miércoles, 1 de agosto de 2018

La "grand opéra" francesa

Con respecto al teatro musical en Francia, la tragédie-lyrique y la opéra-comique siguieron siendo los dos géneros fundamentales. A principios del siglo XIX, se siguió entiendo por tragédie-lyrique aquellas óperas con acompañamiento musical en su totalidad, mientras que en la opéra-comique se intercalaban escenas en prosa. El más importante compositor de tragédies-lyriques durante el Imperio fue el italiano Gaspare Spontini (1774-1851), que modificó progresivamente los esquemas habituales tanto a nivel musical como argumental. Su ópera más representativa de este cambio fue La vestale. Más adelante compondría Fernand Cortez ou La conquête du Mexique (1809), para conmemorar la conquista española de Napoleón. En esta ópera se abandona el tema clásico por el histórico, anunciando de esta forma la producción que caracterizará al teatro francés a partir de 1828 y que acabaría llamándose grand opéra u opéra-historique. El rossinismo también logró un nuevo impulso con la producción francesa del maestro italiano con óperas como Moïse et Pharaon o Le siège de Corinthe. Pero el esquema rossiniano se ve interrumpido de forma imprevista por la ópera La muette de Portici de Daniel-François Auber en 1828, la que se considera como la primera grand opéra francesa. El tono revolucionario, histórico y exótico de la obra, muy acorde con la postura libertaria que estaba adoptando Francia tras algunos años de reinado borbónico (Carlos X estaba teniendo un cambio de tendencias. Estaba intentado volver a los antiguos derechos de la Iglesia y la nobleza), hizo que cosechara un enorme éxito. El ambiente turbulento llevó a la revolución de julio de 1830, la llamada de las trois glorieuses, porque duró tres días, y puso fin al reinado borbónico de Carlos X, siendo restituida la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleans.

Eugène Scribe fue uno de los protagonistas de la transformación teatral que estaba asolando Francia. Scribe perfeccionó los esquemas colaborando con el creador de la grand opéra, Giacomo Meyerbeer, y del prolífico autor de opéras-comiques, Daniel-François Auber. Scribe contribuyó a desarrollar los principios que Rossini expuso ya en Guillaume Tell: el melodrama popular, referencias a la novela gótica como en Robert le diable (pensada para ser una opéra comique, con partes habladas, pero convertida en una grand opéra) o el drama histórico y patriótico como Les huguenots. Con la grand opéra se busca crear un espectáculo masivo. En los recursos instrumentales se introducen todas las novedades, experimentando con todas las sonoridades. También hay una espectacularidad también en los recursos vocales. La interacción del coro con el cantante es mucho mayor. La presencia de Scribe fue decisiva ya no sólo para Auber y Meyerbeer, sino para los compositores extranjeros como Donizetti con La favorite o Verdi con Les vêpres siciliennes. También se deben a Scribe los libretos de las óperas de Jacques Franços Fromenthal Halévy como La juive.


A finales de la época de Luis Felipe, la grand opéra entró en una fase de declive hacia el año 1849, con el estreno de Le prophète. Con la revolución de febrero de 1848 y la instauración del Imperio de Napoleón III, la expansión de la burguesía impuso unos hábitos moralistas que contradecían el liberalismo constitucional de la época de Luis Felipe, generando un rechazo a la grand opéra por parte del nuevo público y dejando paso a otro género operístico representado por el Faust de Gounod.

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