Fêtes galantes es una serie de dos ciclos de canciones compuestos por Debussy y que ponen música a poemas de Verlaine. Que Debussy pusiese música a textos de Verlaine era sólo cuestión de tiempo. Tal y como dice Salzman, las innovaciones de Debussy se basaron en las inflexiones especiales y sutiles del lenguaje francés y su poesía; en el carácter y la duración del sonido; organización fluida y asimétrica del ritmo y el acento. Las ideas melódicas se organizan alrededor de patrones de sonidos y relaciones y no alrededor de su significado dentro de un esquema rítmico, contrapuntístico o fraseológico. Esta idea entronca perfectamente con el principio enunciado por Verlaine en su Art poétique: De la musique avant toute chose (La música por encima de todas las cosas). Poesía y música no están tan distantes la una de la otra. Incluso el propio Debussy, a partir de 1890, barajaba la idea de convertirse en escritor: en las Prosas líricas encontramos cuatro poemas de su propia creación. Verlaine, que había nacido mucho antes que Debussy, en 1844, le había devuelto a la poesía francesa las cualidades musicales que se habían dejado de cultivar desde el Renacimiento: eufonía, elegancia del ritmo y virtuosismo métrico. En Fêtes galantes crea un mundo inspirado en los cuadros de Watteau y la Commedia dell'arte. Estos aspectos atrajeron a un joven Debussy, que fue el primero de los más grandes compositores en musicalizar las palabras de Verlaine. Además de Fêtes galantes, Debussy también usó la poesía de Verlaine para su Suite Bergamasque para piano y Petite suite para piano a cuatro manos.
En la canción de Debussy podemos encontrar dos tipos de influencia: la de la ópera francesa (especialmente de Gounod y Massenet, cuya atmósfera es muy similar) y la de la cantante aficionada Vasnier, para quien escribió la mayoría de las canciones antes de 1885, año en el que se marchó a Italia. En este tipo de canciones, se hace evidente la suavidad de la línea de la tradición francesa del siglo XIX. Separado de su amada y tras una estancia de dos años en Italia, vuelve a París en 1889. Ese mismo año y coincidiendo con la exposición de París, escucha por primera vez una orquesta de gamelanes, hecho decisivo para el desarrollo posterior de su música. También es en ese año donde conoce a Gabrielle Dupont, quien le presentaría a la que sería su primera esposa: Rosalie (Lily) Texier, amiga de Dupont y con quien se casaría el 19 de octubre de 1889.
En 1892, año en el que compone el primer ciclo de Fêtes galantes, conoce a Chausson, el compositor, de quien se hace amigo íntimo. Es en ese año cuando comienza Prélude à l'après-midi d'un faune y una primera versión de Nocturnes.
En 1904 compone el segundo ciclo de Fêtes galantes y, además, otra de sus obras clave: La mer. Esta fecha fue muy significativa en la vida de Debussy: tan sólo un año antes había conocido a Emma Bardac, mujer de un banquero y cantante aficionada y para quien Fauré había dedicado 11 años antes su ciclo de canciones La bonne chanson. En junio de 1904, Debussy deja a su mujer y se traslada en otoño de ese mismo año a una apartamento con Bardac (comprado con el dinero de ella, por cierto). En octubre, su anterior mujer intentó suicidarse y muchos de sus amigos dejaron de hablarle.
Si el primer ciclo de Fêtes galantes era una celebración del ardiente deseo por Gaby (Gabrielle Dupont), este otro marca la ruptura con su primera mujer y el principio de su relación con Emma Bardac. El desencanto, implícito en el texto de Verlaine, pero de alguna forma edulcorado en el primer ciclo de Fêtes galantes de Debussy, se hace más evidente en el segundo ciclo. La nostalgia de Les ingénus es más dolorosa que dulce, como Debussy sugiere por el frecuente uso de la escala de tonos enteros, y la figura de la estatua en Le faune advierte a los amantes del triste final en estos momentos de felicidad; además, esta canción contiene uno de los pasajes más logrados del compositor: con un extenso ostinato que evoca un tambor lejano. Llámalo destino o llámalo ; el efecto es poderosamente siniestro. Más descorazonador es el mensaje final de Colloque sentimentel, indiscutiblemente la canción más conmovedora escrita por Debussy. En ella integra diferentes estilos para proyectar los tres personajes que aparecen en la canción: un estilo llano y acórdico para el amante desencantado; uno más rico y operístico para el otro; y otro recitativo y lineal para el narrador.