miércoles, 21 de mayo de 2014

El montaje en "Hero"

En Hero, se nos hace necesario hablar del uso del montaje en la creación de ritmos en la narración fílmica. El ritmo que predomina es pausado, incluso en las escenas de acción al más puro estilo hollywoodiense. El montaje contribuye a crear este ritmo. Yimou se sirve de las herramientas propias del montaje para crearlo: uno de los recursos más habituales en Hero es la introducción de los denominados planos-almohada (posible influencia del cine de Ozu), planos en los que descansa la acción y que no tienen ningún valor dramático, sino un fin estético y expresivo. Un ejemplo de este tipo de planos lo podemos ver en la primera secuencia de lucha entre el maestro Sin Nombre y Cielo, en el que después de un auténtico alarde de coreografías, hay un momento de reposo mediante la inclusión de un plano de unas gotas cayendo de un tejado.  Este recurso apela más a un fin visual y a una actividad contemplativa que a una causalidad propiamente dicha. El desarrollo de la acción dramática se desvirtúa en favor de las pasiones y las emociones vertidas por los personajes.

Otra de las características clave del montaje en Hero son las elipsis de reducido espacio temporal; es decir, aquellos saltos en el espacio en el que apenas transcurren unos segundos entre un plano y su contiguo, provocando una sensación de distanciamiento y frialdad en el espectador. Una de las escenas más sublimes y bellas es la que transcurre entre el minuto 28 en adelante, cando Espada Rota, después de hacer el amor con Luna, surge de entre las sábanas y le dice “Vete ya” y a continuación pasamos a un primer plano de ella mirando a cámara y llorando y después a al mismo plano de Espada Rota en la misma posición con el lecho vacío. En tan sólo 10 segundos, Luna se ha levantado, se ha vestido, se ha acercado a la puerta, se ha girado para mirar por última vez a Espada Rota y se ha marchado.

Yimou también utiliza el montaje como una herramienta para dilatar el tiempo de la narración, y no sólo por los ralentíes en los planos, que son sólo un superficial procedimiento técnico, sino por la introducción de varios planos entre el principio y el final de una misma acción o incluso repitiendo movimientos de los personajes, como en la secuencia en la que el ejército llega al reino de Zhao y varios soldados se sientan dos veces, suspendiendo momentáneamente la acción dramática y haciendo énfasis sobre ese hecho vacuo y trivial.
Otro aspecto presente en la película es el uso del montaje para articular el desorden temporal de la narración fílmica, recurso propio y habitual del montaje moderno. Yimou utiliza el montaje como una forma de reescribir el relato, articulando la historia a través de flashbacks. Esta forma de concebir la historia coincide con lo expuesto antes arriba: la acción dramática se diluye para dejar paso a las pasiones. Que Yimou haya empezado su historia por el final del relato no es baladí, puesto que prefiere dar más relevancia a las pasiones humanas que a la historia.

Para finalizar, Hero se caracteriza por una utilización magistral del montaje para generar contraste entre las tonalidades de color de los distintos momentos de la narración fílmica. Cada color expresa y transmite una serie de sensaciones, que no sólo le sirven al espectador para situarse en el tiempo de la historia, sino también para situarse en un contexto emocional. La película trabaja con una gama de colores amplia. Especialmente notorio son los contrastes entre el rojo de la escuela de caligrafía del reino de Zhao y el azul del palacio de Qin porque nos transporta a lugares no sólo físicamente distintos, sino en el que se vuelcan distintos tipos de emoción. Es la confrontación del eros, simbolizado por las pasiones amorosas que se desarrollan en la escuela de caligrafía, y el tanatos, simbolizado por el afán de destrucción y conquista del emperador Qin.

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