Mátame.
Mátame ya.
No concibo mayor tortura que esto.
La muerte es ausencia de dolor,
no existe peor dolor que esto.
Cada segundo que paso aquí
mi alma muere poco a poco.
Un daga clavada en mi corazón
sería el mayor alivio en este momento.
No importa la agonía,
la prefiero a padecer este suplicio.
No encuentro mayor descanso que el sueño eterno.
La libertad del hombre se alcanza a través de la muerte.
Ni una bala en la cabeza podría librarme de esta tortura.
De nada sirven las palabras.
Las palabras matan a la gente.
Uno suelta: "¿alguien quiere decir algo?"
Sí, yo: matadme, matadme, matadme, matadme.
No hace falta que sea rápido.
Hasta en la muerte más lenta
encontraría el mayor de los alivios.