisivo que describe acontecimientos previos a la historia. La narración puede presentar, también,  acontecimientos sucesivos como simultáneos, empleando la división de pantalla o “sonido solapado”.

El tipo C es más común.  El montaje paralelo es el principal recurso cuando los acontecimientos simultáneos de la historia se extienden sucesivamente en el argumento.

Habitualmente la sucesión de la historia se presenta como sucesión en el argumento (tipo D), pero incluso aquí el argumento puede tomarse algunas libertades. La historia está formada por una serie de acciones cronológicas, el argumento puede seguir esa cronología (1-2-3) o mezclar los acontecimientos (1-3-2, 2-3-1, etc.). Los acontecimientos que han ocurrido antes se nos presentan a través de breves flashbacks y los acontecimientos posteriores son flash forward. La imagen y el sonido pueden divergir con respeto al orden de la historia: la imagen puede estar en presente y el sonido en pasado, tanto imagen y sonido estar en pasado, etc.

Cuando la historia presenta acontecimientos previos como si estuvieran ocurriendo en el momento, en representación directa, tenemos una escenificación.

Las manipulaciones del orden de la historia ofrecen posibilidades narrativas obvias. Seguir fielmente el orden de la historia centra la atención del público en los acontecimientos futuros, creando el efecto de suspense que es característico de la mayoría de las películas narrativas.

Los flashbacks están motivados psicológicamente como recuerdo de un personaje. Cuando se emplea de esta forma, el flashback puede crear una narración relativamente  comunicativa, con un pequeño grado de autoconciencia. La narración motiva la presentación del flashback de una manera realista, dejándonos escuchar a hurtadillas los recuerdos del personaje.

El flash forward, sin embargo, crea otros problemas. Será imposible encontrar flash forwards externos ya que el último suceso de la historia pone necesariamente un límite a la duración temporal del argumento. Además, el flash forward es muy difícil de motivar de una manera realista. El flash forward es comunicativo, peor en muchas ocasiones de una manera incomoda, nos permite echar un ojo al resultado antes de que hayamos captado toda la cadena causal que conduce hasta él.

-Frecuencia temporal

Los acontecimientos son sucesos únicos, pero cada uno puede representarse en el argumento un indefinido número de veces. El acontecimiento puede presentarse en la historia una vez, más de una vez, o ninguna. Utilizando la distinción relato/representación llegamos a 9 posibilidades de representación:



Número de veces que el acontecimiento de la historia es:

                                                         A         B        C        D        E      F      G         H        I

Relatado                                         0          0       0          1        1     1     +1       +1     +1 

Representado                                0           1       +1       0        1    +1     0         1     +1   



-Duración

Dentro de la duración tenemos tres variables:

1)      Duración de la historia->  Es el tiempo que el observador presume que requiere la acción: un día, una hora, etc.

2)      Duración del argumento-> Consiste en los espacios de tiempo que la película dramatiza, representa, etc. De los diez años que transcurren, el argumento sólo dramatiza unos meses o unos días.

3)      Duración de pantalla o tiempo de proyección-> La acción de la historia puede durar diez años, el argumento puede ir desde marzo a mayo, peor la película puede representar estas duraciones en un intervalo de tiempo de dos horas. Puesto que la duración de pantalla es el ingrediente principal del medio cinematográfico, todas las técnicas fílmicas contribuyen a su creación.

La duración también actúa de manera importante en un nivel más local 8partes del argumento como son escenas, acciones, etc.) y segmentos del tiempo de pantalla. La necesidad de reconocer esto queda clara si consideramos las asunciones básicas del espectador respecto a un filme “ordinario”. En el nivel del conjunto, la duración de la historia se espera que sea mayor que la duración del argumento y la duración del argumento se asume que será mayor que el tiempo de proyección. Esto es así porque muy pocas narraciones representan la totalidad de cada acción. En el nivel de las diversas partes la situación cambia.

Después, hay que señalar que tenemos tres posibles relaciones durativas (igualdad, expansión y contracción).Podemos generar un conjunto de nueve posibles relaciones entre historia, argumento y estilo. Hay equivalencia cuando la duración de la historia es igual al argumento y la duración de la proyección. Tenemos reducción cuando la duración de la historia se  narra de forma abreviada o resumida. Tenemos expansión cuando la duración de la historia se  narra aumentada.

