miércoles, 18 de marzo de 2020

Algunos apuntes sobre el fado

Se trata de una canción y baile portugueses. El fado tiene dos tradiciones distintas: la más conocida de ellas es la de Lisboa; otra tradición independiente, aunque relacionada con la primera, recibe el nombre de fado canção de Coimbra (canción de Coímbra), que se ha desarrollado en la ciudad de Coimbra.

1. El fado de Lisboa
(i) Historia
El origen del fado ha sido foco de importantes debates. La mayoría de los investigadores están de acuerdo al afirmar que el fado surgió en los barrios pobres de Lisboa durante el segundo cuarto del siglo XIX. Fue un período que siguió inmediatamente a la cambio de la corte de Portugal a Brasil (1808-22), hecho que potenció el intercambio cultural entre los dos países. El fado tal vez sea el resultado de una síntesis de varios géneros musicales y bailes muy populares en Lisboa a finales del siglo XIX, y también de los nuevos géneros traídos a Lisboa en la vuelta de la Corte portuguesa desde Brasil. Estos géneros incluyen el lundum, un baile y canción brasileños de origen africano; la modinha, un tipo de canción de salón que se desarrolló en Portugal y Brasil desde mediados del siglo XVIII; el fandango, un baile portugués de origen español; el fado, un baile brasileño que aún hoy en día se puede encontrar en zonas rurales del estado de Rio de Janeiro; y la fofa, un baile que se puede encontrar en Brasil y Portugal. También es muy probable que el fado se bailase inicialmente con el acompañamiento de la guitarra de cinco cuerdas, muy popular por aquel entonces; un instrumento que fue desplazado por la guitarra portuguesa, muy popular en los salones burgueses de Lisboa de la época y que ha acompañado al fado desde entonces.

Los que estudian el fado han establecido varias fases de su desarrollo. Pinto Carvalha propuso el primer sistema de periodización en 1903. Propuso dos fases: una fase "popular y espontánea" (1830-68/9) caracterizada por un estrecho vínculo del fado con la prostitución y los sectores más marginados de los antiguos barrios de Lisboa, y una fase "aristocrática y culta" (1868/9-90) caracterizada por el ascenso social del fado, que pasaron a interpretarse en los salones y los centros turísticos de la burguesía lisboeta. Joaquim Pais de Brito (1983) señaló que, durante la segunda fase establecida por Carvalho, el fado se consolidó como género musical. Además, propuso dos nuevas fases de desarrollo. Una tercera fase (1890-1920), que se caracterizó por la diversificación en los distintos contextos sociales de la producción y transmisión del fado, incluyendo la gradual incorporación del fado en el teatro de revista portugués; y una cuarta fase, que comienza en 1930, y que se caracterizó por la profesionalización y "liquidación folklórica" del fado, por su transformación en una "expresión artística", por la eliminación de la improvisación y la introducción de innovaciones en los textos del fado y el estilo compositivo. La mayor parte de este período coincide con el régimen totalitario del Estado Novo (1926-74), que impuso la censura en los textos, exigió a sus intérpretes que obtuvieran una licencia para ejercer su profesión (lo que se llamó "carteira profissional") y para establecer las "casas típicas" para la interpretación del fado y las representaciones folklóricas de las tradiciones rurales. Durante este período, las grabaciones discográficas, la radio y el cine contribuyeron a difundir el fado y algunos de los intérpretes más notables del fado desarrollaron sus carreras, entre ellos estaban los cantantes Amália Rodrigues (1920-99) y Alfredo Marceneiro (1891-1992), el virtuoso de la guitarra y compositor Armandinho (1891-1946) y el violista Martinho d'Assunção (1914-92). Tras la revolución del 25 de abril de 1974, el fado vivió una etapa de decaimiento en su actividad, seguido de un resurgimiento. Desde entonces, ha venido desarrollando su actividad una nueva generación de intérpretes de fados, que ha introducido innovaciones mientras que ha seguido conservando, al mismo tiempo, sus elementos más característicos.

(ii) La práctica interpretativa
En el fado tenemos a un cantante como figura principal, los instrumentistas acompañantes y una audiencia; es muy habitual la comunicación a través de las palabras, la música, y la expresión facial y del cuerpo. Las interpretaciones de fados en directo son espectáculos de gran complejidad en los que los intérpretes cuentan historias, expresan ideas y emociones mediante una hábil interacción entre las palabras, melodías y sus variaciones, la calidad vocal, los gestos, la expresión facial y el diálogo instrumental. Las interpretaciones de los fados se estructuran también a través del contexto social, la coyuntura política, etc. El fado lo puede cantar tanto un hombre como una mujer, recibiendo el nombre de fadista o artista. Una guitarra o una viola constituyen el acompañamiento habitual; a veces, se añade una segunda guitarra o viola baixo.

El fado se puede escuchar en directo o a través de los medios de comunicación, incluyendo la radio, la televisión y las grabaciones discográficas. En Lisboa, los lugares donde escuchar interpretaciones en directo incluyen las "casas típicas", los conciertos en los grandes auditorios, el teatro de revista portugués y en las asociaciones de vecinos, en las tabernas y en los restaurantes locales que, de forma habitual, presentan a cantantes de fado aficionados. El fado de Lisboa se puede escuchar también en espacios similares de otras ciudades portuguesas e, incluso, a lo largo de todo el país, especialmente en el sur.

