sábado, 16 de enero de 2016

Algunos conceptos importantes de "Cómo convertir un buen guión en un guión excelente". Parte 1

La estructura en tres actos
El guión funciona en su conjunto. No se puede cambia runa parte de él sin desequilibrar el resto. Reescribir es un proceso que exige tanto la visión de conjunto como la atención al detalle.
Parte del proceso de escribir o reescribir un buen guión está en encontrar una estructura sólida que soporte la historia. En otras palabras, facilitar que el espectador se meta en la historia y se vea envuelto en ella hasta el final. Esto es lo que significa construir la historia de forma dramática. La composición dramática, casi desde los comienzos del drama, ha tendido siempre hacia la estructura en tres actos: principio (set up), medio o desarrollo (development) y final o resolución (resolution). Generalmente, el ritmo del tercer acto es más rápido que el de los otros dos.
En la mayoría de la sobras de teatro, esta estructura es muy clara. El telón se cae después le primer acto mostrando el final del planteamiento de la historia. Vuelve a caer después del segundo y a continuación, en el tercer acto, se construye el climax y la resolución final. El paso de un acto al siguiente suele llevarse a cabo con una acción o suceso llamado punto de giro (Turning point).

-         El planteamiento
Los primeros minutos de la historia pueden ser los más importantes.  La mayoría de los guiones tienen problemas con el planteamiento porque es poco claro, no está bien centrado o porque plantea todo menos la historia que quiere plantear.
El propósito del planteamiento es proporcionar la información básica que necesitamos para que la historia comience. ¿Cuál es el estilo?, ¿quiénes son los personajes principales? ¿Dónde tiene lugar?,  etc.

El planteamiento se construye para darnos una pista acerca de la columna vertebral o dirección de la historia.

-         Comenzar con una imagen
En la mayoría de las buenas películas, el planteamiento comienza con una imagen. Vemos algo que nos proporciona una idea adecuada del lugar, ambiente o época, etc. Las películas que comienzan con diálogo en vez de con una imagen visual son más difíciles de seguir. Esto es así porque el ojo capta los detalles con mucha más rapidez que el oído. Además, si de palabra se proporciona algún tipo de información clave antes de que el público se haya enterado de la historia, conozca a los personajes,  etc., será difícil que recuerde esa información y, por tanto, de que la incorpore. Por esto hay que procurar empezar con una imagen.

-         El elemento catalizador
Después de la imagen inicial, comienza propiamente la historia. Necesitamos que nos presenten a todos los personajes importantes que van a formar parte de la trama. Necesitamos información acerca de la situación: ¿dónde estamos? ¿Qué pasa aquí?, y algo (algún suceso), debe comenzar el relato.  A ese particular suceso se le denomina catalyst  (detonante o catalizador).
Con el detonante arranca la acción de la historia. Algo pasa y, desde ese momento, la historia queda definida. Ya sabemos cuál va a ser su columna vertebral.
El detonante es el primer “empujón” que pone en marcha la trama. Algo pasa, o alguien toma una decisión. Hay distintos tipos de detonantes, los más fuertes son las acciones específicas que comienzan una historia. Algunas veces el detonante se expresa a través de un diálogo. Es entonces una pieza de información que recibe un personaje y nos orienta acerca del tema de la historia. Esto es habitual es muchos telefilms.
Otras veces el detonante es de situación. Una serie se incidente so sucesos que construyen una situación a lo largo de un período de tiempo.

-          La cuestión central
El planteamiento de la película, sin embargo, no está completo todavía. Aunque la imagen inicial nos haya orientado y el detonante haya comenzado la historia, falta un ingrediente más antes de ponernos definitivamente en marcha.
Toda historia tiene algo de misterio. Suscita una cuestión en el planteamiento que será contestada en el climax. De ordinario se plantea un problema o una situación que debe ser resuelta. Esta situación o problema nos plantea una cuestión y, una vez planteada la pregunta, todo lo que sucede en la historia se relaciona con esa cuestión. La mayor parte de las veces la cuestión central se contesta afirmativamente al final de la historia. Una vez que se ha suscitado la cuestión central, el planteamiento está completo. La historia ya está lista para desarrollarse.

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