El
productor es un documental que
hace un recorrido por la trayectoria profesional de Elías Querejeta, hablando
de algunos de sus proyectos más sonados y de su relación con grandes
realizadores del momento como Carlos Saura, Víctor Erice, Jaime Chávarri o José
Luis Borau, así como otros profesionales del sector. También aprovecha para
hablar de la figura del productor y su forma de involucrarse en el proceso
creativo de la película. Podemos dividir el documental en 4 partes:
- Su colaboración con Carlos Saura;
- su colaboración con Víctor
Erice;
- su colaboración con directores
noveles;
- producción de documentales.
El fragmento dedicado a la
colaboración con Carlos Saura hace hincapié en la forma que Querejeta tenía de
evitar la censura franquista. Para ello ponen el ejemplo de La caza, que inicialmente se titulaba La caza del conejo. Naturalmente, el
censor no podía consentir que la palabra “conejo” apareciera y le dijo a
Querejeta: “lo de conejo fuera, a partir de ahí lo que quieras”. Esta medida
muestra hasta qué punto Querejeta era un productor inteligente: habiendo
introducido en el guión referencias sexuales, el censor no se dio cuenta de las
críticas a la dictadura y sociedad franquista que hay en la película. Elías
manipulaba sus propios guiones poniendo cosas que los censores sabían que
quitarían y dejaban lo que realmente les interesaba. De este modo, Querejeta
conseguía burlar la censura y mantener intacto el guión, ya que después de
haber rodado la película, era más difícil aplicar el tijeretazo: “es más fácil
censurar una película cuando se está leyendo el guión, que una vez que está
rodada” nos cuenta Querejeta en el documental. Por otro lado, Querejeta también
consideraba que “la vía metafórica era la vía para huir de la censura y de los
convencionalismos de la época.”
Aunque La caza no es el primer film producido por Querejeta, sí es el que
obtuvo más éxito. Hasta ese momento, el cine español era o folklórico o
propagandístico y ningún productor hubiese apostado por una película como La caza. En el documental, nos cuentan
que “el guión recorrió toda España buscando un productor, pero a ninguno le
interesaba el proyecto, excepto a Querejeta.” Lo cierto es que La caza supuso un punto de partida de
otra forma de hacer cine en España y la película obtuvo notoriedad: fue
proyectada en el Festival de Cannes. A partir de esta película, Saura y
Querejeta seguirán con una prolífera carrera juntos que dio a luz auténticos mojones
del cine español como La prima Angélica,
Mamá cumple 100 años, Ana y los lobos y muchas otras.
Lamentablemente, a partir de La dulces
horas, la situación cambió y rompieron relaciones: Saura empezaba a tener
otras inquietudes y quería plantear un cambio en su forma de hacer cine, además
le ofrecieron dirigir la película Bodas
de sangre, proyecto en el que Querejeta no participaría.
A partir de este momento,
Querejeta se acerca a otros realizadores como Víctor Erice, con quien sólo
trabajó en dos ocasiones: El espíritu de
la colmena y El sur. A través de
un deseo de Querejeta de acercarse al mito de Frankenstein, por quien sentía
fascinación desde pequeño, surgió El
espíritu de la colmena. Este fue un rodaje particular puesto que nadie del
equipo entendía el desarrollo de la película. No obstante, la película supuso
un cambio en la forma de concebir el cine. Ya incluso el guión se concebía de
una forma distinta: las secuencias dejaban de ser secuencias para
ser “unidades poéticas”. Por
supuesto, la censura quería prohibirla, pero no tenía argumentos sólidos para
hacerlo. Después de esta película, Querejeta y Erice no vuelven a trabajar
hasta 10 años después en El sur, que
se inspiraba en un relato de Adelaida García Morales y que Erice adaptó en un
guión de 400 páginas. Querejeta lo consideraba excesivo y a pesar de que en el
plan de trabajo figuraba que el rodaje duraría 81 días, sólo duró 48, puesto
que Querejeta decidió parar la producción, supuestamente por problemas de
financiación, aunque las razones todavía no están claras. Después del asunto de
El sur, Querejeta y Erice nunca volvieron
a trabajar juntos.
Querejeta también se caracterizó
por dar oportunidades a nuevos realizadores, como Ricardo Franco, Jaime
Chávarri y Emilio Martínez Lázaro. En un mismo año, Querejeta produjo Pascual Duarte y El desencanto, dos películas totalmente distintas. La primera es un
drama basado en la novela de Camilo José Cela y la segunda es un documental
sobre los Panero. Esta película surge como una idea de Querejeta de hacer una
serie de cortos con jóvenes directores, pero finalmente acabó siendo un testimonio
de la decadencia de las relaciones familiares entre los hijos y la viuda del poeta.
En el documental, Jaime Chávarri reconoce que es una película de encargo, niega
por completo que sea cine de autor, y se la atribuye más a Querejeta que a sí mismo.
El caso de Las palabras de Max de
Lázaro es una película atípica. No había un guión finalizado: tenían una serie
de escenas con los personajes que se grababan y después se continuaba
escribiendo el guión. Con estas películas, el cine de Querejeta se renueva
estilísticamente. La llegada de la democracia marca un antes y un después en la
forma de hacer cine. La censura cae y con ello los temas se tratan de una forma
más abierta: ahora empieza a haber películas sobre las drogas, la
homosexualidad y la delincuencia juvenil. Deprisa,
deprisa de Saura es un ejemplo de este nuevo cine.
Agustín Almodóvar dice de Elías
que, a diferencia de otros productores como Dibildos, que no lograron
sobrevivir, él sí que supo adaptarse a los cambios sociales de la época.
Fue un productor versátil. Con
Montxo Armendáriz, Querejeta entra de lleno en el realismo. Con 27 horas, Querejeta continúa con una
serie de películas centradas en la juventud y la sociedad que les rodea, que ya
había iniciado con Deprisa, deprisa y
que volverá a repetirse con Historias del
Kronen y Barrio.
Siente una gran predilección por
el documental y esto le lleva a producir películas de este género. Según las
propias palabras de Querejeta, por culpa del NODO tenemos una percepción banal
y peyorativa del cine documental. No obstante, él cree que es un género
fascinante y con grandes posibilidades. Invierno
en Bagdad y Asesinato en febrero
fueron algunos de los títulos que Querejeta aportó al mundo documental.
Para terminar, creo que se hace
necesario hacer un resumen de cómo trabajaba Elías Querejeta, puesto que en el
documental hay varios testimonios al respecto. Su estilo de trabajo es muy
distinto al de otros productores del momento en España. Querejeta participaba
activamente durante la escritura del guión, él mismo reconoce que “no hay
ninguna película que haya producido con un guión que me haya llegado. El
proceso ha sido siempre de una manera distinta, siempre he estado cerca del
desarrollo de cada uno de los proyectos, es una parte importante de mi función
y eso es lo que significa producir una película.” Esta forma de trabajar hizo
que se perfilaran dos opiniones sobre Querejeta: por un lado, hay directores
que confían en su criterio y comparten la coautoría de la obra cinematográfica;
por otro, hay profesionales que consideran que interviene demasiado en el
proceso creativo. También se caracterizó por trabajar siempre con un mismo
equipo. Algunos criticaron este estilo de producción y le achacaron que todas
sus películas eran iguales. Sea como fuere, no cabe ninguna duda de que Elías
Querejeta fue una figura clave en nuestro cine y uno de los que más lucharon
por hacer otro tipo de cine y como él decía “más o menos calculo que habrá un
millón de personas que quieren ver el cine que yo quiero ver. Con eso me
conformo.”
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