En todos los espacios donde se interpretan fados, el fadista es la figura principal. El público y los intérpretes consideran como una parte indispensable del fado, el acompañamiento instrumental, especialmente el realizado con la guitarra. Cada fadista utiliza su propio estilo en el fado a través de la improvisación melódica, un procedimiento denominado como "estilar". Los fadistas famosos por sus improvisaciones melódicas se conocen como estilistas. 

(iii) El repertorio
Teniendo en cuenta la estructura musical y poética como criterio principal, los fadistas clasifican su repertorio en dos categorías: el fado castiço y el fado canção. Estas dos categorías pueden entenderse como los dos extremos de un continuum que va desde unos pocos elementos fijos en el caso del fado castiço, y por tanto, con un amplio margen para la creación interpretativa, hasta una rigurosa fijeza de la mayoría de los elementos. El fado castiço, al que muchos fadistas llaman fado fado, fado clássico o fado tradicional, está considerado como el fado más antiguo y más auténtico. Dentro del fado castiço, se hace otra distinción de tres tipos anónimos de fados considerados a menudo como las raízes do fado, y que se cree que son los tipos de fado más antiguos. Estos tres fados básicos son el fado corrido, el fado mouraria y el fado menor. Estos tres términos y, en algunos casos, sus patrones de acompañamiento correspondientes, están documentados en las fuentes de los siglos XIX y principios del XX.

Estos tres tipos de fado tienen esquemas rítmicos y armónicos fijos (I-V) y un acompañamiento de patrón fijo que consta de un motivo melódico que se repite constantemente; a veces, con una ligera variación. Usando estos tres patrones como base, la melodía se puede componer o improvisar. Los textos, normalmente, utilizan las estructuras poéticas más comunes como la cuarteta o las estrofas de cinco, seis o diez versos. El acompañamiento, el esquema armónico I-V y el compás regular de 4/4 son los elementos identificadores de estos fados y son, básicamente, elementos fijos. El resto de elementos son variables. El fado corrido o el fado mouraria, en modo mayor, se interpretan normalmente con un tempo rápido y utilizan acompañamientos con patrones similares. El fado menor está en modo menor y, a menudo, utiliza un tempo lento.

Además de estos tres fados, hay alrededor de cien fados que utilizan un esquema armónico fijo, melodías fijas y, en unos pocos casos, un acompañamiento con un patrón fijo. En la mayoría de los casos, el acompañamiento varía y los instrumentistas lo desarrollan usando como base el esquema armónico. Los distintos textos se adaptan a esta estructura musical básica.

El fado canção se caracteriza por una estructura que alterna estrofas y estribillos. Las estructuras armónicas son más complejas que las usadas en el fado castiço. Las melodías no varían, pero el acompañamiento puede variar según el criterio del instrumentista. La improvisación vocal está más limitada que en el fado castiço.

El desarrollo inicial del fado canção está estrechamente vinculado a la incorporación de este géner en el teatro de revista portugués, que se produjo a principios e 1880. Para 1920 y 1930, el fado se convirtió en uno de los ingredientes indispensables de la revista, y su estructura se adaptó a las exigencias del espectáculo. Otra fase del desarrollo del fado canção viene marcada por los fados compuestos en los años 60 del siglo XX por Alan Oulman para Amália Rodrigues, que se caracterizan por el uso de una poesía erudita y armonías complejas.

Los textos de los fados tratan una variedad de temas, algunos de ellos hablan de los lugares donde se interpretaban los primeros fados (como las casas de prostitución, los barrios viejos de Lisboa), la gente vinculada con el mundo del fado, hechos concretos, sentimientos (como la nostalgia, la añoranza, los celos, la venganza y el odio), del mismo fado, la figura de la madre y las revueltas políticas (especialmente después de la revolución de 1974).

2. La Canção de Coimbra
El fado o canção de Coimbra es una tradición integrada dentro de la vida académica de la universidad medieval de Coimbra y consta de los siguientes géneros vocales e instrumentales: fado, balada y la guitarrada. Los intérpretes son, principalmente, alumnos, exalumnos y catedráticos de la Universidad de Coimbra.

El desarrollo del fado de Coimbra se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, cuando el fado y la guitarra de Lisboa se introdujeron en Coimbra gracias a los estudiantes lisboetas. Desde entonces, Coimbra ha desarrollado una tradición distinta de fado, que es una síntesis de varios elementos, incluyendo la música tradicional traída por estudiantes de varias partes del país, el belcanto italiano y, en primer lugar, el fado de Lisboa. La guitarra y la viola son los instrumentos principales a la hora de acompañar el fado y la balada y en las guitarradas.

La balada se caracteriza por su carácter político y la calidad literaria de sus textos, que utilizan melodías que enfatizan las palabras. La viola, a menudo tocada por el propio cantante, sustituye la guitarra como el instrumento acompañante principal. Este género sirvió de trampolín para el desarrollo de la canción política en Portugal durante los años 60 y 70 del siglo XX. Las guitarradas son composiciones para guitarra, acompañadas de la viola, que pueden encontrarse tanto en Lisboa como en Coimbra.

Bibliografía
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