miércoles, 20 de diciembre de 2017

"Historia y discurso" de Chatman. Parte 3


-       Los existentes de la historia: el personaje

Los personajes no son más que gente apresada de algún modo entre las tapas de los libros, las películas o los actores encima de un escenario.

· Las concepciones formalistas y estructuralistas del personaje.

Las ideas de los formalistas y algunos estructuralistas es que los personajes son productos de las tramas y que su estatus es “funcional”, que son en suma participantes o actants y no personnages, que es erróneo considerarlo como seres reales. La teoría narrativa, dicen, debe evitar las esencias psicológicas, los aspectos del personaje sólo deben ser funcionales. Sólo quieren analizar lo que los personajes hacen en una historia, no lo que son.

Para Vladimir Propp, los personajes son simplemente productos de lo que tengan que hacer en un determinado cuento de hadas ruso.

Los requisitos de Tomashevsky eran los de folklorista comparativo, pero para él el personaje también era secundario a la trama. El personaje juega el papel de hilo conector ayudándonos a orientarnos entre el montón de detalles, un medio auxiliar para clasificar y ordenar motivos concretos, etc.

-       Todorov y Barthes sobre el personaje

Otros estructuralistas interesados en narraciones más complejas han llegado a reconocer la necesidad de una noción del personaje más abierta y afuncional.

En sus estudios de Las mil y una noches, Simbad el marino, etc., Todorov defiende la actitud de Propp respecto al personaje, pero al mismo tiempo distingue dos categorías amplias, las narraciones centradas en la trama o apsicológicas y las centradas en el personaje o psicológicas.

Una tendencia en la literatura en la que las acciones no están ahí para “ilustrar” al personaje sino que, por el contrario, los personajes están subordinados a la acción. Para las narraciones psicológicas, las acciones son expresiones o incluso síntomas de la personalidad y por tanto transitivas; para las narraciones apsicológicas existen por derecho propio, como fuentes independientes de interés y por lo tanto intransitivas.

Además Todorov descubre que cuando se cita un rasgo en una narración apsicológica, su consecuencia debe ir inmediatamente después. El rasgo anecdótico siempre es provocador de acciones, no puede haber motivos o anhelos que no empujen a actuar. Los personajes no pueden elegir y realmente se convierten en meras funciones automáticas de la trama.

Roland Barthes también ha cambiado de una opinión del personaje funcional y estrecha a tener algo parecido a una visión psicológica. Su introducción al famosos número 1966 de Communications mantenía que la noción de personaje es secundaria, totalmente subordinada a la noción de la trama.

-       ¿ Son los personajes construcciones abiertas o cerradas?

Otra limitación dek personaje se deriva de la confusión entre la historia y la manifestación verbal del discurso. La implicación y la interferencia pertenecen a la interpretación del personaje y también a la de la trama, el tema y otros elementos narrativos. Cabe destacar las observaciones de O. B. Hardison en relación a este tema:

Una teoría del personaje viable debería conservarse abierta

-          Hacia una teoría abierta del personaje

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Una teoría viable del personaje debería conservarse abierta y tratar a los personajes como seres autónomos y no como simples funciones de la trama. Debería mantener que el personaje es reconstruido por el público gracias a la evidencia declarada o implícita en una construcción original y comunicada por el discurso a través del medio que sea.

El Dictionary of Philosophy nos da esta definición de personaje:

“La totalidad de los rasgos mentales que caracterizan una personalidad individual y yo. Ver Yo”. Perdonándole al autor la repetición de la palabra a definir en la definición y buscando “yo” encontramos la siguiente  definición:

“La cualidad de unicidad y persistencia a través de los cambios…, en virtud de la cual cualquier persona se llama a así mismo yo y que conduce a la distinción entre los yo, como se indica en palabras tales como yo mismo, tú mismo, etc. Los términos que necesitan un examen en particular son: Totalidad, rasgos mentales y unicidad…, que conducen a la distinción del yo.

Totalidad: Surgen dos cuestiones: 1) ¿cuál es la naturaleza de esa totalidad? ¿ Puede conseguirse en la narrativa?. Evidentemente no. La totalidad es una construcción teórica, un límite que nunca se va a alcanzar, un horizonte hacia el que viajamos, es de esperar que con una madurez intelectual y emocional cada vez mayor.

2) ¿Está la totalidad organizada de alguna manera? ¿ Es un conjunto teleológico o simplemente una aglomeración? Esta cuestión necesita un estudio completo; de momento, una teoría abierta debería presentar ambos casos.

Rasgos: ¿Está limitada la personalidad a rasgos mentales? Apartándonos de la Filosofía, vemos que los psicólogos  en general no se limitan al término, no parece que haya una razón especial para que la hagamos nosotros con respecto de los personajes ficticios. La definición más útil de qué es un rasgo es (según Guilford):

“Cualquier manera distinguible y relativamente duradera en la que un individuo se diferencia de otro”.

La distinción para “rasgo” y “hábito” es muy útil para la teoría de la narrativa, así como la caracterización del rasgo como un gran sistema de hábitos interdependientes.

-          El personaje: un paradigma de rasgos

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El autor aboga por una concepción del personaje como un paradigma de rasgos, “rasgo” en el sentido de cualidad personal relativamente estable o duradera.

-          Tipos de personaje

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Si un personaje es plano, éste está dotado de un solo rasgo, o muy pocos. En segundo lugar, como sólo hay un único rasgo o uno que domina claramente a los otros,  La conducta del personaje plano es totalmente previsible. Por el contrario los personajes esféricos poseen gran variedad de rasgos, algunos de ellos contrapuestos o incluso contradictorios.

En el vocabulario estructuralista podríamos decir que el paradigma del personaje plano es dirigido o teleológico, mientras que el del personaje esférico es de aglomeración.

Si un personaje es abierto, nuestra especulación, por supuesto, no se limita a rasgos, sino también a posibles acciones futuras.

-  A.C. Bradley y el análisis del personaje

Barthes describe la incierta búsqueda de rasgos, provocadoramente, como un “patinazo metonímico”.

Al intentar descubrir rasgos (semas) a menudo nos encontramos no con nombres sino con complejos sinonímicos cuyo núcleo común percibimos aun cuando el discurso nos lleva hacia otras posibilidades hacia otros significados relacionados.

El motivo del patinazo es la búsqueda de la clave de personaje, la exacta combinación de nombres- rasgo que lo resumen.

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