miércoles, 11 de julio de 2018

La sinfonía en el Romanticismo

Héctor Berlioz
Le fascinaba el estudio de la música de Beethoven y la ópera: la fusión de ambos produjo lo que se ha llamado el drama instrumental. La concepción sinfónica, después de Beethoven, tenía que cambiar, y ese cambio lo produciría Berlioz. En un principio iba a estudiar Medicina, pero estudiará composición en el conservatorio de París con Le Sueur, compositor de opéra-comique. Berlioz tomará de la ópera los temas recurrentes que identifican alguna situación y lo que posteriormente utilizaría Wagner sistematizado como el Leitmotiv. Este tema recurrente se denominará idée fixe para los franceses. Lo que ocurre con la idea fija de Berlioz es que nunca aparece igual, siempre va variando.

Retrato de Héctor Berlioz realizado por Gustave Courbet
La Sinfonía fantástica destaca por su brillante instrumentación. Berlioz es un gran orquestador y es especialmente detallista: especifica cada color que desea en la partitura. Escribirá un tratado de orquestación, revisado más tarde por Charles M. Widor. Introduce muchos motivos onomatopéyicos: la caída de la guillotina, el canto de los vaqueros suizos, etc. Lo que busca, sobre todo, es un concepto de sonoridad general y la utilización de timbres generales. Sobre la Sinfonía fantástica dice el propio Berlioz que "la intención del compositor ha sido la de expresar los distintos episodios de la vida de un artista (...) la obra debe pensarse como una ópera con diálogos."


La siguiente sinfonía es un híbrido extraño: se trata de Harold en Italia. El personaje de Harold queda representado por la viola. Tiene un carácter obviamente programático. La visión que da de Harold es la de una especie de antihéroe.

Su tercera sinfonía, denominada por él mismo "sinfonía dramática", es Romeo y Julieta e introduce coros, y pasajes para cantantes solistas. Tiene una estructura compleja: de los 7 movimientos, cuatro de ellos se pueden identificar con la estructura sinfónica. El movimiento que identifica los bailes en la casa de los Capuleto.


La sinfonía fúnebre y triunfal plantea el mismo problema que los himnos revolucionarios.

Los otros dos compositores importantes que harán florecer la sinfonía de este momento son: Schumann y Mendelssohn.

Schumann consideraba la última sinfonía de Schubert como la más grande de las sinfonías. De las cuatro sinfonías de Schumann, la que más recepción ha tenido es la número 3: la sinfonía Renana. Se le ha considerado como un no buen orquestador, motivando que el propio Mahler hiciera reorquestaciones.


Felix Mendelssohn
La visión que tenía Mendelssohn de sus sinfonías era un poco extraña renegó de la sinfonía nº 1 y la sinfonía nº 4 la reformará. Esta última, la llamada italiana, es la más interpretada; fue compuesta influido por sus viajes a Italia recomendados por Goethe. Son obras de un espíritu romántico pero dentro de un marco clásico y formal. Se ve en ellas la tímbrica brillante a través de las maderas, es una textura muy límpida. 

La sinfonía nº 3 fue motivada por un viaje a Escocia. En el caso de la sinfonía nº 2 Lobgesang es un sinfonía que introduce un movimiento con coro, clara imitación de la novena de Beethoven.


Utiliza timbres muy separados y muy nítidos de los instrumentos. Antes de todas estas sinfonías, Mendelssohn ya había compuesto pequeñas sinfonías para cuerda, aunque no aparezcan en el catálogo.

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