jueves, 4 de mayo de 2017

Tonos humanos

¿Qué es un Tono Humano? El término es un poco vago, ya que se toma prestado del Cancionero Musical y Poético del siglo XVII, recopilado por Claudio de la Sablonara durante el primer tercio del siglo XVII, y conocido también como el Cancionero de Múnich o Cancionero de la Sablonara, haciendo referencia a una serie de canciones polifónicas que en él están contenidas. En el prólogo de la obra, Claudio de la Sablonara presenta esta colección con las siguientes palabras:

He buscado y recogido los mejores tonos que se cantan en esta Corte, a dos, a tres, y a quatro para presentarlos a vuestra alteza escritos del mismo punto y letra que los suelo escribir para su Magestad.

El cancionero está constituido por una colección de 75 piezas que, recopiladas bajo el término "tono", llevan otros títulos más concretos como Folía a 4, Romance a 4, Canción a 4, Seguidilla a 4, etc. Por lo tanto, ante este panorama, no existen en realidad unas características que definan el Tono Humano, al menos en esta época. Ya un poco más adelante, durante el reinado de Carlos II el Hechizado (1661-1700), es donde nos encontramos obras con títulos como "Humano", "Solo humano", "Dúo humano", "Tono humano a 4" o "Tonada humana".

No obstante, la palabra tono ya había aparecido en otras ocasiones anteriores y en estrecha relación con el mundo del teatro. En 1596, Lope de Vega escribe los siguientes versos en su obra La bella malmaridada:
Cantan y dan dulce guerra,
llevando al cielo en compás,
a los tonos de Juan Blas,
que es un ángel en la tierra. (pág 28)
O este otro:

Si es música, quiero oilla,
que es de Lope la letrilla
y el tono de Palomares.

Y es que la mayoría de las composiciones poéticas, entre ellas el romance, eran fundamentalmente cantadas. "La música con la que se cantaban estos romances y demás composiciones literarias recibía el término de tono" (pág 47) como dice Robledo. Cuando hablamos de tono en esta época equivale a hablar de "música al servicio de la voz" (pág. 47 Robledo) Por lo tanto, la forma musical del Tono Humano deriva de otras formas musicales como el romance y el villancico. Hay que tener cuidado con el término villancico, ya que originariamente quiere decir una obra hecha "a la villana" y no sólo tratan exclusivamente temas que tengan que ver con el nacimiento de Cristo. Podían ser profanos o religiosos y cuando eran religiosos se referían no sólo a la Navidad, sino al Corpus Christi, a la Eucaristía o a la Pasión. Dado que los villancicos forman una parte esencial para comprender los Tonos humanos, nos detendremos brevemente en su función. Para ello nos valdremos de las palabras de Miguel Querol:

En el siglo XVII el villancico religioso cobra tal pujanza que, cual río desbordado, todo lo invade. Se introducen en los oficios litúrgicos y suplantan a los clásicos Responsorios en latín del Oficio de Maitines. No hay ciudad ni aldea en cuya fiesta principal no se cante y estrene cada año un villancico nuevo dedicado a su santo Patrono. En las catedrales el escribir cada año un villancico o una colección de villancicos para los oficios de Navidad y Corpus Christi o para las fiestas en honor de un santo Patrono es una de las más apremiantes obligaciones del maestro de capilla, al cual se le dispensa de asistir a las horas canónigas (...) durante dos meses para que pueda entregarse con toda tranquilidad a la creación de los nuevos villancicos. Grandes poetas, como Lope de Vega, Góngora y Calderón colaboran con los compositores de villancicos en la Iglesia y con los creadores de Tonos Humanos en el Teatro.

Querol define el villancico del siglo XVII , desde el punto de vista literario, como un romance con estribillo; y desde el punto de vista musical con una forma cuyas características son la brevedad y austeridad en la música de las coplas y una desbordante vitalidad en los estribillos. El villancico es una pieza de música religiosa con texto en lengua vernácula. Según Querol, cuando el texto del villancico no trata temas religiosos, entonces se le llama al villancico Tono Humano. Por lo tanto, la forma musical del Tono Humano se corresponderá así con la del villancico. No obstante, existen, tal y como dice Robledo, tonos religiosos; pero las composiciones en lengua vulgar con texto sagrado fueron absorbidas por el villancico (que había dejado de tratar temas profanos para convertirse exclusivamente en religioso) y el término tono se usó exclusivamente para referirse a las composiciones vocales profanas del primer tercio del XVII. Ya más adelante, a mediados del siglo XVII, empezará a ponérsele el apellido de humano, para diferenciarlo de tonos a lo divino. No obstante, la separación entre lo humano y lo divino nunca estuvo del todo clara y como ejemplo tenemos muchos testimonios en los que una misma música sirvió de vehículo para dos textos distintos: uno de ellos profano y el otro sacro, como por ejemplo Prado verde y florido de Francisco Guerrero, que utiliza la misma música que Pan divino, gracioso.

¿Qué diferencias hay entre un villancico y un tono humano?
Los tonos están compuestos generalmente para una, dos, tres y cuatro voces, mientras que los villancicos lo están para ocho o más.
Las fuentes de los Tonos Humanos


Los compositores
De entre los compositores de tonos más importantes cabe destacar la figura de Juan Blas de Castro, músico de la corte de Felipe III que compuso una ingente cantidad de tonos para amenizar las veladas del rey.

Los tonos humanos llegaron a tener mucha influencia en la zarzuela:

en su música y en su estilo dramático La púrpura de la rosa es una obra netamente hispana, llena de tonos y tonadas con sus coplas y estribillos y ritmos y danzas hispanas para interpretar diferencias improvisadas.


Entre las fuentes más importantes que contienen este repertorio se encuentra el Libro de Tonos humanos (Ms. 3881), localizado en la Biblioteca Nacional de Madrid y, por suerte para algunos, está digitalizado y podéis encontrarlo aquí.

Contexto histórico
En la España de finales del siglo XVI y principios del XVII, encontraremos la figura de Felipe III que fue fundamental para el desarrollo de una corte culta. La educación musical de Felipe III, como bien dice Luis Robledo, "iba mucho más allá del mero requisito obligado en la educación de todo príncipe." Además de bailar, cantaba y tañía la viola da gamba, con la que interpretaba madrigales, canciones y motetes ya desde los trece años. No sólo eso, sino que además, existen testimonios que respaldan que en su casa tenía una importante colección de instrumentos. (pág. 27 de Robledo

Buscar artículos de Lola Josa, López Cano y Mariano Lambea

Relación con los artistas de la época


https://www.youtube.com/watch?v=DYF82vwBs-4

Enlaces de interés
Manuscrito original del Cancionero de la Sablonara
Transcripción del cancionero hecha por Barbieri

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