Viendo El hombre que mató a Liberty Valance, cerca del minuto 52 de la película, en la escena de la clase con James Stewart, me he encontrado con una cuestión graciosísima que explicaré a continuación. Para los que han tenido la desafortunada suerte de verse la película en versión original, como es mi caso, no se habrán percatado de forma directa de uno de esos famosos cortes que la censura franquista obligó hacer en las escenas de algunas películas para su proyección en los cines españoles, y habrán tenido que deducirlo a través de un difícil proceso de inducción, dado que la temática de los diálogos de la película no eran propios para la situación política que vivía España en el momento en el que se estrenó la película. Para quien tenga la inmensa fortuna de verse la película doblada, no necesitará hacer este poderoso esfuerzo de inducción, ya que se dará cuenta de que hay un cambio de voces a partir de este minuto de la película, una consecuencia de que en su momento no se doblara con los actores de doblaje originales, ya que esa escena sufrió el tijeretazo de las aviesas manos de los feroces secuaces de Paquito Franco.
Os pongo en situación: James Stewart está explicándoles a sus alumnos qué es un Estado, y para más inri, les está explicando lo que es un Estado republicano. Es evidente que las palabras "republicano" y "Estado" debían de causar auténtico pánico en un país en el que el jefe de Estado no había sido elegido democráticamente. Pero aquí no acaba la cosa. El discurso sigue así: "a state is a republic in which the people is the boss." La verdad es que no puedo evitar reírme al imaginar qué cuchichearían los censores en la sala de visionado al escuchar esto, porque por lo visto, eso de que el pueblo es el jefe no debía ir demasiado con unos ideales poco progres. Pero por si esto no hubiese sido poco para los delicados corazones de los censores, todavía quedaban palabrones que revolucionarían la sala de visionado: y es que si eso de "estado republicano" o "que el pueblo vote a sus jefes de Estado en función de si lo hacen bien o lo hacen mal" era impensable para las inocentes mentes de los censores españoles, debieron echarse las manos a la cabeza cuando oyeron los términos "constitución" o "declaración de independencia." Es por esto por lo que, desde el minuto 52 al 55, asistimos a un cambio de voces de los actores de doblaje (repito, para los que hayan tenido la suerte de vérsela doblada). Los que tuvieron que soportarla en versión original habrán disfrutado de una experiencia fílmica completa, pero es posible que se les pasara por alto este echo histórico en el que a millones de españoles, en el año 62, se les privó de 3 minutos de metraje.
Los que quieran ver Las meninas de Velázquez, que vayan al Museo del Prado. Los que quieran ver Las meninas de Picasso, que vayan al Museo Picasso de Barcelona.
Enlaces interesantes:
http://www.huffingtonpost.es/daniel-gamero/la-traduccion-que-mato-a-liberty-valance_b_3497334.html
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