Registros de habla pura
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Monólogo
dramático: tienen como regla general que un personaje habla con otro personaje,
que está callado. La limitación fundamental es que la actividad principal del
hablante no sea la narración, puesto que en tal caso sería un narrador y la
escena sería simplemente un marco para una narración secundaria.
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El soliloquio: Los teóricos de la narrativa
han utilizado la palabra soliloquio para describir otra clase de presentación
no mediatizada del habla de un personaje. Características:
1) El personaje habla en
realidad por un truco técnico, sus labios permanecen cerrados, pero oímos su
voz.
2) O está solo en el
escenario, o si hay otros, muestran por su comportamiento y acciones que no lo
oyen.
3) Tradicionalmente da
la cara al público.
4) No tiene por qué
nombrar a público, el pronombre de segunda persona o el imperativo se dirige
bien a sí mismo o a alguien que no está presente.
5) A i que no se habla
al pública sino que más bien éste oye por casualidad lo que dice el personaje para
sus adentros o alguien que no está presente.
6) El estilo y la
dicción del soliloquio suele formar una unidad con el diálogo normal del
personaje: por lo tanto si habla e una manera formal y poética a los otros
personajes, ése es también es estilo del soliloquio, no se intenta modificar s
lenguaje para mostrar que se trata de un fenómeno interior.
7) El contenido a menudo constituye una
explicación o un comentario de la situación del personaje.
8)
Los soliloquios son posibles en la narrativa siempre que sean puros, nunca
libres, por la sencilla razón de que deben ser reconocidos sin duda alguna como
habla y no pensamiento, o como una forma estilizada, expresionista, más allá
del simple pensar o hablar.
- Registros de pensamiento: Estilo directo libre=
monólogo interior
La manera más obvia y directa de tratar los pensamientos de un personaje es
tratarlos como “habla no pronunciada”, poniéndola entre comillas, acompañada de
señales como “él pensó”.
Podemos distinguir
el pensamiento directo libre, que es una forma de representación que en su
forma ampliada se llama monólogo interior. Las características que lo definen
son:
1) La referencia del
personaje a sí mismo, si la hay, está en primera persona.
2) El momento actual del discurso es el mismo que
el momento e la historia, por tanto cualquier predicado que se refiera al
momento actual está en presente. No se trata de un presente histórico que
expresa el pasado, son un presente real que se refiere a tiempo contemporáneo
de la acción.
3) El lenguaje: modismo,
elección de palabras y sintaxis, se identifica como el del personaje, haya o no
intervención del narrador en otras partes.
4) Las alusiones a
cualquier parte de la experiencia del personaje se hacen sin más explicaciones
que las que él mismo necesitaría.
5) No se supone que haya
otro público que el pensador mismo y no hay diferencia alguna a la ignorancia o
necesidades descriptivas de narratario.
6)
Es importante tener en
cuenta que esta caracterización del monólogo interior incluye la representación
tanto de las percepciones como de las cogniciones. Lo que distingue totalmente
al monólogo interior de las otras representaciones de la conciencia es su
prohibición de expresar enunciados, por medio de un narrador, de que el
personaje está en efecto pensando o percibiendo.
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El monólogo interior
en el cine
El cine utiliza poco el monólogo interior. Algunos
teóricos sugieren que se debe a la influencia de la escuela conductista de la
ficción moderna, que generalmente menosprecia el lenguaje y en particular, el
lenguaje del pensamiento. Lo más probables que. Como las películas lo muestran
todo, las voces en off han llegado a verse en general como inoportunas y poco
artísticas, y todavía más las que hablan con sintaxis truncada y con formas de
asociación libre. Conseguir el monólogo interior en el cine es bastante fácil
técnicamente. Lo único que se necesita es que la voz superpuesta sea
identificable como la del personaje, cuyos labios no se mueven.
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