La narración fílmica puede también reducir el tiempo de la historia. Es el procedimiento más común en el nivel global: el argumento presenta diez años como diez días, mientras que la duración en pantalla convierte diez días en dos horas. Algunas partes de la película pueden también pueden reducir el tiempo de la historia, usualmente postulando una congruencia de la duración del argumento y de la historia y representando este espacio en una duración de proyección más abreviada. Puede indicarse contextualmente que una escena dura cinco minutos en la historia y en el argumento, pero, mediante cortes u otros recursos de montaje la acción se podría representar en tres minutos en la pantalla. El movimiento rápido es otra técnica que acorta la duración en pantalla sin indicar necesariamente al espectador que asuma la diferencia entre la duración del argumento y de la historia.

Estos procedimientos e denominan elipsis. Hay dos formas de reducir la duración de la historia, una forma que podemos llamar propiamente elipsis se da cuando el argumento omite segmentos discretos del tiempo de la historia. Es un proceso operativo normal. Pasando a la escena B, la narración (habitualmente) elimina un intervalo de acción de la historia que sigue a la escena A. La duración en pantalla es aquí idéntica a la duración del argumento, y los rasgos estilísticos abarcan indicios convencionales de la elipsis.

El tiempo de la historia se puede reducir también sin necesidad de ninguna elipsis. La duración tanto del argumento como de la historia pueden ser mayores que el tiempo de pantalla, peor el tiempo de pantalla presenta unas acciones de forma que no puede detectarse tiempo perdido alguno. Puesto que aquí el tiempo no se elide sino que se condensa, llamaré a este proceso compresión. Las elipsis dejan lagunas que pueden ser temporales o permanentes, enfocadas o difusas, destacadas o suprimidas. 

En el nivel global de la película, o en el parcial, la narración también puede expandir la duración de la historia. Puede suponerse que un acontecimiento dura un minuto en la historia, peor su composición argumental o su manifestación en el tiempo  de rodaje pueden consumir dos minutos. Podemos distinguir dos tipos de expansión: por inserción, que es análoga a la elipsis. El tiempo de la historia se expande “rellenando”: el argumento y el estilo se introducen en estilos ajenos.

El segundo tipo de expansión es la dilación.  De alguna forma paralela a la compresión, esta táctica extiende una acción representada de forma continua. Aquí la duración de la historia y el argumento son congruentes (lógicas) y sólo la duración de pantalla expande el tiempo. El ejemplo más común es la filmación a cámara lenta.



Resumen:

-          Equivalencia: La duración de la historia es igual a la duración del argumento y a la duración de proyección.



-          Reducción: la duración de la historia se reduce.



A)     Elipsis: La duración de la historia es mayor que la del argumento, que a su vez es igual a la duración de la proyección. Una discontinuidad en el argumento marca una parte de la duración de la historia omitida.

B)      Compresión. La duración de la historia es igual a la del argumento, y ambas son mayores que la duración de proyección. No hay discontinuidad en el argumento, pero la duración de pantalla condensa la duración del argumento e historia.



-          Expansión: La duración de la historia se expande.



A)     Inserción-> La duración de la historia es menor que la del argumento, que a su vez es igual a la duración de proyección. Una discontinuidad en el argumento marca el material añadido.

B)      Dilación-> La duración de la historia es igual a la del argumento, y ambas son menores que la duración de proyección. No hay discontinuidad en el argumento, pero la duración de pantalla extiende la duración tanto de la historia como del argumento.

Estas manipulaciones pueden conseguirse por medio de diversas técnicas fílmicas.

El montaje alternado es un vehículo estilístico de manipulación temporal. La narración entrecorta dos o más líneas distintas de acción y esto origina cuestiones de orden. El entrecruzado produce elipsis en algunas líneas de acción y expansión en otras.

Un caso canónico de manipulación temporal en cine es el montaje superpuesto: montar juntos planos de la misma acción de tal forma que se expanda la duración de proyección. Esto se emplea habitualmente para enfatizar algo.

domingo, 14 de abril de 2013

El acorazado Potemkim, ¿arte o propaganda?


