El aspecto visual de una película influye mucho en la forma
de concebir y, al mismo tiempo entender, el espacio y los personajes. Es por
esto que la fotografía en Blade runner
juega un papel importante a la hora de entender algunos elementos de la
película. En primer lugar, tenemos que matizar que Blade runner se trata de una revisión ochentera del cine negro y la
fotografía de Jordan Cronenweth contribuye a crear una atmósfera policíaca
bastante interesante. El efecto que crea la fotografía de Cronenweth, que hace
un uso brillante de luces de xenón[1], focos que proporcionan un
alto rendimiento a muy poca luz, es el de una atmósferas sucia y especialmente
oscura: los personajes a menudo están a contraluz, los rostros quedan escondidos
entre las sombras, creando un aura de misterio y soledad alrededor del
personaje. Y es que los personajes en la película dan muy poca información
sobre sí mismos y la poca que dan nos la dan sesgada o de una forma muy banal.
La información que dan es tan fugaz como las ráfagas de luz que atraviesan las
ventanas en el departamento de Deckard y que inundan sus rostros de
resplandores. Sobre este momento de la película, en el que Deckard y Rachael se
miran fijamente cuando los resplandores de luz iluminan sus caras de forma
intermitente, hay instantes en los que el plano se quema; esto insiste en la
concepción de una fotografía sucia o poco académica.
Por otro lado, también es muy interesante el contraste que se
establece entre los espacios de la Tyrell Corporation y los espacios de la
ciudad: los primeros utilizan una gama de tonalidades mucho más cálida, con
colores anaranjados y amarillos, que expresan una sensación de seguridad, de
calma y tranquilidad; mientras que los segundos utilizan una gama de tonalidades
frías, buscando reflejar la inseguridad, el desasosiego y la inquietud. Es muy
interesante cómo se establece de esta forma una tensión entre estas dos
tonalidades a lo largo de la película, tensión que se traslada al propio
espacio físico y se incrementada cuando los personajes que pertenecen al mundo
de las calles (los replicantes) invaden esos espacios cálidos, a los que no
pertenecen. Del espacio de las calles, resulta interesante el efecto que crean
las luces de neón y los carteles luminosos que favorecen esa estética underground y ciberpunk que emana de la película.
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