Los
regímenes de narrar
-Narración fuerte,
narración débil, antinarración
1) Narración fuerte -> Se pone el
énfasis sobre un conjunto de situaciones bien diseñadas y bien entrelazadas
entre sí. La acción funciona como nexo entre los elementos constitutivos de una
situación y, a la vez, como medio de transición entre las distintas
situaciones. Algunos rasgos de este
diseño son:
a)
El ambiente (físico o social) en el que se
desarrolla la trama se manifiesta en su organicidad.
b)
La organización íntima de las situaciones, más
allá de un ambiente bien estructurado, evidencia la presencia de frentes
concretos. Los dos extremos de la oposición dual se reúnen siempre en un momento
resoltuorio en el que el encuentro/desencuentro resulta inevitable.
c)
Entre las situaciones de partida y aquella a la
que se quiere llegar se produce un gran descarte que se va colmando
progresivamente.
d)
La anulación de este descarte pone al descubierto
una situación de llegada que actúa como finalización predecible o como
perturbación especular de la situación de partida.
1)
El régimen
de la narración débil experimenta un ligero (pero significativo)
desplazamiento de los equilibrios procedentes. Las situaciones narrativas
sufren una especie de trastorno: ya no existe equilibrio entre los elementos,
sino una hipertrofia de los existentes (personajes y ambientes), respecto de
los acontecimientos (acciones y sucesos). Podemos distinguir varios rasgos:
a)
En primer lugar, el ambiente (natural y social)
no aparece ya como englobador sino como evasivo. En otras palabras, el ambiente
ya no circunscribe ni estimula las acciones, ocupa, por así decirlo, el
espacio, impidiendo su “extrinsecación”.
b)
En segundo lugar, los valores no se colocan ya
en sistemas contrapuestos, sino que se refieren a axiologías próximas al
sincretismo y dotadas de una cierta permeabilidad. En este sentido, es típica
la coexistencia de diversos puntos de vista: en concreto, la narración adopta
indiferentemente el de Héroe y el de Antihéroe. También es típica la
superposición de los procesos de mejoramiento y empeoramiento. Lo que ya no
está claro es si lo bueno es verdaderamente bueno y lo malo verdaderamente
malo.
c)
En tercer lugar, tienden a aparecer
progresivamente descartes radicales y, sin embargo, “colmables” entre
situaciones diversas.
d)
El estado final se presenta generalmente o bien
como trastorno del inicial, o bien como un estado nuevo, desprovistos de nexos
con el original.
2)
La antinarración
-> Es el régimen que lleva hasta sus últimas consecuencias la crisis del
modelo fuerte. Radicaliza algunas tendencias ya presentes en el régimen
anterior. En particular, el nexo ambiente-personaje pierde todo tipo de
equilibrio y la acción ya no desempeña ningún papel relevante. En la
antinarración podemos distinguir:
a)
La situación narrativa ya no es orgánica, sino
fragmentada y dispersa. Los personajes resultantes son múltiples, relacionados
entre sí y con el ambiente mediante nexos débiles y continuamente oscilantes
entre el comportarse como protagonistas y el limitarse a los papeles
secundarios.
b)
Ya no existe una axiología que actúe de algún
modo como referencia, ni tampoco una axiología contaminada y cambiante. Esto
significa que los valores se eclipsan, el mundo se convierte en algo neutro.
c)
El hilo que relaciona los acontecimientos entra
en crisis: las relaciones causales y lógicas son sustituidas por simples
yuxtaposiciones casuales, formadas por tiempos muertos y dispersos La acción
del personaje se sustituye así por una forma particular de inacción: el paseo,
el andar sin rumbo y sin meta, pensando y mirando alrededor… De ahí la
creciente centralidad del pensamiento y de la mirada como actos cognitivos.
d)
En este universo inconexo las transformaciones
se producen muy lentamente y nunca se resuelven en un estado final concreto.
Dominan la suspensión y en mayor medida el estancamiento.
El análisis de la
comunicación
- Comunicar
el film, comunicar en el film
Comunicar
significa convertir algo en común, conseguir que “algo” pase de un individuo a
otro y conseguir que esos individuos compartan la misma cosa.
En
otras palabras, en la comunicación el verdadero factor en juego son los
participantes con su comportamiento concreto, y no el texto con su arquitectura
y su dinámica.
La
comunicación, en su propio desarrollo, por un lado proporciona una definición
de los participantes, de la finalidad y de los modos que la sostienen. Y por
otro, hace que tales elementos actúen como verdaderos principios reguladores.
El efecto es la reabsorción de los términos y de las condiciones del
intercambio en el interior de lo que se intercambia: el objeto que se transmite
y en torno al cual se interactúa es también el terreno de la transmisión y de
la interacción.
El cuadro comunicativo
-
Figuras reales y vicarias
El envío y la recepción del texto se refieren a
figuras reales, dotadas de un papel, de un cuerpo físico y de un nombre
determinado. Denominaremos a estas figuras Emisor
y Receptor.
El emisor y el receptor nos conducen a los modos
de producción y a las formas del consumo del film.
En el interior del texto existen elementos
destinados a, según en frente en el que se dispongan, señalar el punto en el
que el film se origina, o bien hacia el punto en el que se mueve. Estas figuras
internas pueden reconocerse y clasificarse según el polo de la comunicación que
en cierto modo representan: la entrada o la salida, el mirar o el mostrar, etc.
Abordemos estas figuras que hemos definido como
“vicarias”:
· Autor implícito y espectador implícito.
O según otras terminologías, autor o espectador
modelo, enunciador o enunciatario, se definen figuras exactas que representan
los principios generales que rigen el texto: vale decir, respectivamente, la
lógica que lo informa (autor implícito) y la “clave” según la cual se observa
ésta (el espectador implícito). Más concretamente, el primero representa las
actitudes, las intenciones, el modo de hacer, etc. del responsable del film. El
segundo representa las predisposiciones, las expectativas, las operaciones de
lectura, etc., del espectador, también se representan en el film.
Si se quiere, pues, se puede decir que en la
figura del autor implícito se puede localizar en cierto modo el “proyecto
comunicativo” en el que se basa el film.
· El narrador y el narratario
Los principios implícitos pueden en muchos casos
hacerse explícitos y encarnarse en este o aquel elemento textual.
El narrador es la figura de emisión y podemos
destacar:
a)
Los emblemas de la emisión, del hacerse del
film, o más concretamente del constituirse las imágenes, en resumen, todo lo
que se refiere al representar y al mostrar.
b)
La
presencia extradiegética: carteles que amueblan la trama, voz over que funciona no sólo como introducción del texto, sino
también como guía de la historia, soluciones estilísticas particularmente
expresivas, que funcionan un poco como “firma” del film.
En definitiva, aquí todo aquello que recuerda
que las imágenes y los sonidos no se dan por sí solos, sino que hay alguien
(una “primera persona”), que nos los proporciona.
c) Las
figuras de informadores: individuos que cuentan, testigos que hablan,
presencias que recuerdan (flasback) o
que prevén (flashforward).
d) Algunos
roles profesionales concretos: los hombres del espectáculo, los fotógrafos,
directores, etc.
e) El autor
protagonista: quien hace el films e pone a sí mismo en escena mientras hace el
film.
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