Se trata de una danza popular del sur de Italia que también se usa en la música culta. Su nombre procede de la ciudad de Tarento (la antigua Tarantum), en Apulia. Hoy en día es un tipo de danza de noviazgo, interpretada normalmente por una pareja rodeada en corro por más personas, y acompañada con castañuelas y panderetas por los bailarines; de manera ocasional, los espectadores cantan durante la danza una melodía en compás de 3/8 o 6/8 de frases regulares que se alterna entre el modo mayor y el modo menor y que va incrementando su velocidad gradualmente.
El nombre de tarántula (Lycosa tarentula) también procede de la ciudad de Tarento, una coincidencia que podría haber potenciado la popular leyenda, pero desmentida en repetidas ocasiones, de que la danza (llamada "tarantula" en las fuentes literarias) era una cura para la picadura venenosa del arácnido. Una enfermedad conocida como tarantismo, muy extendida en el sur de Italia desde el siglo XV hasta el XVII, parece haber sido más bien un tipo de histeria que un síntoma de la picadura. Athanasius Kircher incluyó ocho canciones usadas para curar el tarantismo a principios del siglo XVII en sus Magnes (1641; iii, cap. 8), señalando que estas tarantelas eran "improvisaciones rurales". Todas ellas, salvo una, están en compás de 2/4, a diferencia de la tarantela tradicional, y todas tienen frases regulares que constan de ocho compases con una cesura después del cuarto compás y un punto de reposo en el séptimo y el octavo. Las notas de la melodía características de la tarantela incluyen notas repetidas, floreos superiores e inferiores, escalas y arpegios. Al igual que algunas correntes de principios del siglo XVII, que están escritas en compás de 2/4, las tarantelas de Kircher podrían haberse modificado para adecuarse a los patrones característicos de la danza; de hecho, la música de la tarantela en 6/8 de Kircher es muy similar a la típica corrente de principios del siglo XVII. En La danza de espadas y la tarantela de Schneider podemos encontrar siete tarantelas del siglo XVIII, unas españolas y otras italianas, y todas ellas en compases compuestos y con una estructura similar a los ejemplos mostrados por Kirchner.
La tarantela fue testigo de una recuperación como pieza de concierto en los siglos XIX y XX, tal vez por el entusiasmo que despertaba por su energía frenética de la que dieron cuenta escritores como Goethe y Rilke. En 1820, Cairon escribía sobre los movimientos violentos de la tarantela; sin embargo, desmintió la conexión con la tarántula, declarando que era una "idea ridícula". Las tarantelas para piano, normalmente en 6/8, van acompañadas de las indicaciones "Presto", "Prestissimo" o "Vivace", y a menudo constituyen piezas de marcado virtuosismo. Muchos de los elementos notorios de la música de la danza popular se reflejan en la tarantela para piano: la estructura de la frase tiende a ser regular, y los mecanismos melódicos son los mismos que los de la danza, aunque las escalas diatónicas de la danza se sustituyen frecuentemente por escalas cromáticas de gran virtuosismo. Las secciones se enfatizan a través de la modulación y con el contraste de tempos. El op. 43 de Chopin o la pieza Venezia e Napoli (1859, nº 3) de Liszt constituyen muy buenos ejemplos de la tarantela para concierto; otros como el op. 67 de L. M. Gottschalk, el op. 85 de Stephen Heller, el op. 82 de Anton Rubinstein, el op. 17 de Rachmaninoff y el op. 156 de Mario Castelnuovo-Tedesco constituyen ejemplos menos virtuosos.
Al final del movimiento de una sonata, una sinfonía o una suite también pueden tener cierto carácter de tarantela. Weber usó el ritmo de la tarantela en su Sonata para piano, op. 70; Richard Strauss utilizó temas de sabor italiano, entre ellos el de una tarantela, en Aus Italien, op. 16. Mendelssohn tituló el finale de su Sinfonía italana, op. 90 con el término "Saltarello", pero Tovey, citando a Rockstro, dijo que el legato del tema principal tan importante en el desarrollo es una tarantela; los ritmos del saltarelo y de la tarantela del final se diferencian por sus melodías. La tarantela de concierto también ha sido objeto de parodia: la mejor de todas ellas es la Tarantelle pour sang (avec traversée de la procession) de Rossini, donde el garbo de la tarantela es interrumpido en dos ocasiones por una procesión religiosa a la que acompañan campanas y un armonio. La Gothic Suite (1973) de William Albright para órgano, cuerdas y percusión termina con una "Tarantella demente" con la indicación "Presto furioso".
Bibliografía
A. Kircher: Magnes, sive De arte magnetica (Rome, 1641, 2/1643)
S. Storace: ‘A Genuine Letter from an Italian Gentleman, Concerning the Bite of the Tarantula’, Gentleman’s Magazine, xxiii (1753), 433–5 [incl. music ex.]
A. Cairon: Compendio de las principales reglas del baile (Madrid, 1820)
Marius Schneider: La danza de espadas y la tarantela (Barcelona, 1948)
A.G. Bragaglia: Danze popolari italiane (Rome, 1950)
B. Galanti: Dances of Italy (New York, 1950)
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