viernes, 18 de abril de 2014

Reseña de "Arrugas" de Ignacio Ferreras

Sáenz Valiente, productor, profesor y autor de un libro sobre técnica de animación, comenta: “antes de comenzar a trabajar sobre una idea hay que preguntarse si se puede realizar con actores reales sin que nada esencial cambie. Si la respuesta es positiva, la idea no es digna de una animación. En otras palabras, es insensato animar lo que se puede rodar directamente usando actores en vivo, y con mucho menos trabajo y costo”.[1]
            Estas son las palabras que Saénz Valiente expresa acerca de la idea sobre la que se va a escribir el guión de una película de animación. El planteamiento de Sáenz Valiente parte de una premisa equivocada. La técnica de animación no se debe quedar limitada a lo que no se puede hacer en cine de imagen real, sino que permite adentrarse en sus mismos temas. Arrugas de Ignacio Ferreras parte de una idea que podría haberse rodado perfectamente con actores reales; sin embargo, es una película que funciona muy bien en animación. Esto es así porque la técnica de la animación aporta un rasgo distintivo, hace más atractiva la historia desde un punto de vista formal. Sobre este aspecto, dice María Luisa Martínez Barnuevo que considera la animación como un modo de hacer película. Son películas realizadas con una determinada técnica, pero de una gran variedad formal, estilística y argumental. El dibujante, animador y realizador Antonio Navarro es de la misma opinión: “Para mí la animación no es un género, es una técnica. La expresión a la que se puede llegar con una película de animación es tan amplia que abarca todos los géneros”.[2] De hecho, en la gala de los Goya de 2012 Arrugas asiste a la ceremonia en la categoría de mejor guión adaptado, compitiendo con películas como La voz dormida, La piel que habito o Katmandú[3], poniéndose a la altura de una película real, de carne y hueso. Por otro lado, es necesario acudir a las teorías de Scott McCloud para comprender el atractivo de la imagen dibujada. Según McCloud, tanto un joven o viejo reacciona ante una caricatura con una sensibilidad igual o mayor de lo que haría una imagen real (…) luego está la universalidad de la imagen caricaturizada, por ejemplo, resulta obvio que cuanto más se caricaturiza una cara, a mayor número de gente representa[4]. Pedro E. Delgado en su libro El cine de animación[5] señala como una de las cuestiones importantes la identificación del personaje por parte del espectador. Podemos pensar entonces, según lo dicho por McCloud, que el dibujo consigue llegar mejor al espectador porque se reconoce a sí mismo en él con más facilidad y profundidad que viendo un rostro humano real. La identificación con el personaje animado es mayor y eso facilita que nos adentremos más en la historia. McCloud justifica esta reacción porque experimentamos un proceso de abstracción y simplificación cuando vemos una cara dibujada. Pilar Yébenes lleva esto un paso más adelante: a veces los personajes de animación son más reales que los de carne y hueso y el 2D nos transporta mucho más a su mundo que cualquiera de las rutilantes tecnologías 3D. Cuando sucede algo así estamos ante una obra maestra que perdura en el tiempo. Y este es el caso de Arrugas.[6] Incluso Paco Roca, el autor del cómic en que se basa la película, reconoce que si la película se hubiese rodado con actores habría sido demasiado dura. El cómic y la animación desdramatizan la historia. De haber rodado con actores hubiese sido demasiado dramática, habría perdido mucha fuerza[7]. Sobre la película de Ignacio Ferreras, Rocío García escribe en un artículo de El País que Arrugas es una historia real, árida, optimista y nada sensiblera sobre dos ancianos recluidos en un geriátrico. Esta mirada directa y real al mundo de la vejez de Arrugas sigue la estela de las grandes propuestas cinematográficas europeas e independientes, como Persépolis, Vals con Bashir o El gato del rabino, que se van liberando de la sombra de la animación infantil de Hollywood para presentar y afrontar temas adultos a través de los dibujos.

            No obstante, y sin llegar a ser tan radicales, podríamos decantarnos también por lo que dice Ignacio Ferreras, productor de Arrugas: la animación te permite contar la historia de forma distinta, identificarte de otra forma con los personajes.  La identificación con el personaje no es igual en una película de animación que en una película de carne y hueso. La técnica de animación no resta seriedad al tema que presenta la película, sino que se trata de una forma distinta de contar una historia en imágenes. Las historias son siempre las mismas desde la Antigüedad, pero la forma de contarlas sí que ha cambiado, adaptándose a cada época y contexto. El aspecto formal a la hora de narrar una historia importa mucho más que la historia en sí, y esto es lo que puede aportar la técnica de animación, por lo dicho anteriormente, por su atractivo, por su facilidad para llegar a un público heterogéneo. Por ello, la animación es otra forma distinta de transmitir una serie de valores y sentimientos que son universales, trascienden épocas y fronteras.

Bibliografía
DELGADO, Pedro E.: El cine de animación, Ediciones JC, 2000.

MARTÍNEZ BARNUEVO, María Luisa: El largometraje de animación español: análisis y evaluación, Datautor, 2008.
MCCLOUD, Scott: Entender el cómic. El arte invisible, Astiberri, 2005.

YÉBENES, Pilar: Arrugas. Del cómic a la gran pantalla, Six Sales, 2012.

YÉBENES, Pilar: Cine de animación en España, Ariel Cine, 2002.


Webgrafía

GARCÍA, Rocío: El largo viaje hacia el final de la vida, http://cultura.elpais.com/cultura/2012/01/20/actualidad/1327057895_504052.html, 20 de enero de 2012, [13 de abril de 2013]

GONZÁLEZ, Lucía: ‘Arrugas’ hace historia para la animación en los Goya, http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/20/comic/1329728017.html, 20 de febrero de 2012, [13 de abril de 2013]





[1] MARTÍNEZ BARNUEVO, María Luisa: El largometraje de animación español: análisis y evaluación, Datautor, 2008, pág. 66
[2] MARTÍNEZ BARNUEVO, María Luisa: El largometraje de animación español: análisis y evaluación, Datautor, 2008, pág. 52
[3] GONZÁLEZ, Lucía: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/20/comic/1329728017.html, 20 de febrero de 2012, [13 de abril de 2013]
[4] MCCLOUD, Scott: Entender el cómic. El arte invisible, Astiberri, 2005, pág. 30-31
[5] DELGADO, Pedro: El cine de animación, Ediciones JC, 2000, pág. 37-40
[6] YÉBENES, Pilar: Arrugas. Del cómic a la gran pantalla, Six Sales, 2012, pág. 22

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