El acorazado Potemkin es una película con una clara intención propagandística. El propio Eisenstein lo reconoció: “nuestro cine es, ante todo, un instrumento para lograr su objetivo fundamental, influir en la gente y reeducarla”[1]. No obstante, y como ya se explicó en El cine, ¿arte o industria?, las cosas no son siempre blancas o negras. El cine de Eisenstein es de una calidad artística indudable y como gran admirador de la ciencia y de científicos de la talla de Leonardo[2], no iba a dejar que su obra se rigiera por la mera función propagandística. Stephane Bouquet nos dedica unas líneas acerca de esta faceta artística de la obra de Eisenstein:
En “La unidad orgánica y el patetismo en la composición de El acorazado Potemkin”, sorprendemos al director dejándose llevar por su tentación de artista científico a la manera de Leonardo. “En el cine, la ‘prueba del número áureo’ no se ha intentado nunca, parece ser. Sólo es muy curioso señalar que El acorazado Potemkin […] se ha construido completamente sobre la regla del número áureo”.

Representación visual de la proporción áurea

            La proporción áurea es un concepto matemático usado en las artes para crear una composición armónica y visualmente atractiva[3]. Esto ya muestra las inquietudes artísticas y científicas de un temprano Eisenstein. Eisenstein no renuncia al arte pese a sus intenciones propagandísticas. Al contrario, usa el arte para potenciarlas. Las palabras de Stéphane Bouquet ilustran hasta qué punto a Eisenstein le preocupaba el campo artístico de sus películas:
Eisenstein tendía a concebir el arte como una actividad íntimamente científica, desenado obtener como él mismo señala en letras mayúsculas: “UNA SÍNTESIS DE ARTE Y CIENCIA”[4]
            La vida personal de Eisenstein también es fundamental para comprender la postura que tomó su cine y por ello me voy a dedicar a resaltar los puntos clave que influyeron en su forma de ver el cine. Bordwell nos cuenta que “Eisenstein nace dentro de una familia de alto rango social: su padre era un judío alemán y destacado arquitecto e ingeniero civil, mientras que su madre procedía de una rica familia de comerciantes”[5]. El hecho de haber nacido dentro de una familia acomodada va a influir mucho en la mentalidad de Eisenstein, ya que, según Bordwell, la simpatía de Eisentein por la protesta social surge del carácter despótico del padre del director. Es muy significativo que, con el estallido de la revolución en 1917, Eisenstein se alistara en el ejército rojo, mientras que su padre se uniera el Ejército Blanco. Símbolo de hasta qué punto eran tan diferentes. No deja de ser curioso que Eisenstein defendiera los ideales de la revolución Rusa habiendo nacido dentro de una familia acomodada. Llegados a este punto, no queda duda de que Eisenstein era un artista con una temprana ideología política y que se decantaba por los valores de la revolución. Stéphane Bouquet deja claro que dos de los padres intelectuales de Eisenstein son Marx y Lenin[6], y aunque señala la “escasa implicación de los sucesos acaecidos en 1917”, afirma que “participa en diversas manifestaciones populares, en especial en las jornadas de julio contra el gobierno burgués del príncipe Lvov establecido en febrero del mismo año, porque el pueblo, fundamentalmente, es uno de sus mayores placeres, pero en febrero justamente, el día en que explotó la primera revolución, acude al teatro y, durante todo este turbulento período, su mayor actividad política consiste en la publicación de caricaturas en los periódicos de Petrogrado”[7].
            Puede que Eisenstein se decantara por una lucha más intelectual, pero participó activamente en las manifestaciones del pueblo, como un integrante más de esa masa que él mismo insiste en que hay que reeducar. Este acontecimiento le permitió llenarse del aire que se respira en las revueltas del pueblo contra el gobierno del zar y también le permitió recrear el espíritu de la revolución. De hecho, el pueblo y las grandes masas va a ser una figura recurrente y protagónica no sólo en El acorazado Potemkin, sino en el resto de su filmografía. Eisenstein hace uso de un recurso muy inteligente: que sean las masas las que transmitan y difundan el mensaje propagandístico justamente a las propias masas espectadoras del film. Tal y como cuenta en su libro Bordwell, Eisenstein “sabe que la revolución no es una persona, sino las masas y busca un lenguaje que exprese la emoción de las masas.”[8]
            En 1920, empieza a trabajar en el teatro de la central obrera "proletkull", una  compañía que, según Bordwell, "partía de los clásicos marxistas, proponiendo el desarrollo de un arte específicamente proletario que sustituyera al de la burguesía decadente". La filosofía de esta compañía de teatro comparte puntos en común con el cine de Eisenstein, y no cabe duda de que fue una parte importante en su formación y pensamiento. El fundador de esta compañía, Bogdanov, afirmaba que el “arte debería desempeñar un papel central en la sociedad comunista orientando la experiencia hacia ‘imágenes’ emocionales, con frecuencia utópicas. También promovió la ‘tectónica’, una ‘ciencia’ que transformase el mundo en un armonioso sistema social.”[9] Es fácil creer que este pensamiento influenciara en la obra fílmica posterior de Eisenstein, ya que estuvo al cargo de la dirección de al menos 20 producciones[10], sobre todo cuando leemos lo que acerca de este respecto dice Bordwell:
