La estructura en
tres actos
El guión funciona en su conjunto. No se puede cambia runa parte de él
sin desequilibrar el resto. Reescribir es un proceso que exige tanto la visión
de conjunto como la atención al detalle.
Parte del proceso de escribir o reescribir un buen guión está en
encontrar una estructura sólida que soporte la historia. En otras palabras,
facilitar que el espectador se meta en la historia y se vea envuelto en ella
hasta el final. Esto es lo que significa construir la historia de forma
dramática. La composición dramática, casi desde los comienzos del drama, ha
tendido siempre hacia la estructura en tres actos: principio (set up), medio o desarrollo (development) y final o resolución (resolution). Generalmente, el ritmo del
tercer acto es más rápido que el de los otros dos.
En la mayoría de la sobras de teatro, esta estructura es muy clara. El
telón se cae después le primer acto mostrando el final del planteamiento de la
historia. Vuelve a caer después del segundo y a continuación, en el tercer
acto, se construye el climax y la resolución final. El paso de un acto al
siguiente suele llevarse a cabo con una acción o suceso llamado punto de giro (Turning point).
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El
planteamiento
Los primeros minutos de la historia pueden ser los más
importantes. La mayoría de los guiones
tienen problemas con el planteamiento porque es poco claro, no está bien centrado
o porque plantea todo menos la historia que quiere plantear.
El propósito del planteamiento es proporcionar la
información básica que necesitamos para que la historia comience. ¿Cuál es el
estilo?, ¿quiénes son los personajes principales? ¿Dónde tiene lugar?, etc.
El planteamiento se construye para darnos una pista acerca
de la columna vertebral o dirección de la historia.
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Comenzar
con una imagen
En la mayoría de las buenas películas, el planteamiento comienza con una
imagen. Vemos algo que nos proporciona una idea adecuada del lugar, ambiente o
época, etc. Las películas que comienzan con diálogo en vez de con una imagen
visual son más difíciles de seguir. Esto es así porque el ojo capta los
detalles con mucha más rapidez que el oído. Además, si de palabra se
proporciona algún tipo de información clave antes de que el público se haya
enterado de la historia, conozca a los personajes, etc., será difícil que recuerde esa
información y, por tanto, de que la incorpore. Por esto hay que procurar empezar
con una imagen.
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El
elemento catalizador
Después de la imagen inicial, comienza propiamente la historia.
Necesitamos que nos presenten a todos los personajes importantes que van a
formar parte de la trama. Necesitamos información acerca de la situación: ¿dónde
estamos? ¿Qué pasa aquí?, y algo (algún suceso), debe comenzar el relato. A ese particular suceso se le denomina catalyst
(detonante o catalizador).
Con el detonante arranca la acción de la historia. Algo pasa y, desde
ese momento, la historia queda definida. Ya sabemos cuál va a ser su columna
vertebral.
El detonante es el primer “empujón” que pone en marcha la trama. Algo
pasa, o alguien toma una decisión. Hay distintos tipos de detonantes, los más
fuertes son las acciones específicas que comienzan una historia. Algunas veces
el detonante se expresa a través de un diálogo. Es entonces una pieza de
información que recibe un personaje y nos orienta acerca del tema de la
historia. Esto es habitual es muchos telefilms.
Otras veces el detonante es de situación. Una serie se incidente so
sucesos que construyen una situación a lo largo de un período de tiempo.
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La cuestión central
El planteamiento de la película, sin embargo, no está
completo todavía. Aunque la imagen inicial nos haya orientado y el detonante
haya comenzado la historia, falta un ingrediente más antes de ponernos
definitivamente en marcha.
Toda historia tiene algo de misterio. Suscita una cuestión
en el planteamiento que será contestada en el climax. De ordinario se plantea
un problema o una situación que debe ser resuelta. Esta situación o problema
nos plantea una cuestión y, una vez planteada la pregunta, todo lo que sucede
en la historia se relaciona con esa cuestión. La mayor parte de las veces la
cuestión central se contesta afirmativamente al final de la historia. Una vez
que se ha suscitado la cuestión central, el planteamiento está completo. La
historia ya está lista para desarrollarse.
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