La primera diferencia es la narración: en la película de Buchs ocurren más acontecimientos y estos se suceden más rápido que en la película de Garci. Se podría decir, que la película de Buchs es más comercial; la estructura, además, está definida por siete actos. Garci crea ritmos más lentos, pero también más intensos y contenidos. En este sentido es muy naturalista (algo característico de su cine) y se detiene más en la descripción de la escena y las situaciones, de ahí la sencillez y sobriedad de sus planos. Mientras que la adaptación de Buchs opta por los flashbacks o la representación de los hechos a través de imágenes, Garci prefiere la analepsis, la referencia, a través de diálogos, de acontecimientos pasados. Ejemplo de ello es la muerte de Rafael, el hijo de Rodrigo: en la película de Buchs, se muestra al principio; en Garci, se menciona a la mitad. Los cambios de espacio y tiempo son más acelerados en la película de Buchs que en la de Garci, por cada tres saltos de espacio en Buchs, hay uno en Garci. Y esto se ve en los 15 primeros minutos de ambas películas: en Garci, la historia comienza con la llegada de Rodrigo a Jerusa, mientras que Buchs, antes de mostrarnos cómo llega Rodrigo a La Pardina nos ha contado antes su llegada desde América, la muerte de su hijo y las juergas de Lucrecia con los hombres.
La segunda diferencia es el tratamiento de los valores: Buchs resalta valores como la nobleza, la pureza de sangre, la raza… Garci, en cambio, los elude. Un aspecto interesante relacionado con esto es cómo se presentan las nietas de Rodrigo: en Garci, la cualidad que más valora el abuelo de las niñas es la inteligencia y la astucia; en Buchs, lo que Rodrigo busca en ellas es la bondad y rectitud del corazón. Esto es más bien un reflejo de la época y del cambio de mentalidad de la sociedad: la cualidad más infravalorada en una mujer en 1925, era la inteligencia. Otro tema que surge es la religión: en Buchs está prácticamente ausente, en Garci cobra cierta importancia: las niñas protagonistas se nos presentan hablando de religión, uno de los personajes grita que “debería haber menos curas” y la identidad de la auténtica nieta de sangre de Rodrigo la confirma un cura. Es posible ver cierta lucha de clases en la película de Garci, en la escena en la que Senén y Rodrigo discuten.
La tercera diferencia es el tratamiento de los personajes: el personaje de Lucrecia está más humanizado en la película de Garci que en la película de Buchs, que la pinta como una mujer viciosa. La relación entre Pío y sus hijas es más explícita en Buchs, que en Garci, que prefiere ser más sutil.
Un aspecto curioso es la sonorización aplicada a la película de Garci. La sonorización era una práctica habitual en el cine español, necesaria a causa de la pésima insonorización de los estudios de rodaje y que perduró hasta mediados de los años 80. Una vez rodada y montada la película, los actores se doblaban a sí mismos (o no, dependiendo de la situación) en un estudio de sonorización. Lo curioso es que El abuelo está rodada en 1998, cuando estos problemas de sonido no existían, por propia decisión de Garci. Y así, tenemos a Rafael Alonso doblado por Félix Acaso, que lejos de lo que pueda parecer, no fue porque el gran Rafael Alonso tuviera una voz poco fonogénica, sino que su fallecimiento impidió doblarse a sí mismo; a Antonio Valero doblado por Juan Antonio Gálvez, y a algunos más del reparto.
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