Junto con su insistencia política iba la insistencia en que el artista tenía que desempeñar una función política. Pedía que el gobierno fomentara la producción de películas que encarnara la visión del mundo de la URSS. El cineasta tenía que verse ante la tarea cinematografiar las tesis del partido y del liderazgo del Estado, que son una resolución estratégica de una fase concreta en la lucha en pro del socialismo. [11]
            No cabe duda pues, de que Eisenstein tenía una idea muy politizada del arte. No es de extrañar, ya que mantuvo contacto con las grandes vanguardias revolucionarias de principios de siglo XX. Bouquet menciona que para una de sus representaciones en el Proletkult, El mexicano, realizada en 1921, “se entrega sin reservas a su gusto por las formas, desplegando en el vestuario y los decorados una hábil red de construcciones geométricas que volveremos a encontrar en sus películas: círculo, triángulo, cuadrado, línea, etc. En ello se muestra Eisenstein, evidentemente, influido por todas las vanguardias pictóricas de la época (cubismo, constructivismo, suprematismo, futurismo) que dan valor al uso de la forma geométrica regular como defensa e ilustración de la era de la máquina generalizada (de la velocidad enloquecida, del progreso permanente, de la construcción racional, del dibujo científico)”.[12] Además, Bordwell dice que “Eisenstein y sus colaboradores no dudaron nunca de que los artistas de vanguardia trabajaban a favor de objetivos políticos. Muchos artistas se habían convertido a la revolución bolchevique y la atmósfera de extrema izquierda del ‘comunismo de guerra’ había intensificado su fervor político. La pintura abstracta y la escritura experimental tenían que justificarse como ‘experimentos de laboratorio’, como formas que habrían de tener utilidad social. En 1923, ya fue inaceptable el arte puramente experimental y prácticamente todos los artistas se vieron obligados a trabajar con un contenido reconocible en nombre de la agitación, la propaganda o la educación.”[13]
            Bordwell también menciona como otra de las grandes influencias de Eisenstein a Meyerhold, a quien califica de maestro de la izquierda teatral, capaz de convertir una producción en un drama simbolista en una manifestación política. Los actores declamaban como si declamaran discursos y panfletos caían sobre el público. Eisenstein estudió los métodos de actuación y producción de Meyerhold y más tarde sería ayudante de dirección de sus producciones.[14] Sobre Meyerhold, escribe Eisenstein en sus memorias lo siguiente:
Ídolo de mi juventud, de mi destino teatral, de mi maestro. ¡Meyerhold!
Fotografía de Meyerhold dedicada a Eisenstein
            Otros grupos derivados de la Proletkult proponían un arte proletario que engarzara con los nuevos mitos soviéticos y elevara la conciencia de los trabajadores. Bordwell encuadra a Eisenstein en la tendencia que él ha optado por llamar arte de izquierdas.[15] Los artistas de izquierda se caracterizaban por ser hostiles a las tendencias burguesas, enemigos del arte del pasado e inmersos en el deseo futurista de sorprender al espectador. Bordwell también dice que Eisenstein reproduce la concepción del arte y del artista de Bogdanov: el arte exigía que quienes lo percibieran se vieran comprometidos emocionalmente[16]. Esto enlaza directamente con lo que dice Bouquet acerca de la relación que mantuvo Eisenstein con miembros de la FEKS (Fábrica del actor excéntrico):
Durante el período de la FEKS, Eisenstein se relacionó también con la revista Lef (Levyi front ‘frente de izquierdas’), fundada por Vladimir Maiakovski y Ossip Brik. Fue dirigido allí por Sergei Tretiakov, a quien conoció en el Proletkult. Esta revista manifestaba un interés muy particular en el análisis de la recepción por parte de los espectadores, apoyándose en los trabajos innovadores de los lingüistas rusos Victor Sklovsky y Youri Tynianov. Trétiakov preconizaba por su parte la idea de que el trabajador-artista debía convertirse en ingeniero de la psique y ser capaz de calcular las respuestas del espectador a partir de los estímulos de la obra, deseo que el impulso científico de Eisenstein recoge por completo bajo su responsabilidad y él mismo declarará que desea ‘trabajar la psique del espectador’.[17]
            El cine, como toda obra de arte y más que cualquier otro medio, viene acompañado de una ideología, tanto de forma explícita, como de forma implícita. La ideología es algo inherente a la película y corresponde a la forma de ver el mundo de su autor. Toda película tiene un mensaje, una idea que defiende y que nace del contexto social de la época y del mundo personal del autor. Luis Deltell[18] se refiere a esto como la tesis, una idea principal que defiende la película. Para entender este concepto, recurrimos a la película de Augusto Genina Sin novedad en El Alcázar, dirigida en 1940, bajo la sombra del fascismo. Este largometraje ambientado durante el asedio de El Alcázar de Toledo por parte del bando republicano, mantiene la tesis de que el bando republicano es muy malo y el bando nacional es muy bueno. Sin entrar en detalles sobre esta película, El acorazado Potemkin puede situarse, en este sentido, en la trayectoria que siguió el cine fascista español, como Raza de Saénz de Heredia o ¡Harka! de Carlos Arévalo, películas despreciables por su contenido y su mensaje (como morir por la patria es el más alto honor al que un hombre puede aspirar), con personajes estereotipados,  planos y simples (los buenos son muy buenos y los malos son muy malos). Esto nos hace plantear la siguiente pregunta: ¿puede una obra alcanzar la categoría de arte pese a que los ideales que defiende sean despreciables? Por poner otro ejemplo, El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl es una obra que hace apología del nazismo y sus execrables valores, pero pese a ello se ha colocado como uno de los documentales mejor rodados de la historia del cine. Todas estas películas mencionadas manipulan la historia como les conviene para defender su discurso ideológico y El acorazado Potemkin no está exento de esta manipulación histórica.
