En Hero, se nos
hace necesario hablar del uso del montaje en la creación de ritmos en la
narración fílmica. El ritmo que predomina es pausado, incluso en las escenas de
acción al más puro estilo hollywoodiense. El montaje contribuye a crear este
ritmo. Yimou se sirve de las herramientas propias del montaje para crearlo: uno
de los recursos más habituales en Hero
es la introducción de los denominados planos-almohada (posible influencia del
cine de Ozu), planos en los que descansa la acción y que no tienen ningún valor
dramático, sino un fin estético y expresivo. Un ejemplo de este tipo de planos
lo podemos ver en la primera secuencia de lucha entre el maestro Sin Nombre y
Cielo, en el que después de un auténtico alarde de coreografías, hay un momento
de reposo mediante la inclusión de un plano de unas gotas cayendo de un tejado. Este recurso apela más a un fin visual y a
una actividad contemplativa que a una causalidad propiamente dicha. El
desarrollo de la acción dramática se desvirtúa en favor de las pasiones y las
emociones vertidas por los personajes.
Otra de las características clave del montaje en Hero son las elipsis de reducido espacio
temporal; es decir, aquellos saltos en el espacio en el que apenas transcurren
unos segundos entre un plano y su contiguo, provocando una sensación de
distanciamiento y frialdad en el espectador. Una de las escenas más sublimes y
bellas es la que transcurre entre el minuto 28 en adelante, cando Espada Rota,
después de hacer el amor con Luna, surge de entre las sábanas y le dice “Vete
ya” y a continuación pasamos a un primer plano de ella mirando a cámara y
llorando y después a al mismo plano de Espada Rota en la misma posición con el
lecho vacío. En tan sólo 10 segundos, Luna se ha levantado, se ha vestido, se
ha acercado a la puerta, se ha girado para mirar por última vez a Espada Rota y
se ha marchado.
Yimou también utiliza el montaje como una herramienta para
dilatar el tiempo de la narración, y no sólo por los ralentíes en los planos,
que son sólo un superficial procedimiento técnico, sino por la introducción de
varios planos entre el principio y el final de una misma acción o incluso
repitiendo movimientos de los personajes, como en la secuencia en la que el
ejército llega al reino de Zhao y varios soldados se sientan dos veces, suspendiendo
momentáneamente la acción dramática y haciendo énfasis sobre ese hecho vacuo y
trivial.
Otro aspecto presente en la película es el uso del montaje para
articular el desorden temporal de la narración fílmica, recurso propio y
habitual del montaje moderno. Yimou utiliza el montaje como una forma de
reescribir el relato, articulando la historia a través de flashbacks. Esta
forma de concebir la historia coincide con lo expuesto antes arriba: la acción
dramática se diluye para dejar paso a las pasiones. Que Yimou haya empezado su
historia por el final del relato no es baladí, puesto que prefiere dar más
relevancia a las pasiones humanas que a la historia.
Para finalizar, Hero
se caracteriza por una utilización magistral del montaje para generar contraste
entre las tonalidades de color de los distintos momentos de la narración
fílmica. Cada color expresa y transmite una serie de sensaciones, que no sólo
le sirven al espectador para situarse en el tiempo de la historia, sino también
para situarse en un contexto emocional. La película trabaja con una gama de
colores amplia. Especialmente notorio son los contrastes entre el rojo de la
escuela de caligrafía del reino de Zhao y el azul del palacio de Qin porque nos
transporta a lugares no sólo físicamente distintos, sino en el que se vuelcan
distintos tipos de emoción. Es la confrontación del eros, simbolizado por las pasiones amorosas que se desarrollan en
la escuela de caligrafía, y el tanatos,
simbolizado por el afán de destrucción y conquista del emperador Qin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario