miércoles, 8 de agosto de 2018

La ópera italiana durante la segunda mitad del siglo XIX

Verdi es un compositor que estuvo relacionado con el proceso de unificación italiana. Fue el único en hacer frente en el campo operístico a Wagner. En el ansia de libertad del entorno italiano, Verdi se convertirá en un referente. De hecho, su apellido se convertirá en un acróstico: Vittorio Emanuele Re D'Italia. Casi todas las obras de su primera época están marcadas por esta ideología. Los libretos se basan en conspiraciones, gritos de libertad, lucha contra la tiranía, etc. Esto se ve claramente en sus coros, donde se representa al pueblo oprimido (como es el caso del coro de los esclavos hebreos de Nabucco) o en los que se utilizan melodías que recuerdan a un himno nacional (como el caso de Ernani).


Este coro tiene un componente marcial, como en muchos otros coros de Verdi. Su primera ópera es Oberto, pero su gran éxito es Nabucco, sobre la lucha de los hebreos contra el tirano babilonio. La siguiente obra es Los lombardos, donde aparece otro coro del estilo de Nabucco. Aparte de su vertiente política, las óperas muestran a Verdi como un gran compositor mantenedor de la tradición italiana. Uno de los ideales de Verdi es poner música a Shakespeare.

La orquesta crece, pero no llega a tener la importancia que le da Wagner. Rigoletto, Il trovatore y La traviata suponen un cambio en la trama, se centra más en los personajes humanos y en la relación entre los personajes. El propio Verdi considera a Rigoletto como una obra revolucionaria de su catálogo. El personaje de Rigoletto utiliza un estilo declamatorio. La estructura de la escena se hace muy flexible. Este tríptico va a culminar con La traviata: aparece una conversación con el fondo de baile. Aparece un patetismo que refleja el alma de la protagonista, algunas escenas culminan con el declamado.


Las siguientes obras se van a ver influenciadas por la grand opéra, pensadas más para los teatros europeos que los italianos: I vespre siciliani, Don Carlo, La forza del destino, Aida. La propuesta de Aida es un conflicto entre el honor y el amor. Su obra maestra es Otello, donde plantea un drama de continuidad musical. La continuidad musical ofrece un cambio constante de texturas que se adecuan al propósito dramático: ya no hay arias ni dúos. La orquesta es más importante porque proporciona continuidad y cohesiona las secciones extensas. Desarrolla los motivos recurrentes: especialmente de los celos. Su última ópera es Falstaff, que es un homenaje a la ópera bufa.

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