Uno de mis profesores llegó a decir en su momento que "una película que comienza con un primer plano del rostro de una persona, necesariamente tiene que ser una buena película". Aunque no podemos tomar esta frase como una máxima, sí que es cierto que en la mayoría de las ocasiones en los que una película empieza así, estamos ante una muy buena película. Veamos algunos ejemplos:
Todas las mañanas del mundo (Alan Courneau, 1991)
Tras un fundido en negro, surge el rostro de Gerard Dépardieau. El plano dura 5 minutos y 30 segundos y no hay ni un solo corte. Se confían el momento más comprometido de la película a la capacidad del actor para captar al público. Aquí no hay trampa ni cartón, todo depende de si el actor es bueno o no.
Annie Hall (Woody Allen, 1977)
El rostro de Woody Allen es lo primero que vemos nada más empezar la película, que ganó cuatro Oscar en su momento.
La soga (Alfred Hitchcock, 1945)
Si nos olvidamos del plano de la calle que sirve para los títulos de crédito iniciales, el siguiente plano es de lo más impactante: un primerísimo plano de un hombre siendo asfixiado con una soga.
La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1972)
El rostro de Alex es lo primero que vemos nada más empezar la película.
El rostro de Alex es lo primero que vemos nada más empezar la película.
¿Hay algo mejor que empezar una película con el rostro de un actor? Sí, empezarla con el rostro de 17 actores como hace Stanley Kubrick en La chaqueta metálica.
Magical Girl
Kramer contra Kramer
Finalizada la secuencia de los títulos de crédito, el primer plano que vemos es el rostro de Maryl Streep.
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