            Podemos encontrar un atisbo de manipulación precisamente en la escena más famosa de la película: la secuencia de la masacre de las escaleras de Odessa. Pese a que a que esta masacre por parte de las tropas zaristas de la población civil de Odessa fue real, nunca ocurrió en las escaleras. Fue decisión del propio Eisenstein escenificarla de ese modo, otorgándole prioridad a la fuerza visual y la monumentalidad que al rigor histórico. Es decir, existe cierta predisposición a la manipulación histórica en aras de la propaganda y la grandilocuencia del discurso. A este respecto,  Andrew Sinclar define El acorazado Potemkim “como la versión de un episodio de la revolución que se aparta de los hechos para dejar paso a las propuestas de propaganda y arte. No hubo, por ejemplo, ninguna masacre en las escaleras de Odessa”[19].
            Por otro lado y en relación a esto, Bordwell dice que Eisenstein “refuerza el heroísmo monumental del cine soviético por medio de una amplia exploración de la forma y estilo cinematográfico. Creó un cine monumental que encarnaba la interpretación bolchevique de la historia y la sociedad”[20]. No obstante, tampoco podemos censurar a Eisenstein por manipular los hechos históricos y por la falta de rigor. A lo largo de la historia del cine, se han rodado muchas películas que trataban hechos históricos con mayor o menor rigor, pero siempre en función de la historia que contaba la película o también por cuestiones estéticas o visuales. Cuando Alejandro Amenábar rodó Ágora, su grupo de documentalistas e historiadores discernían sobre si en aquella época se usaban o no velas. Pese a que la cuestión no estuviera del todo definida, Amenábar decidió optar por la solución más cinematográfica que era el uso de velas. Con esto quiero decir que la manipulación de los hechos sólo sirve para definir la ideología del film. Hay que aclarar que el hecho de que un film arrope una ideología no es nada negativo, solo se trata de una forma de ver el mundo y de tratar una historia. Lo que no se le puede perdonar a Eisenstein es de manipular falsamente el final de la película. En la película se nos muestra cómo el acorazado vence a la flota imperial, pero no ocurrió así en realidad, el verdadero acorazado Potemkin fue derrotado. Este final triunfador es muy similar al que hace gala el padre de familia de Raza, cuando le cuenta a sus hijos la historia de don Cosme, uno de los antepasados de la familia que luchó en la Batalla de Trafalgar y en la que se cuenta que su antepasado lideró la batalla y venció al enemigo. No obstante, Eisenstein se justificó diciendo que “simbólicamente” era cierto, puesto que la revolución sí que triunfó.
            De lo que sí abusa Eisenstein es en la simplificación de los personajes y en la creación de personajes estereotipados, como ocurre en el cine fascista español. Sus personajes son planos, no evolucionan. Dice Bordwell sobre esto que “en El acorazado Potemkin, el fervor revolucionario fluye de los marineros al pueblo de Odessa. Eisenstein caracterizó a los  oficiales del buque como feroces opresores, a las tropas zaristas como brutos mecánicos y a los marineros y al pueblo de Odessa como gente corriente atrapada en un acontecimiento que hacía época”[21].
            Según cuenta Stéphane Bouquet, todo el entramado cinematográfico y todos los recursos propagandísticos de los que hace gala Eisenstein en la película tiene una finalidad: adoctrinar al espectador. Según sus propias palabras que a continuación reproduzco:
Eisenstein, como teórico, recurrió al término pathos (sin carácter peyorativo en ruso) para ajustar sus teorías y seguir modelando a los espectadores y dirigir a sus “contemporáneos al inflado necesario, justo, de izquierda, activo”. (…)Para orientarle [al espectador], no basta con proponerle a través del montaje unas comparaciones chocantes (hombres como animales) esperando rebelarlos, es preciso despertar su deseo para ponerlo en movimiento, es preciso azuzar su energía, seducirle en vez de escandalizarle. (…) Eisenstein cambia de método, no de objetivo: “reeducar. [22]
Cartel de propaganda del libro diseñado por Rodchenko
            Eisenstein tuvo claro que el cine debía estar al servicio de la revolución, pero también que era una forma de arte. En este sentido para él no había ninguna contradicción en que una obra artística fuera además propaganda. La pregunta es: ¿existe una verdadera contradicción entre la obra artística y la propaganda? La propaganda ha sido parte fundamental de la cultura, a través de ella se puede realizar un recorrido histórico y muchos artistas han encontrado en ella una forma más de expresión de sus inquietudes. Al igual que Eisenstein, Rodchenko también usa el arte al servicio de la revolución como se puede ver en uno de sus carteles más conocidos. Pero el arte al servicio de una ideología no sólo se reserva a la Rusia comunista, Miró defendió la causa republicana con el cartel Aidez l’Espagne. El fin último de la propaganda es hacer llegar su mensaje y, ¿no es esto lo que también pretende hacer el arte? El arte es significado, pretende transmitir emociones y sentimientos, es un mensaje que se quiere transmitir al público.

BIBLIOGRAFÍA
AUMONT, Jacques: Montage Eisenstein, Images Modernes, 2005.
BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999.
BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008.
EISENSTEIN, Sergei: The battleship Potemkin, Lorrimer Publishing Limited, 1968.
AMENÁBAR, Alejandro: Ágora, Twentieh Century Fox, 2010.
SAENZ DE HEREDIA, José Luis: Raza, Divisa, 2002.
GENINA, Augusto: Sin novedad en El Alcázar, Divisa, 1998.
RIEFENSTAHL, Leni: El triunfo de la voluntad, Cameo, 2007.






[1] BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008, pág. 9
[2] BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008, pág. 11
[4] BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008, pág. 35
[5] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 21
[6] BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008, pág. 9
[7]  BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008, pág. 10
[8] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 32
[9] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 23
[10] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 30
[11] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 33
[12] BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008, pág. 13-14
[13] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 24
[14] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 23-24
[15] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 25
[16] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 25-26
[17] EISENSTEIN, Sergei: The battleship Potemkin, Lorrimer Publishing Limited, 1968, pág. 16
[18] Profesor de Cine Español en la UCM
[19] EISENSTEIN, Sergei: The battleship Potemkin, Lorrimer Publishing Limited, 1968, pág. 6
[20] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 30
[21] BORDWELL, DAVID: El cine de Eisenstein, Paidós, 1999, pág. 30
[22] BOUQUET, Stéphane: Sergei Eisenstein, Cahiers du cinema, El País, 2008, pág. 28